Ilícitos de sus altos mandos tienen a Carabineros de Chile marcado por el desdén público, por lo cual le será difícil no sólo recobrar la dignidad de antaño, sino también volver a contar con el respeto y aprecio de la sociedad civil
Por Arturo Alejandro Muñoz
Columnista Granvalparaiso.cl
Que Carabineros es una institución importante y necesaria, nadie lo duda. Que su presencia en la sociedad chilena resulta vital para el buen ordenamiento cívico, tampoco es asunto a cuestionar. Las críticas comienzan al hacer referencia a los mandos superiores de la policía uniformada, pues allí pareciera existir un pozo negro saturado de malos elementos, como el país ha podido constatar en los últimos meses.
Sin embargo, esa herida purulenta no se produjo en los meses recientes, ya que comenzó a supurar hace más de una década, y quizás la prensa nacional prefirió callar y omitir información al público por orden de sus dueños, quienes históricamente han tenido sólida asociación con todas las instituciones uniformadas, las que históricamente les sirven de protectores a la hora de defender sus prerrogativas e intereses.
Sin embargo, las redes sociales y la prensa electrónica, mayoritariamente independiente y ajena a los conglomerados de la llamada ‘prensa canalla’ (Emol y Copesa, además de la TV abierta), comenzaron a echar luz sobre ciertos actos cometidos por algunos miembros de la alta oficialidad de Carabineros, y de allí en adelante una seguidilla de informaciones acusando a esos altos mandos de corrupción, abuso de fuerza y de autoridad, desembocó en los escándalos que hoy asfixian y desprestigian a la institución policial.
La innegable debilidad mostrada por los gobiernos de la Concertación y de la Nueva Mayoría en relación a la dependencia de las instituciones armadas respecto del poder civil democrático, permitieron que ellas actuasen bajo órdenes e iniciativas emanadas de sus propios mandos internos, sobrepasando la autoridad del gobierno de turno, cuestión que ha sido observada no sólo por periodistas nacionales, sino también por corresponsales de la prensa extranjera.
El abuso de fuerza y de autoridad ha sido una constante de esa institución en su actuar frente a situaciones que son de conocimiento público, como ha ocurrido con las actuaciones de sus funcionarios ante algunas movilizaciones de estudiantes y trabajadores, y muy particularmente en la Araucanía, donde no sólo fueron sobrepasados los límites de la acción propia de un cuerpo policial sino, además, se cometieron graves ilícitos al estructurar montajes para inculpar a civiles y, como si ello no bastara, articularon “escuchas telefónicas” al intervenir ilegalmente móviles (celulares) de periodistas y funcionarios del Ministerio Público.
En los últimos años, las más altas jerarquías de la institución policial han cometido serios ilícitos, muchos de ellos por omisión y no pocos por participación directa. Los casos de mayor relevancia y gravedad involucran a generales, más aún, a Directores Generales de Carabineros. He aquí los principales.
Eduardo Gordon(Director General de Carabineros entre mayo de 2008 y septiembre de 2011). El denominado caso PacoGate salpica su mandato (malversación de fondos, por un monto cercano a $22.000.000). Por ello, según consignó el diario @elmostrador.cl, el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago, formalizó a este ex general de Carabineros por los delitos de malversación de caudales públicos, y le dejó con arraigo nacional y firma mensual. En la misma instancia fue formalizado también el general en retiro, Jorge Serrano. Ambos son acusados luego de que se descubriera una malversación de fondos al interior del Departamento de Relaciones Públicas de Carabineros por una suma de veintidós millones de pesos durante 2010 y 2011.
Precisamente en el 2011, la Contraloría General de la República cuestionó unos gastos del departamento mencionado por 21 millones. Este dinero fue posteriormente restituido por Jorge Serrano de su propio bolsillo, algo que alertó al Ministerio Público. Más tarde, el general Eduardo Gordon devolvió ese dinero a Serrano.
En principio se dijo que esa plata fue donada a fundaciones, pero realmente habría sido gastado en regalos a personal cercano a Gordon,consistentes en equipos electrodomésticos, carteras y regalos de matrimonio.
El Fiscal regional de Magallanes, Eugenio Campos, quien está a cargo de la causa, hace mención a la entrega de 10 lavadoras que supuestamente fueron entregadas a la Fundación Teletón, pero que luego se determinó que no se entregaron.
Además, este ex general había sido denunciado por el periodista chileno Patricio Mery en el 2011, quien lo acusó de ocultar la participación de su hijo en un accidente automovilístico, ordenando a sus subalternos modificar el parte policial.
