Por Pablo Varas
Escritor
“Puedo decidir quién quiero que entre en mi país. No tengo por qué aceptar a cualquier persona” Sebastián Piñera
Los ricos se creen con ese derecho a decidir lo que ellos quieren hacer con sus cosas. Para Piñera este país, la fértil provincia y señalada, él la considera SU COSA, su pertenencia, su propiedad, su patio, su macetero, posiblemente eso del dinero tan abundante que tiene sea lo que causa aquella cojera en alguna parte del céfalo o por decirlo de otra manera, una ventana abierta sin cortinas.
Piñera cerrará las fronteras a los pobres que arrancan justamente del modelo que él adora y santifica. Bolivia no es socialista, Perú no es socialista, Colombia no es socialista. Haití no es socialista. En América Latina no hay muro de Berlín, el único que existe es la que separa a los pocos ricos y los millones de desamparados. Piñera no quiere que la gente de color llegue a las esquinas pobres porque son pobres, le interesa la clase dominante, esa que construye su poder haciendo uso de información privilegiada, o corrompiendo y comprando a los que se quieren vender, de los cuales hay todo un mercado transversal permanente.
“Los dueños de Chile somos nosotros, los dueños del capital y del suelo; lo demás es masa influenciable y vendible; ella no pesa ni como opinión ni como prestigio” (Eduardo Matte Pérez, bisabuelo de Eliodoro Matte Larraín. Diario El Pueblo, 19 de marzo 1892)
Chile siempre ha estado en manos de ese sector pequeño dueño de todo, y que fija y dicta las normas de comportamiento de millones de hombres y mujeres, que su patio tiene el espacio entre paralelos y meridianos, bandera incluida. Exigiendo derechos fundamentales miles han manchado las calles con sangre, sencillamente porque esa es la respuesta siempre entregada que tiene la burguesía, y sus lacayos uniformados para ejecutarlas. Justos han sido los intentos de valientes por intentar colocar los derechos de las grandes mayorías por sobre los mezquinos intereses de los patrones, esos en sus casitas del barrio alto. Nadie recuerda hoy a los hermanos Rivera Calderón, pero en el lluvioso Puerto Montt de tarde en tarde se habla de ellos, cuando las familias se aprestan para visitar a sus muertos en el cementerio que llegaron a ese lugar, luego de ser asesinados por carabineros.
Piñera es feliz contando monedas, acciones y con sus reuniones de negocios. Le gustan las placas recordatorias de alguna cosa que lleve su nombre o ser nombrado en alguna acta entre ejecutivos de una empresa. Conocedor y asiduo de los nombres de las calles en los paraísos fiscales, eso le gusta, eso hace feliz a morir, uno de los pocos y precarios presidentes de la patria, con pasado delictual. Chile no le interesa, es algo así como un activo más que lo hace cada día más millonario.
De Piñera nada es verdadero, ni sus discursos de hacer más grande a la patria, de llevarlo al desarrollo, de aumentar el trabajo para los cesantes, todo eso es un balde de mentiras. La política económica que él aplica está en la bolsa, en las acciones, en la especulación. El pan que llega a la mesa de los pobres solo tiene olor a papel del diario con que está envuelto.
Demostró estar lejos que se le considere un estadista, un presidente que haya marcado una época fundamental en la historia de Chile, merecedor de una estatua ese de bronce que está presente en las plazas para que las generaciones hablen de sus obras y sus luces. Piñera no está en ese nivel, no llegó a la altura, y debe darse por pagado con que por cuatro años en todas las oficinas de la administración pública estuviera su foto, que refleja su historia personal, si hasta ese rostro podemos poner en duda, me refiero a su sonrisa gansteril.
