El periodismo político oficial sintoniza con las mismas ideas cliché sobre las próximas elecciones municipales, buscando desarraigarlas del contexto político del país y del mundo, de manera que aparezcan como eventos cívicos locales donde lo que interesa son las personas y no quienes la nominan, las financian, las respaldan. Esto forma parte de la desinformación y la manipulación mediática que el poder ejerce sobre la población.
Por Hernán Narbona
Porque omite ese periodismo de marketing político y farándula, comentar sobre la concentración del poder, la falta de democracia interna en los partidos políticos, lo que hace evidente en caudillos internos que han construido sus máquinas de operadores, de alguna forma remunerados, con los cuales aseguran control de porciones de poder, lo que les da el espacio para nombrar incondicionales como candidatos de su secta partidaria para cualquier cargo de representación popular. En los programas oficiales de pseudo debate, las voces van pauteadas, se invita a los que bailan con la melodía oficial y el dueño de la pelota, que filtra a quienes invitar o qué preguntar, es el dueño del medio, lo que significa de facto, hacer invisibles a los movimientos políticos contestatarios que se rebelan en contra este estado de cosas.
La democracia basal de un militante, un voto, es utópica, toda vez que al interior de los partidos políticos, son las cúpulas las que cocinan las nominaciones y reparten el queso. Y a la hora de los quiubos, ambas coaliciones, tanto la Nueva Mayoría como Vamos Chile, saben pragmáticamente blindar el sistema para que no aumente la competencia y el reparto se mantenga. En definitiva, se ha visto al trasluz de los diferentes procesos por corrupción, léase casos Caval, Penta, SQM, Corpesca, MilicoGate, Trasantiago, Colusiones surtidas, Fusiones de AFP para evadir impuestos, etc,, que los partidos políticos hacen sonajera discursiva, pero coinciden en no tener voluntad política real para enmendar la plana. La Comisión Engels sufrió este cinismo político de “en la medida de lo posible” que está instalado en el ADN institucional.
En este contexto, las elecciones municipales son el momento político nacional que tomará la temperatura a una caldera social en ebullición. Los medios oficiales ningunean y tildan de populismo a las opciones republicanas y ciudadanas anticorrupción, que buscan gestión municipal que sirva a los habitantes de la ciudad y no a poderes fácticos como el inmobiliario, el retail o los oligopolios del transporte local. En el trasfondo están los reclamos por la desprotección , el movimiento No Más AFP, los rechazos a proyectos como el Mall Barón, que defienden por igual la Nueva Mayoría como el Alcalde UDI.
Hay candidatos independientes que ha debido buscar alero en tiendas partidarias, con lo que asumen resignados el costo que eso significa, en términos de margen de maniobra y libertad de acción. Pero, en la papeleta de octubre, vendrán los que han podido construir espacios alternativos, como ha sido en Valparaíso el Pacto La Matriz, que definió con Primarias Ciudadanas su candidato a Alcalde, el Abogado Jorge Sharp. Estos grupos o movimientos desde una pobreza franciscana, al no contar con los recursos oficiales del Estado a través del Servel, han tenido que volver a esa política antigua, con ideas y voluntad. Pero esto del financiamiento, que aparece como una desventaja, ha generado en el plano ciudadano un ánimo de compañerismo, un sentimiento poderoso de colaboración y unidad, lo que no excluye la sana competencia de candidatos, pero que los aglutina en una mística que hace rato no se veía en las campañas políticas. Como no hay dineros para financiar promotores, guardias de afiches, pintores pagados, solicitadas en los medios, ni para grandes lienzos o gigantografías, el punto de inflexión ha sido patear los cerros con una convicción de cambio, centrándose en los vecinos que sufrieron el incendio, la burocracia, el sectarismo.
Y estas fuerzas ciudadanas que aparentemente son nuevas o emergentes, están expresando el sentir de mucha gente que por décadas ha estado frustrada, descreída de esos caudillos que se rotan y se heredan los mismos operadores rentados en los cerros. Es así que, en forma natural, ha surgido un ánimo de cambio, una sensación que se nota en las conversaciones que el pacto ciudadano va desplegando en barrios, plazas, recorridos que cada cual financia de su bolsillo, llevando una palabra de cambio ético a la sucia política que se ha divorciado del pueblo para servir a los poderosos de siempre.
Y subiendo la mirada a lo internacional, observamos que esto también pasó en España, con los Indignados, con el Podemos y el Movimiento Ciudadanos; esto también significó la acción ciudadana en Argentina para sacar a la Señora K de la Casa Rosada, hay un común denominador que se centra en este filtro de la blancura que la gente buscará aplicar el 23 de Octubre, y es el principio anticorrupción de Manos Limpias para recuperar el gobierno local con la gente, que es un compromiso por la transparencia y fin a las malas prácticas.
Asumiendo la complejidad del territorio, se sumarán los talentos y competencias que están disponibles en estos sectores ilustrados que quieren hacer ciudad y velar por los intereses armónicos de los barrios, frenando la codicia de quienes han cooptado las instituciones regionales y comunales con proyectos que han sido depredadores y sin respeto al carácter patrimonial de la ciudad.
Aunque el Pacto Ciudadano agrupe a jóvenes dirigentes que entran a tomar la posta de la política comunal, lo cual fortalece una mirada de futuro, detrás de ellos está el sentimiento republicano de una gran mayoría silenciosa, principalmente de sectores medios agobiados, donde muchos cargan la culpa de haberse abstenido, pero que esta vez sí votarán. Para decirle no más a los que forman parte de una dominación encubierta con el libertinaje, por el populismo de los bonos, el individualismo consumista. Hay una gran clase media republicana que ya no comulga con ruedas de carreta y que se ha dado cuenta que la abstención, el voto voluntario, se implantaron para que la gente regalara ese espacio a los partidos, los que representando menos del 3% de la población han monopolizado el poder para servir a sus aliados, los intereses económicos dueños de este país.
Hay un sentimiento que se siente en las ferias, entre los emprendedores, en los trabajadores públicos de la comuna, los pobladores que esperan aún la reconstrucción. Octubre será ciudadano.
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