Por Claudia Barrera, Médico Psiquiatra y CEO de Grupo Cetep.
Los incendios de devastadoras proporciones, como los que recientemente vivimos en la quinta región, no sólo dejan a su paso paisajes carbonizados, pérdidas humanas y daños materiales irreparables, sino también profundas heridas en la Salud Mental de quienes han sido testigos y víctimas de estas tragedias. Por consiguiente, resulta imperativo abordar las consecuencias emocionales y psicológicas de estos desastres.
El trauma derivado de la destrucción de hogares, la incapacidad para cubrir las necesidades básicas y fisiológicas, así como la pérdida de seres queridos, junto con la incertidumbre sobre el futuro, se transforman en una carga emocional abrumadora.
La exposición al humo, las evacuaciones forzadas y la constante amenaza del fuego generan un ambiente de estrés agudo que deja secuelas duraderas en la Salud Mental de las personas.
Las consecuencias psicológicas de los incendios de gran magnitud pueden manifestarse de diversas formas, desde trastornos de ansiedad y depresión hasta trastorno de estrés postraumático (TEPT). Muchos sobrevivientes experimentan flashbacks dolorosos, pesadillas intrusivas y una sensación persistente de temor que afecta su capacidad para funcionar en la vida diaria.
Los niños, en particular, son especialmente vulnerables y pueden manifestar problemas de comportamiento, dificultades para concentrarse en la escuela y miedo intenso a situaciones que recuerdan el desastre.
Ante esta situación, es crucial que las autoridades de salud puedan proporcionar acceso a servicios de Salud Mental e implementar programas de intervención comunitaria temprana para abordar las necesidades emocionales y psicológicas de la población en su conjunto. Se deben promover herramientas de psicoeducación, promoviendo la desestigmatización y la importancia de buscar ayuda profesional de forma precoz.
En este escenario desafiante, con una gran cantidad de personas afectadas, la colaboración público privada y de diversas ONG puede ser un factor de éxito fundamental. Se requiere una respuesta integral por parte de las autoridades de salud, instituciones y la sociedad en su conjunto.
Solo a través de un enfoque colaborativo y centrado en el bienestar de las personas afectadas podemos comenzar a sanar las heridas que estos desastres dejan en el tejido emocional de nuestra comunidad.
Recuerden #ConversarDeSaludMental puede salvar vidas y reparar grandes heridas.