Por Arturo Alejandro Muñoz
Columnista Granvalparaiso.cl
¿Será posible estructurar un nuevo gobierno sin gente adecuada ni programa conocido? Es lo que pasa en Chile actualmente. Por desgracia, acá no existe posibilidad algina de formar una argamasa a partir de un big-bang político, pues ni siquiera han caído los viejos muros del neoliberalismo rampante para, al menos, suponer que a pesar de la nada misma hay alguna materia –gaseosa o sólida- que posibilite la indispensable explosión fecunda.
Chile, digámoslo crudamente, está hoy en la estacada política…flotando en la penumbra de un vacío cuyos límites son también desconocidos, y siendo, por tanto, tarea ímproba armar una argamasa vital sin los materiales adecuados.
Los electores miran a su alrededor y encuentran los mismos nombres de políticos que tienen más de treinta años abrazados a la ubre fiscal. Muchas cosas han cambiado en el país, pero ellos no…ellos continúan adheridos a la piel y a la carne de la nación cual lapas pegadas en la roca.
El estallido social de octubre 2019, las masivas movilizaciones populares, el empoderamiento de la gente común, los fuertes ataques de las redes sociales, la casi nula aprobación mostrada por las encuestas de opinión etc., etc,…nada de ello ha hecho mella en esos políticos. Siguen pujando, como si todo lo ocurrido en estos dos últimos años fuese asunto de tono menor, para continuar mamando de la teta fiscal, para seguir usando y abusando de privilegios que a estas alturas de los acontecimientos mucha gente los considera inaceptables.
Y allí están los viejos tercios del persistente duopolio pontificando cínicamente sobre democracia, republicanismo, justicia y solidaridad. Son los apellidos de siempre; entre muchos otros encontramos a Melero, Coloma, Lavín, van Rysselberghe, Moreira, Chahuán, Matthei, Girardi, Pizarro, Insulza, Muñoz, Teillier, Montes, Allende, Letelier…al acecho, agazapados y dispuestos a saltar sobre su presa favorita: el Estado, el Fisco, Chile.
Los ciudadanos han soportado durante décadas a esos predadores. Para la mayoría de los chilenos han sido treinta años de humillaciones, corruptelas, mentiras y traiciones. Treinta años trabajando duro, recibiendo salarios bajos y endeudados hasta la tercera generación…todo ello para que algunas sanguijuelas continúen gozando de un nivel de privilegios y confort tan altos que son envidiados por sus pares en Latinoamérica.
La presión popular aturdió a Piñera, lo desestabilizó. Esa misma presión influyó en el Congreso y en el propio Tribunal Constitucional para obtener por tercera vez el retiro –individual y voluntario- del 10% de los fondos previsionales. El gobierno tambaleaba…el mandatario tenía detractores incluso al interior de su propio bloque político, y se avizoraba una profunda crisis de gobernabilidad en su último año de mandato.
Parecía ser la hora de -¡por fin!- satisfacer las demandas impetradas por el pueblo que tantas veces se había movilizado masivamente para protestar por el estado de cosas vigente, pero…
Sí, pero….como siempre… la mano amiga de algunos senadores, dizque oposición, surgieron para sacarlo del embrollo. Encabezada por la presidenta del Senado, Yasna Provoste, una reducida comisión de vetustos políticos “progresistas” visitó la Moneda y, luego de sostener una reunión con el mandatario, sus integrantes salieron orondos y felices hablando de trabajar con el gobierno en una agenda de extraño nombre, “Mínimos Comunes”, en lo que resulta ser a todas luces un Pacto de Gobernabilidad que, a la postre, beneficiará principalmente al primer mandatario, quien, sintiéndose nuevamente seguro (pese al bajísimo –casi nulo- apoyo ciudadano), insistió de inmediato con una de sus propuestas resistidas por el pueblo: envió al Congreso una indicación para otorgar un 2% adicional a las Administradoras de Fondos de Pensiones. El ’gatopardismo’, presente una vez más en el mundillo político.
Favor con favor se paga, debe haber pensado doña Yasna Provoste…y para ello, para pagar favores presidenciales, decidió armar una nueva “cocina” al interior del hemiciclo legislativo, llamando a su vera a tres viejos amigos, tres ‘cocineros’ expertos en estas materias de engañar y embolinar al respetable: Jorge Pizarro, Guido Girardi y José Miguel Insulza.
Las prácticas habituales, las ‘cocinas’ ya conocidas, las falsas promesas, los enjuagues, en fin, todo lo que se hizo una y cien veces desde el Congreso para dejar al pueblo en la estacada, contra la pared, humillado y traicionado, volvieron en gloria ymajestad. ‘Mínimos comunes’…¿qué será eso? ¿Habrá una lista de esos ‘mínimos’ que suponemos son aceptados por ambas partes de la ‘cocina’?
Pues bien, ¿gente como esta es la que presentarán las tiendas políticas para administrar el país y legislar en “una época de profundos cambios post pandemia”, como pomposamente informa la prensa? ¿No hay renovación de nombres en ChileVamos y en NuevaMayoría?
Alguien dirá que nos queda la alternativa de los “jóvenes iluminados” del Frente Amplio…Boric presente…o de alguna golondrina escapada de la bandada…Jiles presente.
Parece improbable que los viejos tercios exconcertacionistas, los ‘cocineros’, acepten una elección primaria con la participación del candidato comunista Daniel Jadue (que se ve muy fuerte en las encuestas), con el joven Boric e incluso con Pamela Jiles. Sin primarias en ese sector, es otro el sector que saca de inmediato cuentas alegres.
Entonces, ¿qué hacer? se preguntan muchas personas. ¿Por quién votar? Sin primarias en la centroizquierda, sin nombres nuevos, sin programa consensuado, sin liderazgo visible, sin candidato único… es la derecha la que espera agazapada para saltar sobre su presa favorita: la Moneda.
Según parece, esta vez tampoco habrá un Big-Bang en el paisaje político chileno.