Durante su gobierno, si le podemos llamar así, nada cambio, todo siguió igual. Bajó algunos puntos la pobreza pero la desigualdad aumentó. El trabajo por cuenta propia, ese eufemismo discursivo para nombrar a vendedores ambulantes, vendedores en ferias libres, ese delito permanente/violento/agresivo que golpea a la sociedad la evidencia demuestra que se profundizó. Cuatro años de beneficios llenos de números para las APF, Isapres, bancos y grupos económicos, sus amigos y compinches. Ufanos llegaban y se paseaban Carlos Délano, Carlos Lavín para las tertulias de millonarios en el segundo piso de la casa de los presidentes. Piñera un cobarde que no tuvo la valentía para visitarlos en la prisión, a la que llegaron por cometer delitos tributarios.
Durante su gobierno, Piñera estuvo escoltado por todo un ejército de corruptos UDI/RN/ que han sido portada de diarios y periódicos por haber defraudado al SII, haber practicado el cohecho, tratar de engañar al SII, dar boletas y facturas falsas. Todo un entramado con dineros y parlamentarios, que no son pocas cantidades.
Como dejar caer en el olvido que su subsecretario de minería Pablo Wagner, haya sido al mismo tiempo empleado de Ponce Lerou. Todo un gobierno sumido/hundido navegando en conflictos de interés, lacayo de los poderes económicos
Jacqueline Van Rysselberghe financiada, pauteada vía correos electrónicos por los empresarios pesqueros. Pablo Longueira autor intelectual de un crimen cometido con premeditación y alevosía en contra de los intereses de la patria, la Ley de Pesca. Iván Moreira y su raspado de la olla, senador UDI sentado en los tribunales por delincuente. Jaime Orpis senador del mismo cartel corrupto pasó por la cárcel. Ernesto Silva diputado UDI ventrilocuo de Carlos Lavín quien le pedía hiciera gestiones para la Ley de Isapres. Laurence Golborne independiente UDI mendigo de PENTA y artista en los paraísos fiscales. Ena Von Baer senadora UDI mendicante de Lavin y Délano.
Ni Piñera ni su familia pasa la muestra de la blancura. Allí está el Caso Caval, la nuera de la presidenta y el sobrino de Piñera. Los medios de comunicación se alinearon para cubrir la espalda. Herman Chadwick Larraín, hijo del primo de Sebastián Piñera, Herman Chadwick Piñera, quién a su vez es hermano del “generalísimo” de la campaña de Piñera Echeñique, Andrés Chadwick. La Corte de Apelaciones confirmó que el sobrino de Piñera debe pagar $ 160 millones como CONDENA. El asunto del Fideicomiso tuerto es otra oscura historia.
Piñera, Liliputense típico chileno.
Mientras en Chile condenaba a países que transitan por proyectos diferentes a los que él sostiene, ganados en votación popular, él guardó silencio, no dijo nada, se quedó callado mientras paseaba por las calles de China. No habló de los Derechos Humanos, ni de la falta de libertad de prensa, ni de los encarcelados, no condenó el modelo, no puede, es el que practica y lo hace feliz junto al 0.1% de los chilenos millonarios.
Es evidente que Chile no puede seguir transitando de la mano por los grupos económicos, sencillamente porque no es aceptable que millones de personas sean sus empleados y fuente de incontables millones y más millones de ganancia. En el actual cuadro político y social podemos encontrar evidencias irrefutables de la ausencia de un Estado de Derecho. Millones vulnerados e hipotecados de por vida.
Las encuestas no son verdad, son mentiras que necesitan los medios de comunicación del duopolio, controlado por los mismos grupos económicos que quieren llevar a Piñera en La Moneda. La única verdad potente son la presencia en la calle para exigir se haga realidad las urgencias que no pueden esperar.
Más de un millón en las calles de Chile para pedir No + AFP, son la señal. Y sea quien sea quien gane las elecciones, las calles están alegres de recibir a los que pidan nueva educación para la patria, un sistema de salud digno y de calidad, la nacionalización del cobre, un nuevo proyecto energético limpio y sustentable, nueva ley de pesca, nacionalización de litio, y un salario mínimo justo aunque les duela a los patrones. Suficiente ya es con lo que han ganado con la colaboración pagada de los que le han redactado leyes para sus beneficios.
Que no cause asombro si haya que buscar nuevas y creativas alternativas para hacer avanzar las ruedas de la historia. Generosidad siempre habrá.