Por Héctor R. Jara Paz.
Las ciencias naturales nos entregan día a día conocimientos que relacionan e identifican cada vez más al ser humano, con los diferentes procesos del planeta que se aceleran en busca de un nuevo equilibrio. En otras palabras, la filosofía distinguió al ser humano por sobre las especies y cosas naturales y, se equivocó, ignorando la importancia de las leyes de la naturaleza y su determinismo en la existencia de la especie humana. Como no hemos entendido el “equilibrio” como arquetipo de construcción de nuestros modelos sociales, al interior de nuestra concepción humanista, me temo que la humanidad dejó de evolucionar, simplemente porque erró el rumbo. Es más, la búsqueda del conocimiento, por parte de la comunidad científica, ha estado más determinada por la importancia política de sus resultados, lo que limitó el espectro interpretativo, y reflejó una suerte de relación incestuosa entre la Política, las Corporaciones y el Conocimiento Científico.
La humanidad ha avanzado más rápidamente, cuando ha existido una mayor coherencia y mejor relación entre Conocimiento Científico, Filosofía, Ideología y Partido Político. A su vez, cuando un Partido Político interpreta parcial o interesadamente la sociedad, porque ha dejado su referencia ideológica y filosófica, he ignora los nuevos escenarios aportados por el conocimiento científico, se transforma en un lastre para la evolución de su sociedad.
Podría sostener que una de las características más representativas de las últimas décadas, es la particular relación tentacular de las grandes Corporaciones con la Política. Esto significó una valla en la relación directa entre Ciencia – Estado, que ha retardado el virtuosismo y sinergia entre el Conocimiento Científico y la Política.
Por tanto hoy, cabe preguntarse, ante la crisis de credibilidad y fundamentos de los Partidos Políticos, si vale la pena su renovación, replanteándose este nuevo mundo descrito por la ciencia, requiriendo para ello, un gran esfuerzo interpretativo de los nuevos escenarios que cada vez están siendo más determinados por variables ambientales, lo que hace necesario un esfuerzo extraordinario de la política en orden a enfrentar nuevas contradicciones que ya afectan a la humanidad y el diseño de nuevas sociedades que se adapten rápidamente a los cambios.
Solo el fortalecimiento y saneamiento de los Partidos Políticos permitirá recuperar la incidencia de los Estados, por sobre las Corporaciones, en las respuestas oportunas a los actuales desafíos del medio, reorientando estrategias de desarrollo coherentes con la sobrevivencia de la especie humana.