Por Fernanda Poblete Salvatierra
Académica Nutrición y Dietética
Universidad Andrés Bello
Todo deportista que compite sueña con ser el número uno, clasificar para algún evento deportivo importante y/o ganar medalla de oro. Pero saben que alcanzar estos logros requiere de mucho sacrificio, disciplina y determinación. Largas jornadas de entrenamiento, muchas veces compatibilizando con estudios, trabajo y familia, dejando poco tiempo para el ocio y descanso, cuestiona la motivación.
Y me quiero detener en el descanso, porque a pesar de lo que muchos piensan, es uno de los pilares del deporte, sobre todo en el alto rendimiento, y podría decir que es el que menos tiempo se le dedica. Recordemos que durante el descanso ocurre “la magia” del entrenamiento, donde nuestro organismo repara los daños físicos, metabólicos y mentales que éste genera. De esta manera, después de un descanso, podemos retomar las largas jornadas, elevados pesos o ejercicios intensos que sobrepasan nuestros límites y alcanzar la supercompensación.
Durante estas semanas en que veremos a nuestros deportistas panamericanos compitiendo, estoy segura de que la mayoría ha visto cómo afecta la alimentación en su rendimiento sin importar la duración de la competencia o qué habilidad física deba potenciar en sus entrenamientos. Y es que los alimentos son el combustible para el deporte y debemos elegir muy bien qué, cuánto y cuándo comer e hidratarse. Como analogía, imaginemos que tenemos un auto que nos ha costado mucho obtener. Queremos cuidarlo, tener sus mantenciones al día y usar el combustible adecuado para su mayor rendimiento y óptimo funcionamiento. En el deporte funciona de la misma manera. Alimentación adecuada, hidratación óptima, sesiones de kinesiología, masajes, concentración, descanso para mantenerse compitiendo con decenas de deportistas panamericanos que han luchado por estar hoy en Santiago 2023.
La alimentación equilibrada y saludable de un deportista no dista de la alimentación de la población en general. La única diferencia está en alcanzar a cubrir las necesidades de cada uno de ellos según la demanda del deporte y entrenamiento. Muchas veces con largas jornadas deportivas no es extraño llegar a planificar una alimentación mayor a las 3000 calorías. Para algunos puede parecer tentador, pero llegar a esa cantidad en base a alimentos saludables es todo un desafío. Si no llegan a cubrir sus necesidades nutricionales, los riesgos son elevados: pérdida de masa muscular lo que aumenta el riesgo de lesiones, falta de energía, lo que conlleva a una menor capacidad de exigencia física y menor recuperación llevando nuevamente a aumentar el riesgo de lesiones; condición a la que ningún deportista quiere enfrentarse.
Más allá del consumo de carbohidratos y proteínas, nutrientes que deben ser planificarse de manera individualizada según deporte, posición de juego, composición corporal, edad, entre otros, no debemos dejar de lado la hidratación. Un deportista que descuide su hidratación puede tener graves consecuencias. Al sentir sed ya hay un grado de deshidratación en torno al 2% lo que inmediatamente disminuye la capacidad de termorregulación del individuo llegando incluso a provocar un shock térmico.
En teoría, todos los deportistas y sus entrenadores saben que una buena alimentación es clave para el éxito, pero no todos están dispuestos a asumir ese costo. Y ¿por qué no? Si todo deportista que inicia un cambio en su alimentación gracias a la asesoría de un profesional calificado refiere un cambio radical en su rendimiento y recuperación.