Por Edgardo Riveros Marín
Abogado y académico Universidad Central
En todos los análisis acerca de los desafíos que enfrenta el gobierno de Javier Milei en el país vecino aparece destacada la gobernabilidad. Esto es, la capacidad de dar conducción estable al país y el cumplimiento de los objeticos trazados para el periodo presidencial.
En un sistema democrático, donde la distribución del poder es un componente básico, la relación entre el ejecutivo y el congreso juega un papel esencial para dicha gobernabilidad. En el caso argentino es una incógnita como se estructurarán los vínculos del nuevo gobierno. Los datos indican que éste enfrenta un difícil escenario a raíz de la escasa representación que tiene en la Cámara de Diputados y en el Senado La Libertad Avanza (Libertarios), que es la fuerza política propia de Milei. En efecto, este movimiento político, de reciente existencia, posee 38 de 257 diputados y siete de 72 senadores.
Es un hecho evidente que esta realidad ha sido considerada en la configuración del gobierno que ha comenzado este 10 de diciembre. Esta es la razón tenida en cuenta para reclutar a cargos de ministros a figuras del PRO, como la ex candidata presidencial Patricia Bullrich y a su compañero de fórmula como vicepresidente, el radical Luis Petri. A ellos se suman los nombres de Luis Caputo, quien fuera ministro de Finanzas de Mauricio Macri.
El caso que muestra mayor extensión del arco es el de Guillermo Francos, toda vez que ocupó cargos en el gobierno recién terminado de Alberto Fernández y con anterioridad sirvió en los mandatos del gobernador peronista de Buenos Aires, Daniel Scioli. Este último, quien también fue vicepresidente en el gobierno de Néstor Kirchner y candidato presidencial del peronismo, ha sido confirmado como embajador en Brasil.
Milei al conformar su equipo ministerial ha debido modificar o, al menos morigerar, su discurso de campaña sobre “la casta”, toda vez, que ha debido reclutar a connotadas figuras que, de acuerdo a su criterio calificador, forman parte de ella.
Será ardua la tarea de quienes integran el gabinete y pertenecen a fuerzas políticas distinta a Libertarios para desarrollar un diálogo, que tenga como resultado obtener apoyos a las iniciativas impulsadas por el gobierno. Será puesta a prueba si la estrategia de integración llevada a cabo por Milei no es solo de personas, sino que también involucra a los partidos a que pertenecen. La búsqueda de acuerdos legislativos es esencial para no caer a la riesgosa tentación de intentar gobernar con prescindencia del congreso.