Por Cristián Fuentes V.
Académico escuela de Gobierno y Comunicaciones UCEN
Las pasadas elecciones en Chile dieron como resultado una suerte de empate. La actual oposición logró una mayoría exigua en la Cámara de Diputados y los mismos 25 senadores que obtuvo la derecha. A esta situación los ingleses le llaman “Hung Parlament” o Parlamento Colgado, lo que significa en los sistemas parlamentarios que ningún partido o coalición política tiene la mayoría suficiente para gobernar.
Tal es el caso del próximo Congreso chileno, aunque se da en un sistema presidencial, lo que obliga a buscar acuerdos amplios, pero que impliquen transformaciones concretas. Ello significa tener mucha habilidad para articular fuerzas sin perder el norte indicado por una hoja de ruta muy clara.
Nuevo Pacto Social y Apruebo Dignidad tendrán 37 diputados cada uno; ese es el primer anillo de coincidencias, aunque reconociendo que quien gobernará será Apruebo Dignidad si Gabriel Boric gana el balotaje. El segundo anillo está compuesto por los independientes y el Partido de la Gente, con quienes se deberá conversar con respeto y sin prejuicios, ofreciendo soluciones factibles a problemas específicos. El tercer anillo son los grupos de la derecha que están dispuestos al diálogo, para lo cual se requiere una negociación inteligente, programada en aproximaciones sucesivas. No es bueno repetir el error de “pirquinear” votos, como lo hizo Piñera con la Democracia Cristiana, ya que solo sirve para enredar, dividir y molestar, sin contar con una base real.
Es necesario actuar en la Cámara de Diputados pensando siempre en un Senado empatado, lo que implica concertar una coordinación bilateral permanente entre las bancadas de ambas Cámaras.
Desde el lado del Ejecutivo se requiere un Ministerio Secretaría General de la Presidencia ágil, flexible y pragmática, lo que demanda reclutar un experimentado equipo de negociadores, con un diagnóstico actualizado y una programación adaptada a las circunstancias. El objetivo es formar una mayoría funcional, un gran pacto de gobernabilidad al estilo de la jerigonza portuguesa, convocando a un bloque por los cambios que incluya a la sociedad civil organizada.
Nos encontramos ante una coyuntura compleja donde solo se puede avanzar si se tiene la destreza para sumar y no restar. Es difícil, pero no le queda otra opción a quien quiera gobernar con eficacia y viabilizar el nuevo marco constitucional que nos debe regir a partir de 2022.