Anécdotas de las visitas a Chile de algunos mandatarios estadounidenses

Publicado por Equipo GV 14 Min de lectura

Por Arturo Alejandro Muñoz
Columnista Granvalparaiso.cl

 

 

Eisenhower en Santiago de Chile, año 1960Durante dos siglos (desde el año 1700 al año 1900), escritores, geógrafos y políticos de las naciones de Occidente, veían a Chile como la tierra del fin del mundo, una delgada y larga franja que se incrustaba finalmente en las bravías aguas del Cabo de Hornos y en las heladas elevaciones del continente antártico.

Durante esos mismos siglos, Chile fue el Finis Terrae del cual poco y nada se conocía, pues se trataba de un país alejado de las corrientes migratorias europeas, enclaustrado y aislado del resto de las naciones por impresionantes realidades geográficas que lo hacían único en el planeta…al este, el majestuoso cordón de la cordillera de los Andes; al norte, Atacama, el desierto más árido del mundo; al sur, Cabo de Hornos y la Antártica; y al oeste, el Pacífico inmenso y vasto, el más extenso océano del planeta. Allí, en medio de todo ello, estaba y sigue estando Chile.

Lo anterior puede servir para explicar por qué hubieron de transcurrir tantos calendarios para que ese bello territorio recibiera el arribo de visitantes de alcurnia.

Herbert Clark Hoover.

En 1928 se produce la primera visita a Chile de un presidente recién electo de los Estados Unidos de Norteamérica, Herbert Clark Hoover, quien llegó al país andino como parte de una gira cuyo objetivo era promover en Sudamérica la política del ‘buen vecino’, que la Casa Blanca requería como presentación para ordenar a las naciones que se suponía deberían ser sus aliadas sin dobleces ni remilgos.  Fue recibido por quien entonces era primer mandatario en Chile, el general Carlos Ibáñez del Campo. Permaneció solamente 24 horas en el país y después cruzó la cordillera de los Andes rumbo a Argentina.

La visita que efectuó ese Presidente Electo de Estados Unidos -Herbert Clark Hoover- a algunos países latinoamericanos y a Chile y Argentina en particular, en diciembre de 1928, fue uno de los acontecimientos interamericanos más significativos en la primera mitad del siglo veinte. Su importancia radicó no solamente en el hecho de haber sido la primera visita de un Presidente de Estados Unidos a estos dos países sudamericanos, sino también porque a partir de esa gira se habría iniciado una nueva orientación de la política internacional estadounidense hacia Latinoamérica, política que en la década siguiente el Presidente Roosevelt la habría proclamado como propia y llamándola también del “Buen Vecino”.

Dwight D. Eisenhower

En febrero 1960, Dwight D. Eisenhower, visitó cuatro países de la región o subcontinente sudamericano, Argentina, Brasil, Uruguay y Chile.  El generala  en jefe de las fuerzas aliadas occidentales en la Segunda Guerra Mundial, el líder del histórico Día “D” en Normandía, llegaba a Chile para fortalecer lazos con ese país y con toda Sudamérica, especialmente debido al temor que estremecía a Washington por los efectos de la revolución cubana bajo el mando de Fidel Castro y, principalmente, por el temor a que se expandiera el comunismo en esta zona del planeta.

Un día 29 de febrero de 1960 Eisenhower llegó a Santiago de Chile, en una visita de estado que se prolongó hasta el 2 de marzo de ese año, periodo en el cual se reunió con el entonces presidente de la república, Jorge Alessandri.  Entre las actividades que realizó Eisenhower estuvieron la reunión con el presidente en el palacio de La Moneda y la  presentación de ofrendas florales en el Monumento a Bernardo O’Higgins. Además, fue recibido en el Congreso Nacional donde realizó un discurso.

El presidente Eisenhower había arribado en un avión Lockheed VC-121E Super Constellation, concretando la primera vez que llegaba a Chile el denominado Air Force One.

