Por Rogelio Antonio Mata Grau (@pensadorluz)
Docente (Panamá)
En la película “casa blanca” el prefecto Francés ordena el cierre del café de Rick, ante las presiones de los nazis. Cuando el personaje interpretado por Bogart le pregunta por el motivo, el policía le contesta: “Estoy sorprendido. Me he enterado de que en este tugurio se juega”. En ese momento un empleado del local llega y le entrega al prefecto un fajo de billetes y le dice: “Sus ganancias, señor”.
Los indicios por corrupción detectados en nuestro país por la existencia de abundantes informaciones nos pueden llevar a situaciones igualmente delirantes. Y quizás ya no nos extrañemos si, en mitad de una rueda de prensa, nos encontramos con algún cargo público lanzando diatribas contra la corrupción, mientras algún croupier pasa a toda velocidad y le entrega un sobre o una caja de puros de contenido inconfesable.
Ya lo vimos por las cámaras de alguna de las televisoras del país una tarde que un “padre de la patria” le mostro a la ciudadanía un fajo de billetes, como pago de la corrupción, y las autoridades ola y usted. El deterioro del sistema ha llegado a niveles escandalosos cuando ya el propio Presidente de la República está acusado de prácticas de corrupción.
La corrupción ha hecho metástasis, los hechos demuestran que el comportamiento de la corrupción es semejante al comportamiento del cáncer. Por contagio o metástasis se multiplican las células cancerígenas, las células mortales. Igualmente los hechos demuestran que este cáncer de la corrupción está instalado en nuestra sociedad y va contaminando imparablemente a más y más células, tejidos y órganos de nuestra sociedad, los tres órganos del Estado están invadidos del tumor de la corrupción.
Lo que viene sucediendo en el Órgano Judicial (Corte Suprema de Justicia) me recuerda la sobrecogedora novela “”Ensayo sobre la ceguera”, del premio Nobel José de Souza Saramago. Es impresionante cómo la corrupción enceguece hasta el punto que a una institución que debe ser esencialmente imparcial, como la Corte Suprema de Justicia, se la pretende configurar descaradamente parcializada a favor de uno u otro Presidente de la República para que sea su escudo para cuando deje de ejercer.
El hecho es escandaloso, porque evidencia que los responsables de que se constituya dicha Corte imparcial para que haya justicia, eligen y presionan para imponer Magistrados de colores, en vez de jueces supremos para servirle a la justicia y a la nación.
Por suerte está emergiendo un movimiento anticorrupción que a mi juicio son fuerzas sanas, integradas por sectores que antagonizan con las actuales fuerzas políticas y económicas que están de turno en el gobierno, de forma incipiente están emergiendo fuerzas que a la postre estarían en capacidad de derrotar a los principales agentes de la corrupción político administrativa en el país. El desmantelamiento de ese entramado ilícito que carcome al Estado y a la sociedad debe ser iniciado por la cabeza. Y de inmediato, hay que continuar con las mafias políticas territoriales y locales pero hay que iniciar desde arriba.
Esas fuerzas sanas de la nación, que tienen identificada a la corrupción política-administrativa como el cáncer que ha hecho metástasis en todos los niveles del Estado y de la sociedad, recogen los intereses de gran parte de los trabajadores, campesinos, indígenas, afrodescendientes y clases medias, jóvenes independientes pero también, de importantes sectores empresariales (pequeños, medianos y hasta grandes) que están resueltamente interesados en enfrentar ese fenómeno en nuestro país Panamá. Entenderlo, es de gran importancia para el momento actual. Podemos romper el celofán y sacarla del estadio.