Por Arturo Jaque Rojas
¿Puede ser que la sociedad chilena, se haya transmutado en una caverna de profundidad insondable?; ¿una caverna donde la única ley que rige es el sobrecogimiento, el miedo, el servilismo y la abyección, el furor, el consumismo, el materialismo, el sobreendeudamiento, el frenesí, el olvido de nuestro origen mestizo y la amnesia de la memoria y el chauvinismo, todo lo cual se cristaliza en la proyección de sombras que la conciencia alienada ha convertido en realidad?
¿Quiénes proyectan la fantasmagoría sobre una gigantesca y aterradora pantalla inteligente- todo es “Smart” menos el usuario-, mientras los telespectadores se solazan ante los programas que les obligan a ver o que ven por “decisión propia” cuando se trata de fútbol? Después de la victoria de Chile sobre Brasil, queda la sensación de que algo definitivo y crucial se ha conquistado en una materia que afecta a la ciudadanía.
¿Me pregunto cuál es la ganancia monda y lironda para el ciudadano de a pie?
De suyo, pareciera ser que ninguna concreta: no hay incremento de sueldo, ni mejora de pensiones, ni en la atención de salud, ni de resultados de educación; en definitiva, nada de nada. Como consecuencia indefectible, la gente que concurre a los estadios se va tan pobre como llegó, en lo económico y en lo intelectual.
Alguien cínico- o lógico en otro sentido- podría decir que quienes concurren a un coliseo deportivo, no lo hacen buscando una mejora sustantiva en condición y su calidad de vida; sino para darse una alegría. O los más ilustrados: que Galeno y Camus eran amantes del “deporte rey”. Pero el quid de la cuestión es que la alegría es pasajera, superficial e intrascendente; que los millones se los llevan los canales, los auspiciadores y los jugadores, amén del cuerpo técnico, sin mencionar a otras empresas que tengan participación en la torta, como el siniestro CDF que funciona como una perfecta mafia. Y que sirve de caldo de cultivo y de pábulo para que periodistas de dudosa calidad intelectual, se enfrasquen en peliagudos y sesudos análisis sobre la selección, su historia y hasta los detalles personales de “la vida de nuestros guerreros”.
Es de sentido común preguntarse si ¿acaso se requiere que la masa acrítica tenga un mecanismo de catarsis de vez en cuando para canalizar la energía, que no es capaz de encauzar a su liberación social y nacional? Ejemplo palmario del mecanismo de catarsis, es que: Hace poco vivimos una vez más, la “celebración del 18 y 19 de septiembre”, siendo que Perico de Los Palotes no tiene ni idea del fondo; pero sí ve en ello un pretexto de poca monta para emborracharse y comer a destajo, sin importarle un comino el peso de las cadenas que arrastra, y menos el curso de la historia para nuestro país. Ergo, se produce un encadenamiento de hitos, fechas, eventos, celebraciones que, a todas luces, diseña los contornos de la dominación y el aplastamiento de la conciencia y el espíritu.
Entonces, ¿qué importancia puede tener que Chile haya logrado una victoria después de quince años o más frente al pentacampeón- y no me refiero a la Udi en esta ocasión-, si llevamos 27 años de funcionamiento y gobierno del híbrido que nos heredó Pinochet y Guzmán, y que sus padres putativos se encargaron de educar y formar muy bien?
Los años de dictadura fascista, los de concertación y de la nueva mayoría, han surtido un efecto de domesticación y desesperanza en el pueblo chileno, salvo en cuanto a consumir con desmesura, que no quiere o no puede pugnar por lo que es suyo, por lo que debe-debemos-recuperar; por último, por recuperar la dignidad, que no se compra a crédito, ni como avance, ni en el retail, aunque seamos derrotados.
Y surge una nueva cuestión: ¿Dónde se gesta y se cristaliza el interés de potenciar este tipo de entretenimiento colectivo, para mantener a los pueblos sujetos frente a una pantalla?
Se comunicaba en un medio que el punto más alto de audiencia fue de 58%; lo cual significa que casi seis millones de consumidores-clientes estaban pegados a la caja mágica; huelga decir que lo son sólo para el fútbol. Se trata de “ultranacionalistas” que adoran su bandera y que se visten de camisetas compradas a precios altos sino onerosos, fabricadas en el extranjero, y con el patrocinio de trasnacionales que usan el trabajo infantil de carácter esclavo. Y vuelvo a inquirir acerca de qué sucedería si tal cantidad de ilotas, y tal potencial de cambio social radical se articulara y se pusiera en movimiento para luchar y asaltar, libertariamente, los bastiones y los palacetes desde donde se maneja, regula y dosifica la pantomima grotesca que impera en el reino de jauja del neoliberalismo, o, dicho de otra forma, Chile.
