Por Nicolás Oxman
Académico de la Facultad de Derecho, U. Central
El diario alemán Spiegel calificó, a fines de octubre del año 2010, como algo más que un mero “gafe” el hecho que el Presidente Piñera escribiera uno de los lemas del nazismo en el libro de invitados de la presidencia alemana. En realidad, el periódico alemán daba a entender que más que un hombre de derecha se trataba de un sujeto ignorante. Por ello, el embajador chileno en Berlín se apresuró ofreciendo disculpas por algo que era inexplicable y vergonzoso.
Ahora el Presidente hace un nuevo guiño al nacionalsocialismo alemán, aunque sea por ignorancia o inconciencia, quiere revivir las medidas de seguridad predelictuales sancionado estados antisociales. Tal como lo hiciera el nazismo en el año 1937, pretende dictar leyes que permitan a la policía arrestar o detener no solo a quien comete un delito (que para eso está la ley penal del Estado de Derecho), sino también a quien ejecute una conducta antisocial que potencialmente pueda convertirlo en un delincuente en el futuro.
Ahí entraban, para el nazismo, las personas que consumían alcohol en la vía pública, quienes pernoctaban en la calle, las prostitutas, los vendedores ambulantes, quienes efectuaban rayados o pegaban propaganda ilegal en la calle. Pero, los guiños al nazismo no se acaban ahí, tal como en su momento el Ministro de Justicia Franz Gürtner quien explicó a la población que el nuevo orden nazi demandaba la protección de la cultura alemana, como una tarea de todos, y la tutela de los espacios públicos de vándalos que eran considerados como una “plaga”, ahora, es el Presidente Piñera quien twitteaba lo siguiente: “La #LeyDeConductasAntisociales nos permitirá crear una cultura de mayor respeto por los demás y proteger mejor nuestras casas, escuelas, consultorios, plazas, parques, edificios y transporte público. Ayudemos a construir y hermosear y no a destruir o vandalizar #ChileLoCuidamosTodos”.
Chile derogó en el año 1994 la Ley Nº 11625 de Estados Antisociales y Medidas de Seguridad de 1954. La justificación estuvo en que la ley no puede servir en un Estado democrático para configurar las costumbres humanas, que el derecho no puede imponer comportamientos donde la educación y el civismo como prácticas de la libertad deben imponerse. Afirmar lo contrario nos acercaba a un Estado de Policía, a los autoritarismos; nos alejaba de la democracia que pretendíamos construir después de la dictadura, de las libertades que tanto nos había costado conseguir.
Todo eso se ha ido a la basura.
Este enano presidente tambien tiene mente enana, solo es genial en truculencia y especulación.