El origen de la denominación “Air Force One”  proviene de una situación de las comunicaciones aéreas ocurrida el 24 de mayo de 1954. En esa oportunidad el presidente Eisenhower  se dirigía a Charlotte  en el estado de Carolina del Norte (EEUU), y mientras volaba a 19.000 pies sobre Richmend (Virginia), el piloto notificó como era habitual “Air Force 8610” usando el número de cola del avión.  Sin embargo en el mismo espacio aéreo se desplazaba un vuelo de Eastern Airlines  cuyo indicativo de radio incluía los mismos números 8610 (Flight 8610).

Ante la posibilidad de que se generara un problema que pudiera terminar en tragedia, la tripulación del avión presidencial comenzó a usar ese indicativo de radio para diferenciar e indicar la presencia del presidente en la aeronave, el Air Force One.

George Herbert Busch

Después que transcurrieron más de treinta años sin que un mandatario estadounidense visitara Chile,  llegó George Herbert Bush (o “Bush padre’), quien fue recibido por el presidente chileno Patricio Aylwin, y Bush padre se esmeró en elogiar el modelo económico vigente entonces en el país andino.

La verdad es que George Herbert Busch llegó a Chile en un momento que el país sudamericano cambiaba de régimen…de la dictadura, a una transición –muy complicada- hacia la democracia. Se esperaba mucho -tal vez demasiado- del mandatario norteamericano, y las expectativas en absoluto fueron satisfechas.

Bill Clinton

Si hubo un mandatario que se robó todas las miradas en la segunda versión de la Cumbre de las Américas (abril de 1998), ese fue Bill Clinton. Todos coincidieron en que era un hombre “afable y sencillo”, pese a que nunca habló directamente con la prensa y estuvo siempre rodeado por dispositivos de alta seguridad. Su comitiva era de mil quinientosmiembros, trescientos de los cuales eran agentes de seguridad.

Aún se recuerda su visita al restorán San Remo, en Santiago, hoy rebautizado como “La picá de Clinton”, donde, traspasando todas las barreras de seguridad, pidió una Coca Cola diet que tomó tranquilamente, para luego firmar autógrafos en las boletas. Desde esa fecha la botella vacía, junto al vaso en que bebió su Coca Cola, permanecen enmarcados en un lugar destacado del restorán, mientras que la dependienta que lo atendió armó supropio restorán en una ciudad ubicada en el sur de Chile con el apelativo que ella se había ganado: ’la morenita de Clinton’.

Pero, hay más, pues la exigente preocupación por la visita de Clinton jugó una mala pasada a los organizadores locales.  El excanciller chileno y exdirector de la OEA, José Miguel Insulza, la recuerda claramente: “hay una historia que nunca he podido corroborar, pero la cuento. El Presidente Clinton fue al sur de Santiago a última hora, y los organizadores se percataron de que los baños (rest rooms) del lugar estaban en muy mal estado. Entonces hicieron arreglar uno en ese momento… y bueno, el Presidente quiso ir, pero en vez de ingresar al baño arreglado, entró al del lado”, cuenta, entre risas, Insulza.

Una historia mucho más conmovedora recuerda el expresidente Frei Ruiz-Tagle: “En la comuna de San Miguel, al lado del Presidente Clinton se sentó una señora adulta mayor. Ella le contó que era auxiliar de enfermería y que gracias a su trabajo pudo educar a sus hijos, que eran todos profesionales. Clinton puso sus manos sobre los hombros de la señora y le dijo que su madre también era auxiliar de enfermería y que gracias a ella era Presidente”.

 Geeorge W. Busch (o Busch Jr.) 

La visita a Chile de George W. Busch ocurrió el año 2004 durante la celebración de la cumbre de APEC en Santiago, y fue causante de varias anécdotas. Una de ellas se produjo cuando el presidente chileno, Ricardo Lagos, se negó a instalar un detector de metales en el palacio presidencial para revisar a los invitados a la cena oficial para 400 personas, ofrecida en su honor tal como pedía la seguridad de Bush. Molesto, Lagos suspendió la comida. Finalmente, todo terminó en una cena de tan sólo 24 personas… y sin detector de metales.

