Por Alberto Blest Iceta
Director de Carrera Trabajo Social Universidad de Las Américas, Sede Viña del Mar.
En noviembre del año 2007 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 20 de febrero como el Día Mundial de la Justicia Social. El 2009 se conmemoró por primera vez, invitando a los Estados miembros a dedicar ese día especial a la promoción de actividades nacionales concretas de conformidad con los objetivos y metas de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social y el vigésimo cuarto período de sesiones de la Asamblea General, titulado “Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social y más allá: Lograr el desarrollo social para todos en un mundo globalizado”.
La justicia social es considerada un principio fundamental e indispensable para la convivencia pacífica, próspera y democrática dentro de los países y entre ellos. Promovemos la justicia social cuando eliminamos las barreras que enfrentan las personas a diario para acceder legítimamente a sus derechos, por tanto, defendemos el principio de justicia social cuando fomentamos la equidad de género, los derechos de los pueblos originarios y de la población migrante.
Es básico cerrar las brechas de desigualdad para lograr la justicia social y, por tanto, se hace necesario comprender el rol que cumplen autoridades, líderes, comunidades, la política pública y social, la legislación vigente, los municipios, las organizaciones, la empresa privada, para activar formas que permitan construir una sociedad más justa, donde todos podamos sentirnos parte de un mismo lugar y podamos disfrutar de una convivencia sana y de una garantía en derechos sociales que nos permitan estar protegidos en momentos de crisis.
Cuan relevante se hace este día en nuestras consciencias, después de la eclosión social de octubre de 2019 en nuestro país y de la pandemia mundial que aún nos afecta, más en momentos como los actuales, donde existe una brecha de sueldos entre hombres y mujeres en funciones similares, donde no se considera remunerado el trabajo doméstico de la mujer en casa, donde existe un tránsito migratorio importante en búsqueda de mejores oportunidades para sus familias, donde existe una discusión relevante en el trato hacia nuestros pueblos originarios que cimentaron y defendieron esta tierra en sus inicios, donde las personas en situación de discapacidad debieran tener los mismos derechos que todos a transitar libremente en una ciudad amigable y preparada para incluirlos.
Son tantos los elementos por observar y es tan relevante sensibilizar en la importancia de la Justicia Social como un principio rector de nuestro actuar diario y consciente.