FIFA-JADUÉ-FBI, la caja de Pandora

Por Hernán Narbona
@hnarbona

El fútbol siempre ha sido materia y ocupación del periodismo deportivo, generando una gran industria comunicacional conexa, donde los derechos de transmisión y de publicidad dan forma a una economía tanto más importante que los antiguos borderós de los estadios. Esa industria global tenía una conducción global a través de la FIFA, con élites de jugadores estrellas y contratos inconmensurables y escaso control fiscal. Pero hoy el fútbol ha escapado de los comentarios deportivos, para instalarse como un gran tema de las relaciones internacionales, por la investigación que desarrolla la Fiscalía General en la Corte Federal del Este de Nueva York, por lavado de activos, evasión tributaria y la corrupción inherente.

Esta crónica es un análisis político sobre los ribetes que implica esta caja negra del fútbol mundial, con la FIFA y la Conmebol, Confederación Sudamericana de Fútbol, investigadas por el FBI por diversos delitos como cohecho, coimas recibidas por la dirigencia para nominar como sede del Mundial a Qatar, enriquecimiento ilícito de dirigentes, cuentas en paraísos fiscales, entre otros.

La revista Qué Pasa aseguró que Sergio Jadue tiene una cuenta corriente en Islas Vírgenes, un paraíso fiscal en el Caribe, al cual el ex timonel habría llegado a través de la empresa asesora de inversiones Amicorp. Este fondo habría sido detectado por el FBI y estaría bajo investigación del Departamento de Justicia de EE.UU.

Acogiéndose al trato de delación compensada el imputado Sergio Jadué se ha puesto a disposición del FBI para responder de sus acciones. La Justicia norteamericana sanciona con rigor los delitos económicos y respecto a la suerte de esta investigación, habrá que esperar la evolución de los hechos, pese a que estos acuerdos, donde un participante del ilícito coopera denunciando a sus cómplices, está normalmente cubierto por un manto de confidencialidad y secreto.

Por su parte, el diario La Tercera trajo el domingo 22 de Noviembre un reportaje que da cuenta de la caida de Sergio Jadué, comentando el portazo en las narices que le dio la Moneda, cuando la Presidenta de la República se negó a compartir tribuna oficial con Sergio Jadué, en el partido Chile -Colombia en el Estadio Nacional.

Al revisar ese reportaje se viene a la memoria las sucesivas visitas al camarín de la roja que efectuaba durante la Copa América, la Presidenta con su Ministra de Deportes. De pronto, a la luz de los acontecimientos, el Presidente de la ANFP pasó a ser persona non grata en los círculos de poder y hasta sus más cercanos, esos que catapultaron a Jadué de Deportes Calera al cargo de responsable nacional del Fútbol Profesional, le hicieron el vacío y tomaron distancia.

La gente recordó a Bielsa, quien al dejar la Selección declaró que él no seguía porque habían llegado a la dirigencia del fútbol, un grupo de mafiosos. Lo que muchos juzgaron como un exabrupto, fruto de la emotividad de Bielsa, hoy reconocen la franqueza premonitoria de sus dichos. Marcelo Salas Melinao, el Matador, declaró, con la integridad que ha mantenido siempre, que toda la directiva de la ANFP debía renunciar.

Y viene entonces la reflexión política de lo que representa el fútbol para el poder, un instrumento populista por excelencia, que sirve a la lógica del “pan y circo” con la cual el gobernante entretiene, desinforma o genera percepciones emotivas en la opinión pública. El poder se sirve del fútbol y concede en dejar esa área de los negocios como una caja negra a la que el Estado Fiscalizador no ha entrado en profundidad, generándose esa zona rara de la economía que se traduce en un libertinaje que permite las prácticas FIFA, el oscurantismo y la evasión tributaria.

Si se observa la realidad sectorial de esta industria. se advierte que el mercantilismo se apoderó de los viejos clubes universitarios, de colonias, de ciudades, para cerrar negocios bajo figura de sociedades anónimas que, en sus resultados, desmerecieron la concurrencia de las familias a los estadios, generaron verdaderas mafias de hinchadas rentadas, contratos con los jugadores de fútbol en un mercado transnacional, con montos enormes e inalcanzables en la lógica normal de los negocios. La explicación está en la trastienda de apuestas ilegales que se dan en torno a las competencias, a los vasos comunicantes con las mafias, al lavado de activos que se ha ido generando en torno al fútbol mundial.

Personajes como Berlusconi o Pablo Escobar y los carteles de la droga que se adueñaron de clubes de fútbol, han tenido correlatos menores en personajes locales de oscura trayectoria política y empresarial, pero que, dribleando la justicia, han terminado en Chile como respetables promotores del deporte y dueños de los clubes de fútbol más populares del país.

Los secretos de camarín blindan también las malas prácticas que se dan en la conformación de las selecciones, los compromisos con las marcas patrocinantes, el valor de las entradas, los derechos de televisión de los partidos, el merchandising de los ídolos que genera la afición deportiva. El dinero desborda las canchas de fútbol, lo que conlleva corrupción, muchos que viven de la máquina futbolera, Estados que son cooptados por la industria global del fútbol para poder tener en sus territorios los grandes eventos.

La FIFA negoció con coimas la nominación de sedes, sistemas de acceso a los mundiales que eran digitados en Suiza, de acuerdo a la influencia que tenían las dirigencias de cada país, conformando un club cerrado, cupular, supranacional, con un tráfico de influencias que le permitía flotar el mapamundi, sin que ningún país les exigiera rendición de cuentas. Claro, hasta que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos los arrestara en Zurich y la investigación que sigue realizando hoy , con los consiguientes coletazos en Sudamérica.

Noticia en desarrollo que tendremos que seguir, como analistas de política y relaciones internacionales. Así es la vida.