RICARDO LAGOS ESCOBAR, ¿EL DEDO QUE CAMBIO LA HISTORIA?

Publicado por Equipo GV 7 Min de lectura

Por  Sue Carrié y Alejandro Lavquén
Directora y Coordinador General de Carrié Comunicaciones

ricardolagLa respuesta que el ex presidente Ricardo Lagos Escobar dio a las diputadas comunistas Camila Vallejo y Karol Cariola, debido a las afirmaciones que estas manifestaron públicamente sobre él, levantaron polvo en el escenario político. Y no fue una simple polvareda. Primero, Vallejo expresó que el ex mandatario “no tiene la legitimidad suficiente para ser un candidato (presidencial) que represente realmente la renovación”. Cariola se sumó a los dichos de su correligionaria agregando que “una candidatura de Lagos no me convoca. En su gobierno hubo una mirada neoliberal”.

Pues bien, antes de que pasemos a lo de fondo acerca del ex presidente, permítanos un excurso. Si finalmente Ricardo Lagos llegase a ser el candidato de la Nueva Mayoría en la próxima elección presidencial, ¿cabe alguna duda de que las dos diputadas aludidas, así como el PC en su conjunto, apoyarán sin titubeos su candidatura? Si lo hicieron con la presidenta Michelle Bachelet después de afirmar que no serían el comando juvenil de la entonces candidata, ¿por qué nuevamente no lo harían? Tampoco está de más recordarle a la diputada Cariola que ella es parte de un gobierno con “una mirada neoliberal”. En ese aspecto las pruebas sobran.

La respuesta del ex mandatario y presidente de la Fundación Democracia y Desarrollo no tardó en llegar: “Si leen los libros de historia van a saber lo que hizo el señor Lagos antes de que nacieran (…) Nacieron el año 90, son producto de la democracia difícilmente recuperada”. A simple vista pareciera que la réplica de Lagos Escobar es un azote a la juventud que se atreve a opinar de personajes “ilustres” que contribuyeron a la historia de Chile. Ante esto, sería oportuno recordarle al ex mandatario que es la juventud de hoy, y posiblemente la de mañana, la que seguirá sufriendo las consecuencias (educación, salud, economía) de lo que la dictadura nos dejó y que la Concertación continuó administrando durante sus más de veintiséis años de gobierno sin mayores cambios de fondo.

El discurso del ex mandatario no debería extrañarnos. Su réplica obedece a la estrategia comunicacional que utiliza desde el 25 de abril de 1988 cuando en el programa de televisión De cara al país de Canal 13, conducido por la fallecida periodista Raquel Correa, izó su dedo índice y apuntó hacia la cámara encarando, con tono soberbio y autoritario, al dictador Augusto Pinochet. En aquellos años enfrentarse, en esos términos, al comandante en jefe del Ejército no era para nada un acto pusilánime, es más, se requería de coraje. Pero mantener ese tono en la actualidad, más aún con sus pares, resulta sospechoso.

Lagos Escobar se caracteriza por contar con una mirada aguda y fija, utiliza una voz pausada y petulante que pareciera decirlo todo en un santiamén y que no puede ser refutada. Esta actitud ha hecho que prácticamente la totalidad de los periodistas que lo entrevistan eviten encararlo con preguntas “directo al hueso” como, por ejemplo, su conversión al neoliberalismo y contubernio con los empresarios desde su cargo de Presidente de la República entre los años 2000-2006. Los hechos que demuestran esta realidad son contundentes. Cuando el ex mandatario les responde con ese tono y argumentos a las diputadas Vallejo y Cariola confirma una vez más lo planteado. El ex mandatario está convencido de que gracias a su dedo se logró el triunfo en el plebiscito de 1988 y que la historia así lo asume. Y, como los futbolistas, habla en tercera persona como si eso le diera un status popular a su vanidad, dejando de manifiesto la admiración que siente por sí mismo.

Desde el punto de vista comunicacional, utiliza la soberbia y altanería, incluso la prepotencia, para encubrir sus errores, su apostasía, y la corrupción que se rodeó a su gobierno. Verbigracia: el caso Mop-Gate. Su puesta en escena no tiene otro objetivo que intimidar a sus interlocutores, en especial a los periodistas, que finalmente terminan tratándolo con guante blanco, aunque las apariencias pudieran expresar lo contrario. Es más, jamás ha levantado el dedo para apuntar a un político o empresario corrupto, con nombre y apellido, lo que hace suponer que el dedo levantado ante el dictador pudo haber sido solo un lapsus.

Así también, pareciera que Ricardo Lagos se niega a reconocer que si pudo estar en un programa de televisión durante la dictadura, fue gracias a los espacios ganados por la movilización popular durante las protestas nacionales. Esté de acuerdo o no, él y sus acólitos, ese espacio ganado durante los años ochenta se debió fundamentalmente al trabajo de base del Partido Comunista, MIR y Socialistas, más sectores no golpistas de la DC y el gran aporte de la Vicaría de la Solidaridad. No fue un espacio ganado exclusivamente por los dirigentes políticos de oposición.

Vale mencionar, además, que la “democracia difícilmente recuperada” que menciona el ex mandatario no ha sido tal, sino que se trata de una transición interminable hacia la verdadera democracia que, con políticos como Ricardo Lagos Escobar, será difícil de alcanzar. Una democracia se sustenta en la participación real de la gente, no en el dedo o ardides comunicacionales del ex presidente y posible futuro candidato.

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