Por Katerin Farías
Académica Instituto de Ciencias Naturales, UDLA Sede Viña del Mar
Magíster en Ciencias Biológicas, mención Ecología y Sistemática
La preocupación por la deforestación y el agotamiento de los recursos naturales dio origen a la celebración del Día Mundial del Árbol, cuyos primeros antecedentes datan del siglo XIX. Desde allí en adelante se ha expandido internacionalmente, intentando crear conciencia ambiental para proteger y preservar las riquezas vegetales.
Lo anterior invita a reflexionar sobre la importancia que tiene la vegetación para nuestras vidas. Los árboles no solo permiten obtener el oxígeno que es vital para la supervivencia, sino que también se constituyen en ecosistemas por sí mismos, siendo lugar de interacción de distintas especies, brindando biodiversidad, salud, belleza y sostenibilidad. Además, se debe reconocer el aporte de estos a las tradiciones, como en el caso del Canelo, árbol sagrado del pueblo indígena mapuche o la Araucaria, utilizada desde tiempos ancestrales.
Esta efeméride medioambiental llama a generar conciencia acerca de la importancia de proteger y preservar las especies nativas. Actualmente, existen tres que se encuentran protegidas en nuestro país: la Araucaria, el Alerce y la Palma Chilena, por ser considerados monumentos naturales del territorio nacional. Sin embargo, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) categoriza otras especies chilenas como vulnerables y en peligro de extinción, de las cuales hay que preocuparse, como el Alerce, Belloto del Sur, Ruil, Roble Blanco, Huilo, Lleuque y Canelillo.
Entonces, resulta imperante dejar de ser simples observadores frente a fenómenos como la deforestación, la erosión, los incendios y todos aquellos factores de acción antrópica que van menguando la diversidad y abundancia de los bosques. Todos somos responsables de nuestro entorno y del legado que dejaremos a nuestros hijos en el futuro.