Columna de Giancarlo Barbagelata. / @giancarloMkt
Una y otra vez, cuando vemos un nuevo campeón en Chile vemos su inmadurez y sus nulos valores deportivos reflejados. Si bien, es un elemento inherente a la mayoría de los seres humanos, definitivamente en Chile son muy pocos los casos donde los ganadores y triunfadores saben estar a la altura de las circunstancias.
Creo que la situación de Chile en particular es más que grave. ¿Por qué? Porque en Chile esto ni siquiera es tema, ni siquiera es considerado como un hecho negativo. Es más, es algo celebrado, entretenido y que es altamente disfrutado por las masas de público.
Recientemente vimos como en Alemania, luego de una muy sobria celebración por nada más y nada menos que el título mundial de fútbol, cayeron en la tentación de burlarse de Argentina en la celebración posterior a la copa del mundo. Evidentemente la prensa y cultura alemana hizo pedazos esa actitud y los jugadores tuvieron que pedir disculpas inmediatamente. Eso habla claramente, como la cultura alemana, si bien puede tener recaídas, de alguna u otra forma vuelve al equilibrio, que es justamente lo que los hace campeones una y otra vez.
Veamos otros ejemplos. No muchos lo notaron, pero en el mundial de fútbol de Brasil 2014, Chile debutó con Australia. País con mucho menor historia futbolística que el nuestro. Los primeros 10 minutos fueron tensos y parejos, dignos de un primer cotejo mundialero. Pero luego de anotar el primer gol, la euforia se desató en el público del estadio que producto de una “cultura popular chilena” entendía que era el momento preciso de mofarse de nuestros rivales que apenas llevaban menos de 15 minutos disputando un mundial. Fue en ese entonces donde vimos el famoso “ole” en coro por los más de 30 mil chilenos presentes en el estadio. ¿Estaremos enfermos como sociedad? Estamos tan necesitados de triunfos y victorias morales, producto de vidas frustradas se desahogan tan rápidamente en una cancha de fútbol? Lo cierto es que la prensa internacional no entendía nada y más de algún diario extranjero notó el hecho como algo anecdótico, pues los oles se acostumbran en goleadas grandes y por lo general cuando el partido está expirando o es el logro de una consecución importante. Claramente esa no era la jornada.
Ahora bien, podríamos entender que la gente se comporte así, pues son víctimas de la exaltación, excitación y pasión que genera un mundial. No tienen psicólogos, no tiene orientación deportiva y por lo general, como esencia disfrutan minuto a minuto del espectáculo. El problema se suscita cuando la inmadurez se produce dentro de la cancha. Cuando jugadores de elite, supuestamente preparados para la alta competencia, caen bajo el mismo argumento de los hinchas, cayendo en lo más bajo sus códigos deportivos de compañerismo. Esto es más grave aún, pues se trata de valores y muchos de ellos si no fueron entregados en su hogar, difícilmente se podrán plasmar con tanta fama, dinero y prensa como son expuestos actualmente los jugadores de fútbol profesional o seleccionados.
Es ahí, como la cultura del Barcelona, mil veces más expuestos que los nacionales, toma mucho valor. Si bien en España los catalanes son reconocidos como soberbios, esto no se plasma en la forma en la que enfrentan a los rivales. En Cataluña existe un código genético, por llamarlo de alguna forma, que insta a los juveniles, hinchas y seguidores a mantener siempre la ética con sus compañeros de trabajo o equipos rivales. Barcelona, muy pocas veces hará un ole a un rival, ya que por esencia, se aleja del objetivo del club. Este es el de ganar los partidos de buena manera y por ende, burlarse de sus rivales no entra como un elemento a considerar. Es esa madurez que se inculca desde pequeño y la cual hace que el Barca cuando vaya ganando 5-0 a un rival débil, motivará al club a buscar el sexto gol, más que un lujito que provoque las burlas de una afición que tampoco mirará con buenos ojos aquél acto.
Para muestra el último caso. El último campeón del fútbol Chileno, Universidad de Chile, que apenas lograba levantar la copa y ya estaba demostrando con sus actitudes lo poco preparados que están para el éxito. Quizás sea esa actitud, que demuestran una y otra vez, de parte del elencto estudiantil tancomo como Colo Colo, que en nuestro fútbol lideran los triunfos y que internacionalmente no representan en lo absoluto lo que su ego les manifiesta. Recordemos que Colo Colo, tiene sólo una libertadores y Universidad de Chile 1 sudamericana, y no se condice en lo absoluto con los máximos ganadores de los respectivos países sudamericanos, que demuestran supremacía en sus torneos locales, pero que a su vez en el exterior reflejan sus triunfos con varias copas a lo largo de su historia. Será que afuera, los mal equipos llamados grandes, no reciben esos penales a última hora, esas expulsiones beneficiadoras o esos constantes presiones de la prensa, para que tanto horarios, arbitrajes y temas extra futbolísticos se configuren tal cual ellos lo requieran y así hacer rentable un fútbol que sin 2 grandes que muevan masas de hinchas, sería absolutamente desfinanciado. Sería interesante conocer, el porqué del fracaso absoluto de los equipos líderes de Chile en terreno internacional, quizás daría para una nueva columna más orientada al tema extra- futbolístico vinculada al rendimiento de alta competencia.
Pero, no solo Universidad de Chile, pecó de soberbio y “mal ganador” con sus cánticos en la vuelta olímpica y fotitos con gestos burlescos en redes sociales, también cruzando la cordillera, River Plate al ganar la sudamericana, optó por lucir camisetas con mensajes directos a su archirrival. ¿Sabrá River y la Universidad de Chile, que al realizar ese tipo de actos, demuestran el complejo de inferiodad que ellos tienen por su archirrival? Sabrán que el momento del triunfo es tan dulce, que solo se debe agradecer por el instante y gastar todas las energías en buscar la fórmula de volver a repetir dicho momento? Sabrán estos equipos, que al hacer este tipo de acciones, lo único que provocan es motivación extra del rival y hacer la pista más pesada en el futuro? Seguramente no, ya los más avanzados en el arte de la guerra y Machiavello, han escrito bastante sobre la forma de enfrentar a los rivales, y claramente estas maneras de hacerlo distan mucho, tanto en la ética como en la meta común que deberían tener planteles profesionales de elite.
Mientras tanto, tendremos que conformarnos con soberbios de “medio pelo” que fuera del país no le han ganado a nadie y que seguirán inflando su pecho, sin humildad, si respeto y sin la ética necesaria para representar los colores de los clubes que pagan sus sueldos.
Columna de Giancarlo Barbagelata. / @giancarloMkt