Por Rodrigo Goycolea
Director Magister en Intervención Drogodependencias, U.Central
La reciente publicación de la prestigiosa revista Lancet, concluyó que en el año 1990 los bebedores con episodios intensos eran de un 18,5% y se espera que para el 2030 esto aumente a un 23%. Estos resultados son catastróficos pensando que en nuestro país mueren 13.260 personas al año por muertes atribuibles al alcohol, esto significa que fallecen 37 chilenos al día a causa de este consumo. El estudio de costos económicos y sociales del consumo de alcohol en Chile 2018, nos indica que los costos asociados por los problemas del consumo son 8 veces más altos que la recaudación de impuesto específico por este producto. En otras palabras, el alcohol genera costos para el país.
Dentro de las 10 principales medidas de prevención, que tienen distinto peso de evidencia científica, y que nuestro país puede implementar, encontramos que tres de ellas son las denominados ‘best buys’, llamados así por su bajo costo de implementación. Las tres buscan regular la disponibilidad de alcohol, marketing de las bebidas alcohólicas y políticas de precio. Las mismas ya han sido implementas en nuestro país para el tabaco, con resultados positivos donde la tendencia de consumo va hacia abajo. Algo que se vuelve fundamental de poner en marcha si tenemos conciencia que el alcohol es adictivo, produce cáncer y daña a terceros.