Una guerra no convencional El viernes 13 que ejecutaron tres grupos suicidas de Estado Islámico, en 7 puntos céntricos de París, buscó matar al máximo de civiles, personas desarmadas que disfrutaban la ciudad luz, compartiendo un café, disfrutando un concierto o un partido de fútbol.
Por Hernán Narbona
@hnarbona
El ataque fue cometido por personas fanáticas, que no temen a la muerte, militarmente fue un cobarde acto de terrorismo, orientado a causar el máximo de víctimas civiles. Distinto habría sido como acto de guerra haber atacado un puesto militar, pero no, acá se trató de diezmar la esencia de una nación, su sentido cosmopolita y de fraternidad, dañar la industria del turismo, generar miedo e inseguridad.
Cuando los fundamentalismos se instalan en los escenarios políticos al inicio de los 90, vivimos guerras de exterminio étnico en los territorios de la ex Yugoslavia, el mapa político cambió, la industria bélica se desarrolló en torno al control del petróleo y la invasión de territorios provistos de esos recursos , en esto, Israel fue el brazo armado de EEUU en medio oriente. Se generan oscuras alianzas, el propio EEUU patrocina grupos extremistas que usan el Islam como bandera pero lo distorsionan en su esencia para convertirlo en instrumento de guerra contra gobiernos que hay que derrocar.
Hussein era el amigo cuando el enemigo era Irán, Bin Laden aliado al principio pasa a ser el peor enemigo después de las torres gemelas; viene la respuesta de la potencia hegemónica en lo militar y de sus aliados. las invasiones a Irak, donde el aliado Sadam Hussein pasa a ser el gran enemigo. Osama Bin Laden, formado por la CIA, de aliado de Bush padre pasa a ser el organizador del ataque del 11 de septiembre de 2001, a partir del cual surge como reacción de Bush hijo, la estrategia de las guerras preventivas, la ley Patriot, que avasalla las libertades públicas, la aparición de la cárcel de Guantánamo y una acción constante de acciones subterráneas, eliminación de enemigos en acciones de ingeniería, el ingreso de la muerte a control remoto. Todo configura una nueva forma de desarrollar la guerra, con una irregularidad terrible, que se salta las convenciones de Ginebra sobre prisioneros de guerra, que deja campo abierto a acciones contra civiles, toda vez que el “enemigo” no es visible ni formal en los marcos diplomáticos históricos.
La guerra que estamos viviendo y de la cual no podemos estar ajenos, invade los espacios de la sociedad civil, sin respeto ni protección alguna. La tercera guerra mundial viene desarrollándose en forma soterrada, de las masacres y atentados en Túnez o Beirut poco se conoce, los bombardeos rusos, los degüellos de cristianos en el norte de Irak, la estampida de desplazados por la invasión genocida presiona por refugio en Europa. La descomposición social amenaza con nuevos fascismos, estalinismos o nazismos. La xenofobia en Europa y EEUU se acrecienta y la democracia es su primera víctima, lo que significa victorias para los fundamentalistas.
Nadie puede sentirse libre o neutral en esta escalada del horror, la sociedad civil está acosada hoy por la delincuencia, la corrupción, los carteles del narcotráfico, pero debe ahora reflexionar sobre escenarios bélicos impredecibles, sin un ejército enemigo que use uniformes, todo lo cual está exigiendo al Estado una diplomacia inteligente y proactiva, que desmantele conflictos de vecindad, toda vez que el mayor riesgo es el que deriva de esta guerra no declarada, la misma que nos involucrará en la medida que nos alineamos con Occidente y seamos, por ello, percibidos como enemigos.
En el Consejo de Seguridad de la ONU, un país pequeño como el nuestro, debe apostar al rescate del Derecho Internacional, la defensa del Estado Nación, de la soberanía y del mantenimiento de un respeto irrestricto a los derechos del hombre, que no se deben transgredir por una mirada belicista de destrucción del adversario.
La legítima defensa debe tener los límites del humanismo y la misericordia. Hasta la guerra, en todo el infierno que implica, ha tenido reglas humanitarias. Esta versión actual es un retroceso a la barbarie.
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