Por Carolina Quevedo Miranda
Día con día comenzamos a ver como las protestas y manifestaciones en América Latina van en crecimiento, como sociedades que antes estaban silenciadas ahora gritan por sus derechos. América Latina es una región que ha sido conocida por su gran diversidad de culturas y por su gente tan cálida, pero al hacer un acercamiento a la historia podemos ver países reinados por la opresión por parte de las grandes potencias mundiales y por su identidad histórica llena de regímenes dictatoriales.
América Latina ha vivido diferentes ciclos, pero todos ellos se han visto dominados por diferentes actores. Al ver atrás en la historia podemos adentrarnos al colonialismo y como las potencias se apropiaron de las grandes riquezas en recursos por el que estaba repleto la región, y no solo de los recursos, también se apropiaron de los nativos llevando a cabo una esclavización masiva. Esta colonización fue el primer paso para que la región de América Latina fuera usada como un instrumento para engrandecer la riqueza de las potencias, ejercicio que se sigue llevando hoy en día, como es el caso de las mineras canadienses en América Latina, yendo en contra de la imagen progresista de Canadá.
Tiempo después, cuando los países latinoamericanos lograron “independizarse” comenzaron los regímenes dictatoriales, lo cual dejó a la sociedad latinoamericana con una gran herida de resentimiento e indignación. Todos los países de América Latina sufrieron los daños de los regímenes, unos más sanguinarios que otros como el de Trujillo en República Dominicana, pero todos con la misma herida en la historia, una herida que nunca se podrá borrar.
Esa es la historia básica de América Latina, la que hace a la región lo que es hoy en día y principalmente es la historia que hace a cada ciudadano latinoamericano tener ese coraje y ganas de cambiar el sistema por el que han vivido tantos años. Hay un despertar en la ciudadanía, donde se han cansado de que sean pisoteados y violentan sus derechos, olvidando que los latinoamericanos también son seres humanos que tienen derechos humanos universales. Comenzamos a ver manifestaciones por parte de la ciudadanía contra el sistema, la sociedad se comienza a unificar para acabar con el sistema. Se han dado cuenta que ese tipo de sistema ya no está funcionando y lo único que está logrando es aislar a la región del desarrollo que se está viviendo alrededor del mundo.
Hay un fracaso por parte de las élites que dirigen los países, puesto que no garantizan los servicios públicos básicos que debe de tener un sociedad, en donde también entra su incapacidad para frenar problemas sociales como el narcotráfico o la delincuencia, y mucho menos se responsabiliza de asegurar una economía estable donde todos sus ciudadanos puedan vivir de manera óptima y tener un trabajo sólido. Son regímenes insuficientes, en donde no hay una relación entre el Estado y el ciudadano, los grupos de poder no escuchan las necesidades del pueblo y solamente utilizan el instrumento del miedo para seguir obteniendo el poder.
Para que pueda haber una legitimidad estatal, la sociedad de dicho país debe de creer en las instituciones existentes y confiar en quienes están al mando del país, todo esto gracias a que los procedimientos de elección se hagan democráticamente y con la mayor transparencia. Pero esto es una utopía para los países latinoamericanos, podemos ver el caso de Venezuela, que según el estudio anual de Fragile States Index realizado por el Fondo de la Paz, es el país que tiene menos legitimidad estatal, hay una crisis de legitimidad, en el cual una gran parte de la sociedad que ya no considera a Maduro su presidente a pesar de que ya ha sido “electo”. Pero al profundizar los hechos podemos conocer como Maduro hizo un cambio en el parlamento para que los resultados de su elección procedieron a su favor. Hay una crisis política, económica y social durante la presidencia de Nicolas Maduro, donde se cuestionan los medios por los cuales fue elegido y se dejó de creer en la democracia en el país. La elección de Maduro ha sido rechazada desde el exterior del país por diferentes organizaciones y gobiernos como Estados Unidos. La ciudadanía venezolana hasta hoy en día sigue furiosa y han comenzado a hacer manifestaciones para cambiar lo ocurrido, pero lo único que han obtenido ha sido más opresión y un incremento en los fallecimientos de las víctimas. La crisis de legitimidad en Venezuela no solo viene del hecho de que los venezolanos ya no crean en la persona encargada de ejercer el poder, también refleja una pérdida de fe en la forma en la que trabaja todo el sistema venezolano.
Lo que está viviendo Venezuela es un despertar por parte de la sociedad, un despertar que está siendo muy duro donde se perderán vidas pero que esperamos que logre cambiar el sistema. La realidad actual de Venezuela es una realidad que comienzan a ver todos los países latinoamericanos, donde se han dado cuenta que tiene que haber una revolución para obtener cambios reales. Las medidas hechas por formas suaves y legales nunca han funcionado porque el sistema está lleno de corrupción, es por eso que la sociedad ha decidido tomar medidas drásticas por la supervivencia de ellos mismos y de sus familiares.
La ciudadanía latinoamérica es una sociedad dañada con ganas de sacar adelante a sus países y romper las cadenas en las que han vivido siempre. Las venas abiertas de América Latin son heridas que nunca van a sanar; pero por lo mismo, es lo que hace a los ciudadanos más fuertes para luchar contra el sistema. Después de años de opresión por parte de otras naciones y por sus mismos gobernantes, donde han matado la cultura de los indígenas y han silenciado la historia de injusticias es necesario que la ciudadanía esté más unida para poder destruir cualquier intento de destruir su soberanía, democracia y libertad.