Por Ignacio Paz Palma
Académico Escuela de Gobierno y Comunicaciones, U.Central
La esencia del periodismo es garantizar que los lectores, espectadores o auditores tengan acceso a información de calidad y veraz, donde los ejercicios de interpretación sean fundamentados y sobre todo el trabajo se entienda desde la premisa que el derecho a la comunicación es un Derecho Humano.
Pero lo anterior tiene sustento sólo cuando hay un ejercicio ético y profesional comprometido con la ciudadanía y no como un brazo más del poder político y económico, como se ha visto en muchos medios chilenos en estos tiempos en que el país está convulsionado y vive en una efervescencia social donde la información y la comunicación toma una relevancia suprema.
El periodista y académico colombiano, Omar Rincón, expone en uno de sus estudios que “los medios perdieron su careta de intermediarios sociales autónomos e independientes y se convirtieron en actores políticos y militantes de la libertad de empresa, el capitalismo financiero y las voces de sus amos: sus dueños y sus anunciantes” A tres meses del levantamiento social, ello cobra mucho sentido.
Principalmente hemos visto a los canales de televisión y a diarios de circulación nacional dando tumbos, omitiendo información, mintiendo y distorsionando la verdad. Se negaron a referirse a las violaciones de DD.HH durante los 10 primeros días de la crisis hasta que todo era tan evidente que no era sostenible una conducta de esa naturaleza.
Se conoció el pacto de editores de canales y diarios con las máximas autoridades de La Moneda para homogeneizar la información. Todo aquello fue desenmascarado por otro actor: las redes sociales, herramienta que permitió al periodismo independiente poner los pies en la calle, hacer su trabajo en terreno y también dedicar a filtrar y analizar el caudal de imágenes que llegaban para discernir qué era periodísticamente publicable y cuál información se podía o no corroborar.
En tiempos de crisis como los que hoy se viven es cuando se asumen desafíos importantes para el periodismo. En este punto los procesos sociales son altamente complejos, por lo tanto, la interpretación de los fenómenos debe hacerse en este contexto, no basta solo con informar, además, debe ser un trabajo basado en el respeto, en la ética y en hechos concretos. Esa mezcla permitirá entregar una interpretación y mirada reflexiva desde el conocimiento histórico de la cultura social hasta la comprensión de las trasformaciones y demandas actuales.
Por ello, el ejercicio del periodismo con enfoque en derechos humanos es relevante pues permite enfrentar coberturas complejas con resultados que, con el correr del tiempo, harán recobrar la confianza y credibilidad de un oficio que hoy se ve marcado por lo que el académico de la Universidad de Icesi de Cali, Marcelo Franco, denomina periodismo mascota, aquel que bate la cola ante su amo buscando la aprobación y caricia por parte del poder. Muy lejos de aquel periodismo concebido como una profesión democrática, básica para aportar a la construcción social de una nación justa e igualitaria.