Por Andrés Silva
Investigador Escuela de Economía y Negocios, U.Central
Hay una creciente preocupación por las brechas salariales, de educación, de género y de oportunidades para el desarrollo de los hogares en Chile. Menos nombradas, pero también relevantes, son las brechas alimentarias. Los hogares de altos ingresos comen distinto de aquellos de bajos ingresos y esta diferencia, luego, se ve reflejada en la prevalencia de obesidad y enfermedades relacionadas.
Parece necesario visibilizar las diferencias de gasto en alimentos de los hogares chilenos, para implementar políticas públicas que apoyen, sobre todo a aquellos de más bajos ingresos, a alcanzar un consumo más saludable y, aún mejor, más sostenible social y ambientalmente. Si bien es cierto, es esperable una brecha de gasto entre hogares de altos y bajos ingresos, es más complejo y necesario cuantificarla.
Por quintil de ingreso, los hogares no solo difieren en el gasto en frutas y verduras, sino también, en el lugar de compra. Los hogares de bajos ingresos concentran sus compras en ferias libres, las que, además, tienen precios significativamente más bajos que los supermercados. Como resultado, la brecha de gasto en pesos en frutas y verduras es mayor que las brechas en kilos comprados. Es decir, las ferias libres están ayudando a acortar la brecha de gasto de frutas y verduras en Chile.
Estos resultados vienen a confirmar el rol de las ferias libres en mejorar el acceso a frutas y verduras en los hogares de bajos ingresos. En un contexto de creciente obesidad, el desafío es buscar formas para seguir modernizando las ferias libres: formatos online de distribución, packaging y desarrollo de alimentos de valor agregado para responder a las demandas de los hogares modernos. La modernización de las ferias libres no es solo importante para los feriantes, sino de interés para los hogares de bajos ingresos de Chile.