Por Hugo Covarrubias
Trabajador Social y académico UCEN
Ad portas de la actual elección presidencial vivimos la era de las campañas digitales -también conocida como redes virtuales-, espacio que ha ido ganando peso a la hora de tomar decisiones. El avance virtual se ha acelerado por la pandemia y todos, tanto en lo público como privado, tuvimos que subirnos a esta nueva forma de vida y de relaciones.
Nos encontramos en la era de la verosimilitud; es decir, que todo lo que se publica en la red es verosímil, creíble. Ya nada es cierto o falso. Al parecer en el mundo virtual se permite todo, los límites son difusos y no hay responsabilidad moral por las cosas que subimos a nuestras redes. Hay noticias en las redes sociales que son falsas, pero pueden parecer ciertas y otras que lo son, pero pueden parecer falsas. Sin embargo, ante esta situación existen centros de investigación periodística que nos ayudan a verificar los contenidos en la red.
Tendremos que comenzar a hablar de ética en las redes sociales, con el fin de generar un espacio que sea democrático y creíble y no saturemos a las personas de informaciones que muchas veces hacen que comentemos o ejerzamos opiniones, juicios descalificaciones que no tienen fundamentos o carecen de la comprobación. Debemos avanzar a una ética digital, comprender que lo que subimos a las redes debe ser con responsabilidad y tener nuestros propios ‘auto fact check’.