Hay generaciones que crecieron escuchando en sus casas las palabras compañero/camarada. Durante años estos conceptos eran indicadores de relaciones fraternales entre una inmensa mayoría de personas, que se reconocían entre ellos como iguales.
Con los compañeros se iba a las reuniones del sindicato para redactar el pliego de peticiones, o fijar el día de la huelga y eso significaba salir a la calle con carteles y el estandarte escrito con toda su historia. A mano y brocha gorda se iba escribiendo “abajo el chancho burgués”, “abajo la ley”, “muera el tirano” y la memoria nos lleva a esos de “pan, techo y abrigo”, lo que en la nomenclatura actual podría definirse como Derechos Humanos fundamentales, asunto que se debe justamente a decenios de marchas y protestas, de largas huelgas y ollas comunes. Solicito hagan un viaje para recordar la huelga de los obreros del carbón allá por los años sesenta.
Casi todos los que se trataban de compañeros/camaradas habían conocido las letras en el libro OJO, con profesores normalistas, escuela pública pura y dura, de la casa al trabajo caminando, o mirando el cielo desde un peldaño en una Ovalle Negrete o la Matadero Palma. En esos años la patria no era OCDE, miles de cabros chicos llegaban a pie desnudo…. a pata pelada a la escuela y no había Mall.
En esos tiempos ya existían colegios pagados, cabros chicos bien alimentados, gomina Brancato, vestidos en Los Gobelinos, y cuyo desayuno se los había preparado la nana, o empleada doméstica de esos tiempos, lo que dejaba pausa para entender que había empleadas salvajes…… en este Chile donde hay un mar que tranquilo te baña.
Y la educación pública, aún quedan en todas las ciudades de Chile estructuras construidas por la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales, que han soportado todos los terremotos, escuelas a los cuales una vez por semana iba un dentista que atendía gratis a los que tuvieran un problema. Había también una enorme cocina donde en el recreo de la diez se repartía un tazón de leche, (aporte de Alianza para el Progreso) de color azul….. con dos galletas.
Los camaradas/compañeros salían a predicar la palabra de la bandera, y como si del mes de María se tratara para vender el diario del partido, que en sus páginas centrales mostraba el progreso de la gran patria roja y se incitaba que tras esos pasos había que ir marcando los de este lado del planeta, que eso era lo justo y lo correcto. Los planes quinquenales tirando la raya para la suma… funcionaban.
Había un día en Octubre en que como si de talibanes se tratara, estaba el terno negro y la corbata roja, el ternito mejor planchado con agüita de quillay, entonces la sede del partido dejaba de oler por un día olor a perro mojado, y todos escuchaban serios al camarada que pocos logros comentaba, más bien hablaba de las tareas por venir, de las veces que había que ir saliendo a las calles para mejorar la vida, después de manera ordenada había un vino de honor, se brindaba por los compañeros/camaradas que habían participado en el aniversario anterior y que no estaban.
Muchas veces se brindó para la memoria de los que murieron de silicosis, o un accidente de trabajo, o también por los que fueron asesinados en una manifestación pidiendo mejores condiciones salariales, y su foto pasaba a formar parte de la memoria del sindicato, esas fotos en blanco y negro con marcos de madera tallados….era lo que había.
En concepto compañero/camarada sabemos que viene desde tiempos de los antiguos, desde los primeros que se juntaron y que a partir de contar sus penas, sus desgracias, y haber encontrado a los responsables de sus miserias, se conjuraron y se llamaron así, desde ahora nos llamaremos compañeros, y es entendible, en las escuelas nos llamamos compañeros de curso, todos iguales tratando de aprender, todos iguales para dar pasos mejores.
Compañeros/camarada se llamaban entre ellos los que bajaron a Iquique, los de Ranquil, los de La Coruña, los pobladores de la José María Caro, los de El Salvador o Pampa Irigoin en Pto Montt, así se trababan esos chilenos, clase obrera, matrimonios jóvenes o con chicos a pata pelada en la escuela primaria, ellos con la confianza y el dirigente con la palabra, y en el cuaderno del partido…….las cuotas al día.
Durante decenios los chilenos se reconocían bajo estos dos conceptos, nunca fueron de conocimiento público los abrazos en el Club la Unión, porque se quiera o no hay dos Chile, aunque los números de manera mañosa y mal intencionada quieran demostrar lo contrario. Millones de chilenos tienen en su historia un origen pobre, un pueblo chico de Puerto Montt al norte o en algún cerro en Valparaíso. Esos que nacieron en un campamento en El Teniente y cuyas casas desaparecieron, chilenos que nunca podrán volver para mostrar a sus nietos las calles de la mejor pichanga de la tarde, cuando en negro Neira marcó el gol con que se ganó el partido.
En esos años los padres llevaban a sus hijos a las reuniones del sindicato, allí se dieron cuenta que el viejo pedía cosas justas y que todas eran para él, porque esos pasos eran avanzar hacia el futuro, eso de mejor calidad de vida y mejor escuela. Posiblemente fueron en esas reuniones donde eso de llamarse compañero/camarada se fue multiplicando y de la misma manera que los antiguos miles y miles se fueron nuevamente reconociendo.
Y los calendarios no son un gato de loza en la esquina de un mueble, ese concepto también fue juntando a todos aquellos que reivindican tareas pendientes, y ahora ya no era el sindicato, era la universidad y el liceo y este asunto llegó a todas las esquinas de la patria y de manera tozuda e insistente la palabra compañero/camarada se niega a ser enterrada.
Cuanta parafernalia para insistir en que hay que llamarse gente, para abandonar el lado de los indigentes. Por arte de magia se cae y rompe la pirámide social, ahora casi todos iguales como en una cuenta en algún banco o casa de créditos.
Nada más malo que quedarse en el pasado sin aceptar los cambios de los tiempos, pero lo lamentable es abandonar las deudas de los tiempos. Cuantos chilenos trabajaron por años y años y nunca salieron de la pobreza, se murieron en la misma pobla de siempre sin ver el mar, diciendo esto como un detalle.
Lamentable que los monaguillos de la Internacional, hayan abandonado a los pobres, diciendo que el sueldo mínimo es lo que hay…………realismo político, le dicen.
Por Pablo Varas.