Por Francisco Doren.
Experto en economía y fundador de www.fondoalerta.cl
El lunes 14/08/2017, el ministro de hacienda Rodrigo Valdés dio a conocer nuevas restricciones al multifondo, que estarían incluidas en las reformas que el ejecutivo ingresará a la cámara junto a la creación del Consejo de Ahorro Colectivo para la administración del 5% de cotización adicional de cargo del empleador.
Dice el ministro que el propósito del multifondo no es “ganarle al mercado” sino ofrecer alternativas de inversión a los afiliados de acuerdo a su perfil de riesgo, por lo que propondrán aumento del plazo en los cambios de fondo y limitarán dichos cambios solo a fondos adyacentes.
Aumento del plazo entre solicitud y materialización.
Hoy el plazo para estos cambios es de 4 días hábiles (al principio era de un día, es decir, usted solicitaba el cambio y al día siguiente sus fondos estaban cambiados) lo que en sí constituye una desventaja enorme para los afiliados:
- Frente al resto de los inversionistas que toman decisiones de ejecución instantáneas de compra y venta de activos financieros
- Frente a los vaivenes de los mercados financieros globales, hoy interconectados a la velocidad de la luz.
Esta medida va exactamente en contra del objetivo de todo el sistema actual de pensiones: mejorar la rentabilidad y seguridad de los fondos de pensiones. Esta medida empeorará nuestra capacidad de reacción, aún más.
Cambios solo a fondos adyacentes.
Como usted sabe hoy existen 5 fondos, denominados A (más riesgoso), B, C, D y E (más conservador). Hoy nos podemos cambiar libremente a cualquier fondo. La propuesta nos obligará, por ejemplo, si queremos pasar del fondo A al E, a cambiarnos al fondo B, luego al C, luego al D, y finalmente al E. Si hoy hacer lo mismo nos toma 4 días hábiles, con la nueva norma nos tomaría 16 día hábiles (casi un mes).
Sumado al potencial aumento de plazo explicado en el punto anterior, estos cambios terminarán por sepultar la principal característica del multifondo: la democratización del proceso de inversiones de los fondos de pensiones.
Valdés justifica estas medidas diciendo que la gente pierde plata cambiándose de fondo indiscriminadamente, como “jugando a la polla gol”, lo que es cierto. Muy distinto es cuando se hace con metodologías, perseverancia, conocimientos y la información necesarios.
¿Deben tener los trabajadores chilenos la mayor libertad posible para gestionar su fondo de pensiones?
La visión paternalista, nos aconsejaría que no. La mayoría de las personas no entienden de inversiones, riesgos, crecimiento sostenido y el analfabetismo es generalizado. El estado debe decidir por ellos.
Por otra parte existen muchísimos profesionales capacitados, con conocimientos y experiencia en los mercados financieros como para asesorar a quién lo desee en la gestión de su multifondo. Esta industria, de la que fuimos pioneros, se ha ido desarrollando y en el mercado deben existir unas 10 a 15 firmas dedicadas al tema con seriedad. Para un mercado de 10 millones de afiliados es aún muy poco. En lugar de incentivar el desarrollo de esta industria, el estado prefiere inmovilizar a los afiliados en su capacidad de reacción frente a los vaivenes de los mercados financieros. Es muy importante que sean muchas las empresas asesoras, porque paradojalmente, si alguna de estas firmas logra captar una cantidad importante del mercado, perjudicaría a sus propios clientes por el efecto manada entre los afiliados.
Más o menos democracia.
Democracia implica libertad de elección. La creación del multifondo en 2002 democratizó el proceso de inversiones de los fondos de pensiones. Hasta hoy es el afiliado el que elige cuánto riesgo tomar y cuándo. Cercenar esta libertad de elección aleja definitivamente al afiliado con la gestión de su fondo de pensiones y de su sentido de propiedad. Lo dijo Fernando Paulsen en Tolerancia Cero: “el fondo de pensiones no es mío si no puedo hacer nada con él”; se equivoca, puedes decidir cómo administrarlo, cuánto riesgo tomar y cuándo.
Al decir que la gente debe invertir sus fondos de pensiones de acuerdo a su propio perfil de riesgo y permanecer allí por largos períodos de tiempo, es negarse a aceptar que la volatilidad llegó para quedarse, que crisis como la del 2008, que períodos de bonanza como el que vivimos ahora o vivimos el año 2009 no van a volver a repetirse.
Si la estrategia de la inamovilidad aconsejada por el gobierno es aceptada por los trabajadores, vale. Trabajen en educar y convencer de que es una buena estrategia. Al mismo tiempo respeten la libertad de elegir que tenemos hasta ahora y no le agreguen aún más restricciones.
Finalmente, cabe preguntarse ¿a quién perjudica que los afiliados puedan ejerzan su libertad de elección a cabalidad?