Esperanzas para el futuro

Publicado por Equipo GV 3 Min de lectura

Por José Francisco Yuraszeck SJ, Capellán General Hogar de Cristo.

¿Sabía Ud. que hoy, en Chile, 227 mil niños, niñas y jóvenes no se encuentran inscritos en ningún establecimiento educativo, vulnerando su derecho a la educación y acrecentando así mayores inequidades y riesgos sociales?

En 2020, el Consejo Nacional de Educación aprobó la Modalidad de Reingreso Escolar, la que al año siguiente fue ratificada por la Cámara de Diputados. Hoy vemos que el Proyecto de Ley se encuentra estancado y que, por desinterés o desidia, no hay avances en  las mejoras que requiere para asegurar que la modalidad de reingreso logre finalmente una fuente de financiamiento adecuada.

Las controversias, los absurdos y las falsas promesas que se les han hecho a este grupo de niños, niñas y jóvenes vulnerados alcanzarían con largueza para llenar la página de este diario. Bastaría con listarlos uno a uno para que una sombra de desesperanza nos nuble el horizonte. 

Le invito al ejercicio opuesto. Resulta que este mes ocurrió un hecho que señala el camino que los ‘adultos’ deberíamos seguir para legitimar la voz y  el esfuerzo de los jóvenes más excluidos de nuestro país. 

Recientemente, tuvo lugar la final del campeonato de debates escolares más importante de Chile, Jugao 2023, una iniciativa del Hogar de Cristo que surgió en medio de la pandemia y los desafíos de la educación virtual. Dieciséis establecimientos educacionales de diversos sectores y regiones se unieron a través de transmisión en línea para compartir sus voces con un mensaje común: la búsqueda de acuerdos fundamentados en los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, destinados a eliminar la pobreza y la desigualdad para el año 2030.

Eso es lo que virtuosamente apoyaron los debates Jugao, inscritos, además, en un tema de completa actualidad, las personas mayores: Chile es uno de los países del continente que más envejece y esa nueva realidad demográfica nos desafía y merece ser conocida por las generaciones más jóvenes.

Y el resultado de las cuatro versiones, en particular de esta última, es un ejemplo de discusión racional, civilizada y empática, donde jóvenes de octavo a cuarto medio de colegios de distintas comunas de Chile nos dieron a nosotros, los ‘adultos’, una verdadera lección de  perspectiva y tolerancia.  Los más jóvenes se han preocupado de las personas mayores. Ocupémonos los mayores de los jóvenes, particularmente de quienes están fuera del sistema escolar. La utopía está en lo germinal, y acá hemos visto pequeños brotes verdes de esperanza.

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