Director OLIBAR Consultores Lic. Ing. Ca. Universidad de Chile
Por su parte, a la comunidad de negocios del mundo, y a las personas en general, les interesa conocer esas cifras anticipadas, porque las emplean en sus procesos decisionales, para: invertir, desinvertir, adquirir bienes, fusionarse, abandonar y otra muchas decisiones económicas. Pero dadas las diferencias que se encontrarán en el futuro entre estimaciones y realidad es necesario cuidarse de emplear algunos conceptos particulares para reconocer que, aun contando con estas cifras, se está siempre tomando decisiones económicas: bajo incertidumbre.
Es común que los valores futuros de las variables económicas sean el resultado de modelos matemáticos, raciocinios, elucubraciones y adivinanzas de diferente naturaleza que lleva a muchas personas y a expertos, a declarar en reuniones, medios escritos, radiales, televisivos o redes sociales , por ejemplo, que en un año más la tasa de interés estará en un determinado valor, por ejemplo, 3% y muchas veces sin dar siquiera una probabilidad de ocurrencia o rango al menos.
Lo que no dicen es cómo llegaron a esa cifra, ya que no hay ninguna persona o instrumento que ya esté ubicado hoy día, en diciembre del 2017, diciéndoles que la tasa de interés es de un 3%. Entre hoy y ese diciembre de 2017 pueden ocurrir un sinfín de cambios y hechos que lleven la tasa a valores: muy o poco superiores o inferiores. Por lo tanto, los anticipadores no tienen cómo asegurar que a fines del 2017 la tasa de interés será 3%.
La ciencias sociales, por más esfuerzo que hacen no son capaces de responder cuál será con certeza el valor futuro de sus numerosas variables, es simplemente imposible y creer lo contrario es inaudito o solo un deseo o interés que aquello ocurra. Después de mucho tiempo nuestro gabinete ha llegado a tres conclusiones sobre este tema:
(1) Para los que formulan y difunden los valores anticipados de PIB, tasa de interés, IPC, precios de productos y servicios, etc. que se entreguen antecedentes sobre el método empleado de manera de poder replicarlo, que los posibles elementos de incertidumbre se expresen abiertamente para reconocer la debilidad de las cifras entregadas, e indiquen explícitamente los traspasos de recursos en la economía que implica si es que se cumplen las anticipaciones de marras, y
(2) Para los usuarios que utilizan los valores anticipados que recuerden que las cifras pueden ser cercanas o muy lejanas a las futuras reales y que, por lo mismo, es fundamental establecer los propios escenarios futuros, u otros métodos de anticipación, de manera de comparar los entornos en los cuales es más o menos posible que se confirme o rechace las cifras comunicadas, y
(3) Que se debe tener cuidado en la evaluación de frases como las siguientes: entre otras (a) “que es muy complejo saber cuál de los escenarios se dará por la incertidumbre que aún existe”, o (b) “que hay otras incertidumbres del exterior con los procesos electorales en países europeos, los riesgos en China y los ajustes económicos en algunos países de América Latina”.
Más antecedentes sobre las bases utilizadas para este artículo de síntesis están disponibles para consultas y discutir las ideas expuestas.
Corolario: Hay que tener mucho cuidado para producir y para usar las cifras sobre las variables económicas anticipatorias enunciadas ya por los expertos, académicos, autoridades, consultores, o pitonizos diversos y poner mucha atención a los métodos que las sustentan y auditar -de ser posible en forma independiente a intereses subayacentes- sus fundamentos y los cambios de escenarios así como la emergencia de otros futuros no previstos.
El futuro es intrínsecamente incierto… mas aún considerando el volúmen de “innovaciones disruptivas”, nuevas industrias emergentes e inversiones billonarias en ese ámbito que impactará las economías -globales y tradicionales- y las expectativas ya sea si funcionan o no.