Por Agnieszka Bozanic Leal
Docente investigadora de la Universidad Andrés Bello Sede Viña del Mar
Presidenta Fundación GeroActivismo
La economía plateada, que se centra en las necesidades y oportunidades de la población mayor, desempeña un papel crucial en las sociedades envejecidas. Se define como el conjunto de actividades económicas y oportunidades de mercado que surgen en torno a las necesidades, preferencias y capacidades de las personas mayores. Estas actividades abarcan una amplia gama de sectores, desde la atención médica y la vivienda hasta el turismo, la tecnología adaptada, los servicios financieros y el ocio entre otros. En este contexto, la economía plateada debería reconocer el potencial económico y social de la población mayor y buscar aprovecharlo para generar empleo, innovación y crecimiento económico, al tiempo que mejora la calidad de vida y el bienestar de las personas mayores.
Sin embargo, para garantizar que la economía plateada sea verdaderamente inclusiva, es esencial adoptar una visión crítica que desafíe los estereotipos y las desigualdades asociadas con el envejecimiento. Los estereotipos, como la percepción de que las personas mayores son menos productivas, innovadoras o capaces de adaptarse a los cambios, pueden conducir a la discriminación en el ámbito laboral, social y económico, limitando las oportunidades y recursos disponibles para este grupo demográfico. Una visión crítica de la economía plateada debe desafiar estos estereotipos y reconocer la diversidad de habilidades, experiencias y contribuciones que las personas mayores pueden ofrecer a la sociedad, promoviendo así un enfoque más inclusivo y justo que valore plenamente su potencial, independientemente de su edad.
Al examinar críticamente la economía plateada, podemos identificar y abordar las brechas de inclusión, garantizando que no se excluya a las personas mayores con menos poder adquisitivo y promoviendo un enfoque equitativo y diverso que beneficie a toda la población en su conjunto, no solo a ciertos grupos privilegiados. Un enfoque más equitativo en la economía plateada implica garantizar que todas las personas mayores tengan acceso igualitario a oportunidades económicas, recursos y servicios que satisfagan sus necesidades y promuevan su bienestar. Esto podría incluir políticas y programas que aborden las brechas de ingresos y riqueza entre las personas mayores, sobre todo desde un enfoque de género, proporcionando acceso a empleo digno y seguro, oportunidades de formación y capacitación continua, así como servicios de atención médica y apoyo social accesibles y de calidad. Además, se deben reconocer y valorar las diversas experiencias, habilidades y contribuciones de las personas mayores, evitando estereotipos y viejismo (discriminación basados en la edad hacia personas mayores).
Para hacer que la economía plateada sea realmente inclusiva con las personas mayores, es importante considerar varios aspectos:
Acceso igualitario a oportunidades laborales, eliminando las barreras de edad en el empleo y promoviendo políticas que fomenten la contratación y retención de trabajadores mayores, así como programas de capacitación y “reciclaje” profesional adaptados a sus necesidades; protección social y seguridad económica, fortaleciendo los sistemas de seguridad social para garantizar pensiones dignas y acceso a servicios de salud asequibles para todas las personas mayores, independientemente de su situación económica. Asimismo, velar por la promoción del emprendimiento y el autoempleo. Desarrollar programas de apoyo específicos para fomentar el emprendimiento y el autoempleo entre las personas mayores, brindando acceso a financiamiento, capacitación y asesoramiento empresarial. Además, es relevante garantizar el acceso a tecnología y recibir capacitación digital para aprovechar las oportunidades en la economía digital.
Es indispensable la promoción de políticas y programas que faciliten el acceso a viviendas adecuadas y entornos urbanos inclusivos que satisfagan las necesidades y preferencias de las personas mayores, fomentando la participación activa en la comunidad.
En resumen, para lograr una economía plateada verdaderamente inclusiva y que no sea una herramienta más para perpetuar el sistema económico neoliberal en el que vivimos, es necesario abordar las barreras estructurales y sociales que limitan la participación y el bienestar de las personas mayores en Chile, garantizando igualdad de oportunidades y respeto a su diversidad y dignidad. Es crucial reconocer que el modelo neoliberal ha tenido consecuencias nefastas para las personas mayores, exacerbando la desigualdad económica y social y dejando a muchos de ellos en situaciones de vulnerabilidad. Bajo este sistema, se han recortado programas de seguridad social, se ha debilitado el acceso a servicios de salud de calidad y se han promovido políticas laborales que dificultan la inserción y permanencia en el mercado laboral para las personas mayores. Esto ha generado un aumento en la precarización laboral, la pobreza y la exclusión social entre este grupo demográfico, en especial para las mujeres.
Para contrarrestar estas tendencias, es fundamental combatir el viejismo promoviendo el geroactivismo, el que se entiende como un movimiento social que promueve la participación y el empoderamiento de las personas mayores en la sociedad, centrándose en la defensa de los derechos y la dignidad de este grupo, así como en la búsqueda de la igualdad de oportunidades y el reconocimiento de su contribución, además de buscar desafiar los estereotipos negativos asociados con el envejecimiento, las vejeces, las personas mayores y la edad, abogando por políticas y programas que mejoren la calidad de vida y el bienestar de este grupo etario. En última instancia, es crucial priorizar la implementación de políticas y programas que no solo reconozcan, sino que también valoren las valiosas contribuciones que las personas mayores aportan a la economía y a la sociedad en su conjunto. Es imperativo superar la noción obsoleta de que las personas mayores son meros “sujetos pasivos”, dado que las estadísticas muestran claramente todo lo contrario: su activa participación y contribución en diversos ámbitos. Debemos trabajar juntos para construir una sociedad más justa e inclusiva que honre y respete a todas sus personas, sin importar su edad. Es esencial comprender que la edad no debería ser un factor determinante en el valor que se le atribuye a un individuo en la sociedad. Aspiramos a crear una sociedad para todas las edades, reconociendo que todas y todos alcanzaremos esa etapa tarde o temprano en nuestras vidas.