Gustavo González Jure (Director General de Carabineros 2011-2015). Según consta en documentos oficiales, cuando era capitán encabezó el pelotón de carabineros que el año 1988 asesinó (disparándole por la espalda) a Sergio Albornoz Matus, que tenía sólo 14 años de edad. Este crimen está registrado en el Informe Rettig y, aún más, reconocido como tal en la página de Derechos Humanos “Memoria Viva”.
En el muy publicitado ‘caso Compras’, año 2012, cuando Carabineros adquirió irregularmente artículos varios para su Departamento de Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC), malversando mil seiscientos millones de pesos ($1.600.00.000) de los fondos públicos, según constató un informe de la Contraloría General de la República, el general González Jure era nada menos que el jefe del área involucrada (el TIC).
Finalmente, está el “caso Firmas Falsas”, el año 2013, en el que González Jure aparece también involucrado, pues incumplió una resolución emitida por el Juzgado de Garantía de San Bernardo -causa RUC 0901030871-K- al expulsar injustamente de las filas de la institución al cabo Renis Jaramillo, ya que éste era inocente de la imputación de manejar un vehículo en estado de ebriedad. González Jure se permitió incluso soslayar el informe que la Contraloría General de la República le había hecho llegar oficialmente.
Bruno VillalobosKrumm (Director General de Carabineros, desde septiembre de 2015 a marzo 2018).Contó siempre con el cobijo de la ex presidenta de la república, Michelle Bachelet, quien se empecinó en no solicitarle la renuncia al cargo, pese a que la responsabilidad de este general en el mega fraude conocido como “PacoGate”, y que estremeció a Carabineros de Chile hasta sus raíces, era innegable.
Villalobos Krumm, mediante la estructuración de algunos sumarios internos tendientes a calmar a la opinión pública y dar señales –tardías y equívocas- de autoridad, quiso mantener su conducta habitual de protección a sus funcionarios, pero el escándalo había escalado a un fraude con cifras voluminosas (casi veintiocho mil millones de pesos)`, a la vez que su grado de responsabilidad administrativa en esos hechos era total.
Amén de este delito, en el año 2011, en su rol de Jefe de Inteligencia, ordenó escuchas ilegales telefónicas. Este caso también fue denunciado por algunos periodistas a la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados de Chile, y pese a ello desde la Moneda nada dijeron ni hicieron.
A la postre, el “Caso Huracán” terminó por sepultar la carrera de Villalobos Krumm debido a los montajes realizados por oficiales de “inteligencia” de la institución policial, con los que pretendían engañar al Ministerio Público y culpar mañosa e ilegalmente a comuneros mapuche de acciones delictuales que ellos aseguraban no haber cometido. Estos hechos abrieron un forado en el ya venido a menos prestigio institucional y, además, dieron origen a una delicada controversia con el Ministerio Público, cuestión que la entonces presidenta de la república tampoco supo zanjar.
Villalobos Krumm presentó su renuncia al cargo de Director General de Carabineros en el mes de marzo del 2018, ante el recién electo presidente de la república, Sebastián Piñera.
No es posible dejar sin mención al general Gonzalo Blu Rodríguez (ex Director Nacional de Inteligencia, Drogas e investigación Criminal de Carabineros), involucrado de lleno en las operaciones de montaje en la Araucanía, responsable además de la participación en ellos de un civil, Alex Smith, conocido como “el Profesor”, cuyos títulos profesionales que exhibía resultaron ser certificados falsos, según informaron instituciones serias como INACAP y la Universidad Mayor.
El presidente Piñera ha nombrado a un nuevo Director General, el señor Humberto Soto Isla, quien era la sexta antigüedad, por lo que su nombramiento “barre” con los generales que le antecedían, debiendo estos pasar a retiro.
Sin embargo, las aguas no se han aquietado, ni mucho menos. Apenas el nuevo Director General asumió sus funciones, una copia -’reservada’- de su hoja de servicios salió a la luz pública dada a conocer por el diputado Hugo Gutiérrez. En ese documento se señala que en su época de teniente de la policía uniformada, el hoy general Soto fue castigado con varios días de arresto debido a que concurría habitualmente -en la ciudad de Concepción- a un conocido burdel cuya regenta era su amiga personal.
El asunto del burdel y de la amistad con la regenta, a estas alturas del partido, viene a constituir casi exclusivamente una anécdota de mal comportamiento del oficial, pues lo que interesa y llama a preocupación es comprobar que desde el interior de los departamentos de “Inteligencia” y de “Personal” de Carabineros, alguien está filtrando información al exterior. Ello es muy grave, y señala, sin margen de dudas, que el alto mando institucional continúa afectado por dos graves enfermedades: corrupción y caos interno, por lo que el nuevo Director General deberá extremar esfuerzos, trabajo y capacidad de liderazgo, para llevar a buen término el deseo que informó a la prensa: “espero que mi institución sea nuevamente reconocida como la mejor del país”. Dura tarea.