Por Arturo Alejandro Muñoz
Columnista Granvalparaiso.cl
La prensa nacional chilena, al igual que muchos medios informativos internacionales, hablan de un recambio político en Chile de tal magnitud y relevancia que, en estricto rigor, podría constituir el diseño de un nuevo escenario que el país andino ofrece a las naciones del subcontinente sudamericano.
Los días 15 y 16 de este mes de mayo 2021, las ciudades y pueblos chilenos vivieron una intensa y extensa jornada electoral, de verdad una jornada histórica para el país de Mistral y Neruda. No sólo hubo elección de alcaldes, sino también la hubo de Gobernadores (que hasta ayer eran designados directamente por quienes ocupan el cargo de presidente de la república), Pero, tal vez lo de mayor importancia está centrado en que por primera vez en su Historia, Chile eligió soberana y democráticamente a quienes se encargarán de redactar un nuevo texto constitucional, el que deberá ser presentado a la ciudadanía para que esta lo apruebe (o lo rechace) en un plebiscito ad hoc. La Constitución Política del Estado, la Carta Magna, la “madre de todas las leyes”, no será estructurada entre cuatro paredes por un grupo de expertos, como lo fue hasta hoy día, sino que será producto de la participación ciudadana a través de los constituyentes (convencionales constituyentes) que el electorado eligió.
Lo anterior es el resultado de meses de manifestaciones, protestas y movilizaciones populares que culminaron en octubre 2019 con el ya histórico “estallido social” que remeció al mundillo político hasta sus cimientos, y que se inició con la masiva protesta que cientos de estudiantes secundarios realizaban en las estaciones del metro (tren subterráneo) de Santiago exigiendo educación pública de calidad entre otras impetraciones.
¿Por qué el autor de esta nota habla de un “terremoto político” en Chile, desglosado de los comicios del 15 y 16 de mayo? Las razones se encuentran en los puntos siguientes.
Durante 30 años el país fue administrado por dos bloques políticos principales –Chile Vamos (centro derecha) y Concertación/Nueva Mayoría (centro izquierda)-, los que de acuerdo a lo expresado por una parte de la civilidad conformaban algo así como un duopolio político, ya que en sus respectivos gobiernos consensuaban las medidas más importantes a legislar. Estos dos bloques fueron los grandes perdedores en la jornada electoral reciente. De hecho, algunos de sus dirigentes ya hablan de una necesaria “reingeniería política” al interior de ellos, pensando en la próxima gran batalla electoral que se avecina: la elección presidencial y parlamentaria en noviembre 2021
Las mujeres irrumpieron con fuerza en estos comicios. Son grandes ganadoras. Lograron la paridad de género para la Convención Constituyente (81 mujeres, 74 hombres), y el triunfo en algunas de las más importantes alcaldías del país, como es el caso de la Municipalidad de Santiago, donde por primera vez en la historia de Chile una mujer –miembro del partido comunista además-, resultó electa (Irací Hassler). Algo similar ocurrió también en la ciudad de Vila del Mar, ya que una muy joven Macarena Ripamonti, de tan sólo 29 años de edad perteneciente a uno de los grupos políticos de reciente formación, como es el izquierdista “Frente Amplio”, obtuvo los votos necesarios para lograr el triunfo.
En elecciones de gobernadores, alcaldes y concejales, las mujeres muestran hoy un magnífico 49,7% del total de electos (77 mujeres), frente al 50,3% de los hombres (78 varones), sin duda una sensacional marca que pone a las mujeres en el plano que siempre han merecido, el de la igualdad de género. Un ejemplo para el resto del subcontinente.
Otro punto destacado fue sin duda la tendencia general en la votación hacia los movimientos sociales, así como una verdadera bofetada no sólo al vieja estructura partidista, sino también al “sacrosanto neoliberalismo”, asunto que tiene con evidente preocupación a los vetustos dirigentes del ya mencionado duopolio, perdedor absoluto en esta jornada.
Todo lo mencionado preocupa muy especialmente a los dirigentes de la centroderecha, quienes confiaban en mantener el dominio de los llamados dos tercios (2/3) para impedir que la nueva Constitución pudiese desechar algunos de los acápites principales impuestos en 1980 por los “chicago boys” y la dictadura militar. No lo lograron. La centroderecha quedó lejos de ese guarismo, pues necesitaba obtener a lo menos 52 convencionales constituyentes (de un total de 155)…y sólo logré la elección de 37 convencionales. Una derrota dolorosa para ese tradicional sector de la política chilena.
¿Y los grandes triunfadores, quiénes fueron? Sin lugar a dudas, los independientes. De hecho, en la Convención Constituyente son la mayoría con 48 asientos, y en lo político (elección de alcaldes, concejales y gobernadores), obtuvieron un contundente 56,8%.
¿Y la nota amarga, el punto negro en estos comicios históricos chilenos? La alta abstención. Aunque el Servicio Electoral de Chile aún no ha entregado datos oficiales al respecto, se estima que el 57% de los electores no concurrió a sufragar, y que sólo el 43% de ellos lo hizo.
Sumando y restando, Chile vivió el 15 y 16 de mayo una jornada histórica. En estas líneas hemos entregado sólo algunos puntos de la misma. Ya habrá tiempo y datos para ahondar al respecto.