Otro episodio, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo, fue el altercado que se generó entre la Policía chilena y los agentes de seguridad de Bush, en momentos en que el mandatario ingresaba a unos salones donde se ofrecía una cena a los líderes de la APEC.

En este contexto ocurrió el “round” entre su escolta y la policía chilena, en la Estación Mapocho. “Hubo un lío porque estaba indicado que los presidentes entraban por un pasillo y los guardias de seguridad por otro. El problema ocurrió porque él (Bush) trató de entrar con sus guardias por el mismo pasillo,  y los carabineros los detuvieron. Pero a los cinco minutos estaba todo superado”, relata el canciller de entonces, Ignacio Walker.

En Chile, Bush fue muy cuestionada por su rol en las guerras en Irak y Afganistán. Ello provocó variadas protestas e incluso se rumoreó que, para su seguridad, podría haber dormido en algún barco de la Marina estadounidense, frente a Valparaíso.

Barack Obama 

Luego de dejar Río de Janeiro, el Presidente de Estados Unidos inició su visita oficial de 20 horas a Santiago el año 2011, reuniéndose con el presidente Sebastián Piñera y con los ex presidentes de la Concertación: Patricio Aylwin, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.

Obama llegó a Chile aco`pañadp de su esposa, Michelle Obama, y de sus hijas Sasha y Malia, su suegra Marian Robinson,yla madrina de sus hijas, Mamma Key.

La permanencia de Barack Obama en el país fue resguardada por un fuerte contingente policial. El operativo de seguridad, de hecho, contempló a dos mil carabineros en las calles, quienes estaban coordinados con el Servicio Secreto de EE.UU.

Durante las distintas actividades que desarrollaron tanto Barack Obama como la Primera Dama estadounidense, hubo vigilancia a cargo de veintiséis (26) francotiradores del Gope (Grupo de Operaciones Especiales Policiales), que abarcaron el aeropuerto internacional, el Palacio de La Moneda, los hoteles Sheraton, Hyatt e Intercontinental, el Museo Interactivo Mirador y el colegio Cumbre de Cóndores, en la comuna de Renca.

En uno de los libros  que escribió después de esos viajes a Latinoamérica en marzo del 2011,  Barack Obama también recuerda lo que vivió durante una cena con Sebastián Piñera en Chile, en el mismo momento que se efectuaba una ofensiva norteamericana contra Libia.

Aquella cena en su honor fue ofrecida por el presidente Piñera el 21 de marzo –dos días después de autorizar Obama, estando en Brasilia, una “acción militar limitada” en Libia.

Cuenta Barack Obama en su libro: ““Estaba sentado en la mesa principal, escuchando a Piñera hablar sobre  el creciente mercado en China para el vino chileno, cuando sentí que me tocaban el hombro. Tom Donilon, mi asesor de seguridad nacional, me dijo entonces que un avión de combate estadounidense se había estrellado en Libia, mientras Piñera y su esposa, Cecilia Morel, seguían hablando sobre sus hijos y cómo se conocieron y cuál era la mejor época para v visitar la Patagonia”.

Obama recordó también la mirada inquisitiva de Piñera, quien le preguntó: “¿Todo está bien?”. Poco después el ex presidente estadounidense se enteró que los dos pilotos que iban en el avión estrellado se encontraban a salvo y sin novedad. Sin embargo, lo sucedido en aquella oportunidad lo hizo reflexionar.

“Cuando alguien me pide que describa lo que se siente al ser presidente de Estados Unidos, a menudo pienso en ese intervalo de tiempo en el que pasé sentado impotente en la cena de Estado en Chile, contemplando el filo de la navaja entre el éxito percibido y la potencial catástrofe”, expuso Obama en su libro.

* ¿Quién será el próximo presidente de Estados Unidos de Norteamérica que visite este bello país? Como es sabido, Donald Trump no lo hizo. ¿Lo hará Joe Biden?

 

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