Por Georg Unger
Psicólogo y académico UCEN
La atención de la salud es el fin último de la red asistencial y de allí la importancia sobre el modo como ella se construye. Su análisis toca a la población, a los recursos y al contexto ecológico social donde todos esos elementos adquieren un valor diferencial.
La información guía esos procesos porque la atención de salud es una práctica psicosocial y tecnológica ancestral. En cada situación y ‘espacio sanitario’ (dibujado por las condiciones de vida, los servicios disponibles y las variables epidemiologías, entre otros) unos problemas son más críticos que otros y esto determina que el sistema de salud como todo sistema adaptable debe ser liderado por actores reflexivos.
La visión de sistema, de la información, de los estilos de vida y de la gerencia aparecen en la actualidad como elementos críticos para desarrollar la atención de la salud. El alcance limitado de los sistemas locales y nacionales de salud en la Latinoamérica, evidencian que los sistemas de salud siguen conectando con parte de la demanda y configurándola incluso y, escasamente con las necesidades de bienestar de las poblaciones.
La crisis está en el modelo hospital céntrico y la obsesión por la urgencia, como ha demostrado la recurrente situación de las camas críticas en el país. El COVID 19 viene a alojarse en ese sistema, uno dual, donde los usuarios se comunican como estadísticas, pero que el personal de salud o el familiar o cuidador ve morir en soledad como una persona con mayor o menor dignidad y cuidados
La crisis es sistémica. Por lo mismo la mirada de la Psicología Social, Comunitaria y la Evaluación pueden contribuir especialmente en estos momentos, tal como lo ilustra la literatura del campo.