Hasta el día en que se concretó la alianza entre el Partido Comunista y la Concertación, para dar forma a la llamada Nueva Mayoría el año 2013, nadie pensaba que el PC abandonaría el camino de reconstrucción de una Izquierda capaz de ser alternativa real al neoliberalismo. Desde el mismo día del golpe militar en contra de Salvador Allende, el PC fue fundamental en la rearticulación de la Izquierda. Lo fue en los ochenta, durante la resistencia contra la dictadura, a través de la Política de Rebelión Popular de Masas, y luego durante los noventa encabezando instancias que dieron la lucha política participando en elecciones municipales, parlamentarias y presidenciales. Aportaba infraestructura, contactos dentro y fuera del país, y una militancia disciplinada, a pesar de las discrepancias internas que se comenzaron a manifestar públicamente a fines de los años ochenta.
Hoy la situación ha cambiado, el PC se pasó a la vereda del frente. Sus principales dirigentes han sido seducidos por el oportunismo político y la infraestructura partidaria fue puesta al servicio de una especie de “neoliberalismo corregido” que impulsa la Nueva Mayoría. Un botón de muestra son las entrevistas que ha dado el secretario general del PC, Juan Andrés Lagos. Da la impresión de que creyera que todos somos tontos y fáciles de engatusar con pamplinas bobaliconas. Por su parte, la Izquierda anti neoliberal se encuentra dispersa y falta de una orgánica unificada que dé garantías de unidad. Separados no llegaremos a ninguna parte. Es necesario que quienes rechazamos la componenda PC-Concertación y estamos por cambios reales, comenzando por una nueva Constitución nacida de una asamblea constituyente, forjemos un camino de conjunto con las organizaciones sociales y estudiantiles, confluyendo en un gran frente de Izquierda. Una Izquierda totalmente anti neoliberal. Hay que olvidarse del PC como aliado revolucionario, pues ellos han optado por las poltronas que les ofertó la oligarquía política. Y ante las críticas lo único que saben responder, como si les dieran cuerda, es que los que no estamos con ellos somos anticomunistas y favorecemos a la derecha no apoyando a Bachelet y su programa. Eso de “o estás conmigo o estás con la derecha” es la argucia con que la Concertación mantiene su electorado. En tanto, la dirigencia PC utiliza el volador de luces que reza: “estamos con un pie en el gobierno y otro en la calle”. Juzguen ustedes.
Por Alejandro Lavquén
Hay que luchar por articular nuestro rechazo al Chile actual a través de un movimiento social que logre organizarse políticamente detrás de un proyecto de país alternativo al neoliberalismo; es la única manera en que la revuelta instintiva deviene en rebelión; es contra esta unidad del pueblo y de la izquierda que el régimen establecido moviliza sus energías. Esta organización de los sectores populares provoca tal respuesta porque preocupa a los dominantes el probable alcance de la transformación social en esta etapa del desarrollo, porque les muestra la magnitud en que la práctica y la acción radical involucra una subversión cultural, política y en todo sentido. Este rechazo a la sociedad de hoy es afirmativo en tanto que prevé una cultura que busca cumplir las promesas traicionadas por una Concertación que nos habló de democracia, de transición, del arcoiris, de la primavera y de una alegría que acabó por convertirse en tremenda desilución.
Entonces, no es obscena la foto de una mujer desnuda pero sí lo es la imagen de aquel general que ostenta las medallas ganadas en una guerra o la de ese genocida que disfruta de una libertad que no le corresponde; la impunidad también lo es, los salarios miserables, los intereses al crédito, el FUT, el CAE, el IVA y las regalías o condonaciones en el pago de impuestos a las transnacionales que se apoderaron de nuestro cobre, de los alimentos, de la luz, de la telefonía o del gas; obsceno no es la movilización de nuestra juventud, sino la declaración de un dignatario de la Iglesia que esconde la pedofilia, el que se hace el distraído ante el tráfico de personas para fines sexuales o de explotación laboral. Lo son también las falsas expectativas que esta Nueva Mayoría creó entre los más ingenuos para hacerse con La Moneda. Por último, obscena es la estrategia del PC que hoy forma parte del gobierno. No es posible seguir aceptando estas aberraciones, la violencia de un régimen neoliberal que se impuso por la fuerza y que logra perdurar gracias a la complicidad de los políticos que supimos conseguir.