Por Claudia Rojo, Coordinadora del Instituto de Ciencias Naturales UDLA Sede Viña del Mar.
El pasado 11 de febrero se celebró una vez más el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 2015. Esta conmemoración nos permite reflexionar acerca de la importancia de reconocer y valorar el aporte de las mujeres en la comunidad científica y tecnológica, además de destacar la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y de las niñas, lo que constituye un aporte importante al desarrollo económico a nivel mundial, así como también al progreso de los objetivos y metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
En Chile, el Ministerio de Educación (Mineduc) lanzó la política “Más Mujeres Científicas (+MC)”, una nueva vía de acceso a las universidades, fomentando de esta manera la incorporación de mujeres en carreras relacionadas con las ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas (carreras STEM). De las 45 universidades adscritas al Sistema de Acceso, 39 se adhirieron a esta iniciativa, entre ellas Universidad de Las Américas, dejando disponible un total de 2.358 vacantes. Con esto, se busca otorgar cupos adicionales y así aumentar la matrícula de primer año de las carreras STEM, que en mujeres apenas alcanza un 19%.
Los resultados de las postulaciones para la admisión universitaria del 2024 muestran un avance alentador. El aumento del número de mujeres seleccionadas en carreras STEM alcanzó un 16,8% respecto del 2023, creciendo de un 27,2% a un 30,2% la representación de mujeres en estas carreras. Con esto, se evidencia un progreso en la percepción y en la participación de las mujeres, desafiando los estereotipos y reduciendo las brechas de género que han limitado históricamente su participación en estas áreas.
Sin embargo, a pesar de estos avances, aún nos quedan desafíos por vencer ya que las brechas de género persisten, por lo que es muy importante fomentar no solo la participación inicial de las mujeres, sino que también su desarrollo profesional y permanencia en estas áreas. Las mujeres y las niñas tienen un rol fundamental en las comunidades científicas y tecnológicas, por lo que debemos seguir avanzando en políticas inclusivas y oportunidades igualitarias que favorezcan su participación y contribución, siendo reconocidas y valoradas como corresponde.