Coletazos de la campaña: grave amenaza brota de la desesperanza

Publicado por Equipo GV 8 Min de lectura

Al igual que en la Alemania de ‘entre guerras’, en nuestro Chile siglo veintiuno comienza a brotar de la desesperanza un peligro mayor, el nacionalismo fundamentalista y totalitario

Por Arturo Alejandro Muñoz
Columnista Granvalparaiso.cl

Partido politico Unidos por la Fe proclama a José Antonio Kast como su carta presidencialEste largo proceso eleccionario que en términos concretos comenzó en el pasado mes de marzo, se caracterizó por una campaña política que inició su andar tibiamente –de manera casi aburrida, podría decirse- para derivar en una saga de ataques entre los dos candidatos que alcanzaron el balotaje. Promesas sin soporte, plagio de ideas, apropiación de hechos ajenos, mentiras por doquier, uso inadecuado de figuras prestigiosas a favor del propio interés, etc., fueron asuntos que la ciudadanía observó cuando moría legalmente el plazo de campaña.

Atrás queda un país dividido, fracturado en dos enormes bloques destilando renovadas odiosidades que muchos consideraban extintas. Bastante peso tiene en ello la ausencia de justicia real en los casos de violaciones a derechos humanos, ya que los pactos de silencio y la soberbia criminal que aún enloda a los viejos estandartes golpistas de las tres ramas de las fuerzas armadas han impedido, durante más de cuarenta años, la comisión de justicia que  el país y su Historia reclaman.

Elija usted. ¿Justicia y paz forzada en una democracia protegida de sí misma, u olvido y tarjetas de crédito a destajo? Esas fueron las ofertas. La gente optó por la segunda. Conjuntamente con ello, quienes debían entonces mantenerse en silencio y aportar con velos para tapar sus propias fechorías, decidieron, muy por el contrario, aprovechar la desesperanza creciente de la ciudadanía ante la presencia de una justicia clasista que hería el alma nacional, para abandonar sus cómodas covachas y presentarse como “solución” a los desastres que ellos mismos provocaron.

Estas situaciones obligan a recordar lo acaecido en Alemania en ese período fatal llamado “entre guerras” (1918-1939), cuando el pueblo germano, desesperanzado y abatido, buscaba una tabla a la cual aferrarse luego de tanta zozobra, naufragio y traición de sus políticos. En tal caldo de odios y frustraciones surgió el NSDAP, el Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes, el Partido Nazi, que con un caudillo llamado Adolf Hitler, democráticamente, constitucionalmente, electoralmente, llegó a la cima del gobierno… y del poder. Corría el año 1933. El resto de la historia resulta sobradamente conocido.

¿Cuál es, a juicio de muchos, el peligro que hoy día se cierne políticamente sobre Chile? Dijimos en líneas anteriores que hacía peso la ausencia de justicia en casos de derechos humanos, y que la soberbia de aquellos criminales de lesa humanidad seguía presente en el país. Esta vez, ello se expresa a través de vástagos ideológicos (y sanguíneos en algunos casos) de la dictadura, los que han considerado oportuno el momento para saltar a la palestra y activar aquel nacionalismo trasnochado que logra atrapar incautos haciéndoles creer que serán beneficiados con una política extremista de “orden, disciplina y rigor” impuesta de manera totalitaria.

En esta arremetida del nacionalismo fundamentalista destacan algunos líderes que son, precisamente, miembros de familias que estuvieron  involucradas en ciertas atrocidades cometidas por la dictadura cívico-militar. Es el caso de lo acontecido en la comuna de Paine en el año 1973, donde la familia Kast fue uno de los actores en el soplonaje de nombres y domicilios de inocentes campesinos entregados a las fuerzas golpistas para su asesinato.

Ahí están hoy los primos Kast, Felipe y José Antonio, racistas dispuestos a ocupar militarmente la Araucanía y transformar el país en una especie de sede renovada del Tribunal de la Inquisición católica-apostólica-romana. Ambos son vástagos del ex subteniente de la Wermacht nazi, Michael Kast, escapado de la justicia de los aliados en Crimea e Italia y refugiado en Chile el año 1950. Ellos representan el más rancio conservadurismo, y seguramente podrían ubicarse a la derecha de Pinochet. Son dos puntas de lanza del nuevo nacionalismo que deslinda con las posiciones neonazis europeas, específicamente alemanas, y se han posicionado como potenciales candidatos  del conjunto de la derecha a la presidencia de la república dentro de cuatro años.  

Preocupa que chilenos “de a pie”, esencialmente trabajadores y empleados (de clase obrera y estratos medios), vean en esos individuos y en esas ofertas nacionalistas una solución a sus desesperanzas y carencias. Alemania 1933 y la NSDAP retornan a la mente de cualquier persona medianamente informada que observa, en las declaraciones de José Antonio Kast, el resurgimiento de la violencia clasista que caracterizó a la dictadura militar.

Que el neo nazismo avance y se consolide como principal referente de aquella otrora derecha que dice arrepentirse del pinochetismo no es  asunto de mera ficción, pues basta recordar que en todos los municipios que explotaban carbón y que hoy presentan altas tasas de desempleo (Lota, Coronel, Curanilahue, Lebu), y que hasta el año 1973  fueron imbatibles bastiones del  partido comunista, el ultra conservador fundamentalista José Antonio Kast, en la elección de primera vuelta superó el 15%  (en Lota obtuvo un impensado 20,3%).

Poca duda cabe respecto a que nuestra derecha criolla se encuentra cooptada  por el ultrismo nacionalista. En este aspecto, la batalla dada al interior de ChileVamos por ingenuos como Sebastián Piñera, Andrés Chadwick, Cecilia Pérez y Andrés Allamand, fracasó. No será posible, al menos en los próximos cuatro años, cifrar esperanzas en aquella  “derecha republicana” que pretendían construir. Kast y sus ideas extremistas rayanas en el neo nazismo, ya ganó la batalla en el corazón de la derecha criolla.  Ahora va por el país.

Al igual que en la Alemania de ‘entre guerras’, en nuestro Chile siglo veintiuno comienza a brotar, de la desesperanza que asfixia a la sociedad civil, el peligro mayor, el nacionalismo fundamentalista y totalitario. En una urgente lucha en su contra, más temprano que tarde, veremos surgir alianzas entre derechistas republicanos, progresistas e izquierdistas, alianzas que hoy parecen producto de una loca ficción, pero que mañana serán vitalmente necesarias y plausibles.

Usted tal vez crea que nada de ello pueda ocurrir… pero es cuestión de tiempo. Anótelo, y espere.

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