Por Jaime Torres Gómez
Continuando con las presentaciones de abono de la temporada de Corpartes, luego de una impactante presentación de la Camerata de Salzburgo, ahora correspondió el debut en Chile de la legendaria Orquesta de la Suisse Romande, junto a su director musical Jonathan Nott y el cellista francés Xavier Phillps.
Cabe señalar que este año, al igual que el anterior, se prevé la llegada de una cantidad inusual de orquestas internacionales de primer orden, comenzando con la Filarmónica de Viena (Municipal de Santiago), la Camerata de Salzburgo señalada y ahora la famosa orquesta suiza, dando cuenta del interés por recalar en Chile en el marco de sus giras al continente, destacándose así la capacidad de convocatoria local por atraer a agrupaciones internacionales de larga tradición.
Famosa por sus legendarias grabaciones con Ernest Ansermet -su fundador hace exactamente 100 años-, de alguna forma esta orquesta dejó de visibilizarse en el mercado del disco, constituyendo toda una interrogante verla en vivo, y así constatar su estado actual, no dejando de sorprender. En todo caso, considerando la mejora generalizada de las orquestas frente a la creciente calidad de las últimas generaciones de músicos, la Suisse Romande demostró no ser sólo un producto de marketing del pasado sino una realidad de la cual, junto a su espléndido director, se le vislumbra un futuro inmejorable como para retomar su presencia en el mercado discográfico de antaño.
Con un convencional programa, aunque de ninguna manera poco atractivo, pudo aquilatarse en plenitud las bondades de esta agrupación, asimismo la solvencia artística de su director y solista, constituyendo una de las presentaciones más impactantes de agrupaciones extranjeras en años. De homogénea sonoridad y perfecto ensemble, llamó la atención su aterciopelada cuerda, calidez de maderas y brillantez de los bronces.
Partió con una superlativa versión del “Preludio a la Siesta de un Fauno” de Debussy, obra clave del impresionismo musical y de elocuente libertad atmosférica por sobre cierta objetividad de relato. Jonathan Nott, con profundo conocimiento de la obra, acertó plenamente en el debido carácter requerido, dejando discurrir con naturalidad el cautivante influjo melódico inherente, soberbio manejo de las ondulaciones y transparencias, obteniendo la deseable sonoridad flotante (o suspendida) propia de la estética impresionista.
Luego, una solidísima versión del siempre bienvenido Concierto para Cello de Dvorak, ya presenciado dos meses atrás junto a un inspirado David Geringas junto a la Sinfónica Nacional. Ahora, con un también inspirado Xavier Phillips, demostró completo dominio de la obra, en sí de complejo requerimiento interpretativo. Con gran amplitud de sonido, Phillps desentraña con certero criterio musical aspectos pocas veces advertidos, acentuando con inteligente libertad una serie de elementos vernáculos presentes en la obra (lo bohemio y lo americano, ante las nostálgicas y evocativas circunstancias de su composición…), además de una generosa exposición de las líneas melódicas más diáfanos fraseos. El complemento de Nott, magistral y de completa empatía. Lamentablemente no fue posible obtener un encore del magnífico solista… , esperándose un pronto retorno a Chile, especialmente en el ámbito de la música de cámara.
Y con una antológica versión de la Tercera Sinfonía de Brahms culminó esta verdadera “fiesta musical”… . Nott, soberano en esta compleja obra, demostró completo dominio del mundo brahmsiano, proponiendo una síntesis de intelecto más profunda expresión de sentimientos. Junto a impactantes logros en texturas (de gran calidez), balances y claridad armónica, Nott opta por una estratégica elección de tempi (más bien lentos), que lograron equilibrar idiomáticamente las dialécticas fuerzas internas, imprimiéndole cabal coherencia discursiva. La respuesta de sus músicos, en total consubstanciación a una versión de irredargüible cátedra…
En suma, un debut de antológico resultado… , con una orquesta que hizo gala de su centenario prestigio, junto a un director de los más grandes que han visitado Chile en décadas y un solista de completa autoridad musical.