Cuando el orden de los factores altera el producto

Publicado por Equipo GV 2 Min de lectura

Catalina Maluk Abusleme
Directora  Escuela de Economía y Negocios, U.Central
Catalina Maluk fotoMás allá del debate respecto de la conveniencia o no de rebajar la jornada laboral a 41 o 40 horas y cuánto incidiría en la productividad, conviene abrir la discusión para dejar de centrarnos en el trabajador como el único responsable de este indicador que, además, es tan esquivo para Chile.

La productividad es una consecuencia de varios factores y no solo de las personas, como se ha señalado en algunas oportunidades. Es lo que se conoce en economía, como la Productividad Total de Factores que incluye las mejoras o innovaciones tecnológicas, la eficiencia y, por cierto, la calidad de la mano de obra. Diferente es hablar de productividad solo como la mera relación entre insumo y producto final.

No es novedad que todos los índices de productividad del país, según los estándares de la OCDE, sean deficientes. En el ranking de esta organización de la que somos miembros, Chile, es el quinto país menos productivo y con la jornada laboral más extensa. En el otro lado, Alemania tiene la productividad más alta con la jornada laboral más corta.

Además, el porcentaje del PIB que destina Chile para la inversión en I+D es seis veces menor que el promedio de la OCDE (2,34%), es decir, la más baja del club.

La pregunta de fondo, tal vez, no debería circular en torno a trabajar menos, sino a trabajar mejor, es decir, en condiciones adecuadas y desde una mirada multidimensional, en la cual la reducción de la jornada laboral sea la consecuencia de un debate de fondo y con visión de futuro.

Así las cosas, vale la pena preguntarse qué pasa con la correlación de factores que esta vez, si parece alterar el producto.

 

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