Eliseo Lara Órdenes
Director Programa de Pedagogía en Educación Media
Universidad Andrés Bello
Las distintas opiniones que se ven a diario en los medios de prensa sobre el estado actual de la educación en Chile muestran principalmente críticas a la arquitectura del sistema y los magros resultados que se obtienen, comparándonos con Singapur, Finlandia o Alemania.
Lo cierto es que Chile no solo está lejos de dichos países geográficamente, sino también sociocultural, histórica y económicamente. Por lo tanto, hacer esas comparaciones responde a las mismas lógicas de comparar a los colegios más caros de Chile con los colegios de zonas más vulnerables, como si los contextos y subjetividades no existieran.
Debemos ser siempre críticos y autocríticos, pero también debemos incluir en los análisis una perspectiva multidimensional, que no solo involucra una franja de tierra de 4.500 km con una realidad muy distinta entre un extremo y otro.
Asimismo, los flagelos sociales de la delincuencia, el microtráfico, la drogadicción y la violencia intrafamiliar son parte de los problemas que a diario deben enfrentar los y las profesoras, no solo en Chile, sino también en toda América Latina, como bien lo muestran los informes de la UNESCO y la OMS.
Por ello, debemos reflexionar sobre qué estamos haciendo como sociedad y qué políticas aprobamos para mejorar el bienestar social antes de discutir los resultados en educación. Como muestran todos los estudios, no es posible mejorar académicamente y desarrollarse cognitivamente si no tenemos condiciones mínimas de bienestar social, lo que implica considerar nuestra casa, nuestro barrio y nuestra escuela, siguiendo el modelo ecológico de Bronfenbrenner.
En este marco, me parece oportuno aprovechar este tiempo de vacaciones y ocio, donde se puede reflexionar y pensar con calma, sin la presión de las exigencias diarias, para hacer una invitación a plantear ideas que nos ayuden a situar las problemáticas en sus contextos específicos. Es fundamental visualizar las necesidades de las escuelas, que hoy van mucho más allá de la sola presencia de un equipo docente de excelencia. Las escuelas son, muchas veces, y sobre todo en las zonas aisladas de nuestra geografía, los únicos centros comunitarios que reúnen a la población. Por ello, atender sus necesidades es atender las necesidades de esos apartados territorios.
Muchas veces pensamos en la escuela tomando como referencia un colegio citadino, masivo y con una infraestructura adecuada. Sin embargo, la realidad dista mucho de eso. Cuando damos opiniones tan generales, dejamos fuera los esfuerzos incansables de muchos y muchas profesoras a lo largo del país para que sus estudiantes terminen de buena forma el año escolar, a pesar de las limitaciones que sus propias familias les generan a esos niños, niñas o adolescentes.
Pensar la educación y tomar medidas no puede ser una disputa política entre un gobierno y otro, porque la educación trasciende a los políticos, siendo el eje central del desarrollo de nuestro país.