Por Pablo Varas.
Escritor
Guardarán silencio todos los empresarios católicos que rompieron sus lanzas sin dudar para defender a Karadima, no dicen nada, guardan ese silencio sórdido y recalcitrante donde esperan que el tiempo lo cobije con otros asuntos parecidos.
Denunciaron los patrones sin poner en duda nada, que todo era una burda y sucia campaña orquestada desde lo más profundo de la ignorancia, de ese mundo que es habitado por los enemigos de la fe, que no quedan quietos y golpean al buen hombre y los buenos hombres que sostienen la verdad absoluta de todo.
El Mercurio publicó a pedido de los católicos defensores de Karadima, Ezzati, Errázuriz que se pretendía enlodar el trabajo evangélico del cura predilecto de los empresarios y políticos de la derecha chilena, al que mandaban sus hijos, sobrinos y nietos para que los dejaran libres de pecado.
Una inserción a página completa en el diario El Mercurio con letras grandes y ordenadas, dieron cuenta del incondicional apoyo de los Matte y otros conspicuos con larga trayectoria de creyentes y generosas/abundantes donaciones para el cura que practicaba un nefasto y abominable ejercicio, entre el púlpito y el confesionario.
La Iglesia de El Bosque era el refugio al que asistía el sector más rancio donde llegaba rosario en mano el reducido de la sociedad chilena, los dueños de casi todo y que controlan los grandes grupos económicos.
Este pequeño segmento de la sociedad chilena siempre ha estado ligado al extremismo dogmático que sostiene la iglesia. Recordaremos que la DINA, el criminal aparato encargado de reprimir a los chilenos, y responsable de miles de muertos y detenidos desaparecidos fue financiado por Ricardo Claro. Era su empresa la que pagaba los salarios de la jauría que salía para asesinar con todo el amparo de las Fuerza Armadas, donde también forma parte y predica un obispo castrense.
De público conocimiento son los beneficios tributarios que por decenios se han otorgado a la iglesia. Sigue siendo en nombre de Dios el mencionado para dar inicio a las sesiones del parlamento, cuando perfectamente y más democrático sería que fuera y se dijera en nombre de todos.
Ezzati y otros exclusivos designados, se sintieron apoyados por el sector que ellos representan, al que visitan de manera regular, al que por su intermedio con dinero se presione a sus parlamentarios para que resistan cualquier proyecto de ley que otorgue más derechos a las mujeres, como en el caso de la despenalización del aborto en tres causales,.
Cuando en Chile se discutía una ley para dar respuesta al divorcio, ellos, todos los de sayal gritaron que el país desaparecía, que nunca más se hablaría de Chile en ningún punto del mundo. Se equivocaron. Muchos de los que votaron en contra de la ley para seguir los mandatos de la curia chilena, se divorciaron haciendo uso de una ley que ellos combatieron vestidos y armados como el mejor de los cruzados.
La iglesia católica abandonó a las víctimas de abusos ampliamente conocidos por la jerarquía de la iglesia. Ellos estaban muy bien informados de las prácticas cometidas repetidamente que incurría Karadima, y de otros curas en el mismo sentido. Existe al interior de la iglesia chilena sectores que lo protegieron, ellos también esperaban que los oficios de Karadima les fueran útiles para estar algo más en las alturas del poder estar donde se debate entre iglesias y catedrales.
Ezzati sabe que la visita del papa fue un fracaso.
Nunca pensaron que los delitos de Karadima y el obispo Barros estarían presentes en todos los días que Francisco se paseaba dando y repartiendo bendiciones entre sus fieles corderos. La denuncia que nunca abandonaron las víctimas, lograron que finalmente se reconociera el daño provocado por alguien parecido a Belcebú que tenía su guarida en la llamada iglesia El Bosque.
Una vez más queda la derecha/parlamentaria/empresarial creyente tirada en el camino de los precarios, al poner sus fichas para defender el episodio más oscuro y sórdido conocido entre el humo del incienso. Nunca les interesó la verdad, era más fácil una actitud obsecuente ante la jerarquía que le asegura desde la pila bautismal todo es posible entre el diezmo, el rosario, bendiciones y confesionario.
Todo lo que hoy observamos sirve para poner en duda la precaria calidad moral para que la iglesia haga de tambor mayor en acciones que corresponden al mundo civil y laico. Puede seguir la iglesia con sus colegios caros, exclusivos para mantener el modelo y asegurar la desigualdad que tanto incomoda y que es necesario alterar.
Es necesario que la iglesia católica vuelva sus iglesias y catedrales. Lo valórico, la ética y los derechos, debe discutir en el espacio público que le pertenece a toda la sociedad civil y es en el parlamento.
Las víctimas de Karadima tenían razón, nadie puede cuestionar lo que tanta veces denunciaron. Buscaron en todas las esquinas en la vida de los acusadores y no encontraron nada, sencillamente la consistencia de lo expresado públicamente y que la iglesia negó, y lo sigue haciendo mientras el obispo Barros siga ejerciendo como obispo, mientras Ezzati sea cardenal y Errázuriz aún niega todo.