Asevero que hay poderes entre bastidores, entre telones que se interesan sobremanera para que no surja ni un atisbo remoto, menos un fuego libertario de pensamiento crítico de parte del ciudadano promedio. Por el contrario, lo quieren absolutamente evadido y neutralizado, sin voluntad alguna de lucha. Desde la fementida Nueva Mayoría, pasando por el perro faldero del PC, hasta Chile vamos o algo así, están concertados para preservar y perpetuar el andamiaje y el subterráneo del orden establecido a partir de 1973. Y que no trepidarán, en impedir o abortar cualquier pronunciamiento genuino del soberano, que amenace sus prebendas, sinecuras y granjerías, las mismas que despreciara para la posteridad el presidente Allende, en su discurso postrero.
Así, mientras los rostros y los pechos ordinarios- yo soy del pueblo- se hinchan de exultación por haber derrotado a Brasil, los empresarios de “izquierda y derecha”, moros y cristianos, siguen expoliando nuestras riquezas y recursos naturales.
Por cierto que, además, nuestro país sigue siendo sometido, sangrado y vapuleado, bajo la lógica de la hegemonía y control del imperialismo estadounidense mediante tratados de génesis trucha, que sólo son serviciales a los fines de las grandes corporaciones y multinacionales que estrangulan más y más, y acaban con el remanente de independencia y autonomía que subsiste.
Ad-portas del enfrentamiento contra Perú, hubo más de algún cretino que regurgitó y disparó por doquier su vómito del nacionalismo trasnochado, que data de hace más de un siglo; y que en boca de zutano o merengano se traduce en una serie de prejuicios, estereotipos, clichés, racismo a propósito y en detrimento del pueblo peruano. Para restañar una herida abierta, sin embargo, jamás podría esperarse un gesto de hermandad como sería la restitución del monitor Huáscar, dado que la clase dominante chilena está interesada y comprometida en mantener abismos artificiales entre ambos pueblos; más allá de reconocer que la clase dominante de aquel país, es una oligarquía gemela de la que domina acá, y que ha fomentado la animadversión hacia Chile, por cuanto se tratan de mantener divididos a los pueblos e impedir la integración bolivariana.
Me remito a un antiguo texto personal: “Se reeditará el clásico del Pacífico, con lo cual la idiotez que se ha enseñoreado, seguramente llegará a su culmen, con toda clase de fraseología nacionalista, en este país en el que la población-aseguro; o, al menos sospecho- no sabe o tendría dificultades enormes en definir que es una nación o un estado”. ¿Y qué vendrá después, el patrioterismo llevado hasta sus últimas consecuencias?
El chileno promedio, es presa de la manipulación, víctima de su ignorancia supina y agresiva, con una pobreza de vocabulario que le impide expresar con cierto grado de continuidad y fluidez, todo ello agravado por un nacionalismo que raya en el fanatismo, incendiado con el pasto seco del exitismo futbolero.
Termino con una personal interpretación del mito platónico de la caverna acerca de lo que sucedería si alguien confrontara a la masa sobre el fútbol, sus alcances e implicaciones; y sobre la realidad unidimensional, sociopolítica, económica y sobre todo ideológica, cerrada como una totalidad en términos marcusianos, que los amos han construido, implantado y mantenido.
Dentro y en lo profundo de una caverna, se encuentra un grupo de gente; la que, se halla prisionera y cautiva en ella desde siempre; para peor, están encadenados, de suerte que no les es posible mover su cuello con libertad. Para agravar este panorama de tinieblas, detrás de ellos un fuego- prendido y alimentado quién sabe por quién- proyecta sobre la pared situada por delante: sombras de otras personas, que transitan por un camino ubicado en tal ángulo que, solamente, aquéllas son perceptibles. Los fantasmales caminantes y sus sombras, se sitúan a espaldas de los engrillados; éstos, que jamás han visto otra realidad, se han convencido por completo: que es la única realidad.
De repente, ocurre que uno de ellos, logra zafarse de estas cadenas; y, progresivamente, comienza una ascensión hacia el mundo exterior, donde podrá descubrir la verdad; así, por ende, ha de descubrir los objetos, los animales, el agua, el cielo, hasta posar su visión en el sol.
Los yacentes en el subterráneo, conversan entre sí, y al escuchar- o creer escuchar- las voces de las sombras: debaten y polemizan acerca de tal tópico; en cambio, el liberto, se encuentra en un pie favorable, para darse cuenta, de que se trata de ilusiones.
Sin embargo, si tiene la peregrina idea de regresar, para emancipar a sus otrora compañeros de cautiverio: es totalmente factible que lo tengan por loco; y que, inclusive, traten de asesinarlo- ya que el vulgo, no ve con buenos ojos que alguien, de buenas a primeras, desintegre sus enclenques y vanas mitologías; pues, prefiere continuar como esclavo de la ignorancia antes de liberarse…
Gran Valparaíso – NUEVO PAROXISMO PELOTERO – Lea otras columnas en Granvalparaiso Por Arturo Jaque Rojas ¿Puede se… http://t.co/D7YYvcuO8x