Por Pablo Varas
No queda duda que merecía la muerte…
Era digno que hubiera caído bajo una lluvia de balas para pagar su traición a la institucionalidad que juró respetar. Por haber estado en el mando mientras sus agentes hacían desaparecer, torturar, asesinar y encarcelar a miles de chilenos….de verdad merecía que una bala le atravesara su osamenta y rompiera cartílagos y carne.
Nunca las Fuerzas Armadas, que en silencio no hablan mal de su Comandante en Jefe, ese que tantas leyes dictó para dejarlos tan favorecidos en sus condiciones económicas, mucho mejores que los miles de profesores por ejemplo. Es imposible hacer una comparación entre un maestro y un militar. Los educadores enseñan a leer y entender el mundo y sus asuntos, todo lo contrario a esos que les gusta el tambor, el trombón, la corneta y marchar engominados y con pantalones bien planchados.
Hay que decir también que entre las filas de los uniformados en la actualidad existen ladrones, corruptos, sinvergüenzas, enamorados del dinero, que hacen entrar en sus bolsillos billetes entre facturas y boletas falsas. Se deja constancia que ese dinero es de todos los chilenos, fondos que salen de recursos naturales que en la actualidad están en manos de privados, sencillamente porque los gobernantes así lo han determinado.
Muchos de los perfumados que transitan los amplios pasillos de CasaPiedra, son dueños de grandes consorcios y millonarios, sencillamente porque el alto mando de las FF.AA así lo determinaron. Ellos los favorecidos. Se quedaron con las empresas que pertenecían a todo un pueblo.
No causa asombro ver desfilar hacia los tribunales uniformados de todos los grados y ralea, para dar explicaciones sobre delitos cometidos desde los de tipo sexual y de Comandantes en Jefe donde no cuadra las cantidades de propiedades, todas ellas en las zonas más privilegiadas, con sus salarios y privilegios.
Esa conocida frase, esa muletilla que tanto ocupan los políticos: “la inmensa mayoría de los chilenos”, fue usada por esos generales en aquellos años. La verdad es que no fueron los millones de chilenos los que pidieron el golpe militar, fueron los millones de recursos/dólares que les entregó la CIA y el Departamento de Estado norteamericano. Las Fuerzas Armadas no son creíbles porque el periodismo de investigación dejó constancia, que sencillamente actuaron para pagar las/sus cuentas con los Estados Unidos. La CIA tenía y tiene sus agentes en el alto mando, y los tendrá sencillamente por el bajo costo y su fidelidad.
Los militares niegan sus relaciones con el país del dinero verde que tanto uniforme ha comprado y compra. Los documentos desclasificados de la CIA, los informes del Congreso norteamericano, dejan al descubierto que de patria nada, que de patriotismo el robo. Pero no todo en esos tiempos era de los militares, estaban los civiles, estaba Eduardo Frei, Patricio Aylwin, Hamilton todos esos, los coludidos del Partido Nacional con Onofre Jarpa, junto a la bancada demócrata cristiana, unos radicales de rara consigna. Esos que no leyeron bien los resultados de las elecciones en marzo de 1973…allí estaba la inmensa mayoría de chilenos, expresada en votos y parlamentarios.
Siempre en estas fechas se hablará del que los ricos llaman el salvador de la patria, el que inventó el mejor gobierno. Pasarán muchos años y la historia se seguirá repitiendo. Millones de chilenos irán contando de generación en generación quien fue un Comandante el Jefe que era un ladrón, que se llevó dinero para su casa, como lo hace el que mete sus manos en los bolsillos de otro.
Ya no hay banderas a media asta en los frontis de las grandes empresas. Los dueños de Chile tampoco las colocan en sus casas. Lo olvidaron, es etapa superada, Ya cumplió con haber sido el ilustre quien pavimentó el camino del neoliberalismo que genera la droga del lucro que se inyectan a la vena los enfermos del modelo, Piñera entre ellos. Los millonarios ya están pagados, y se sienten por estos tiempos muy cómodos siendo los propietarios de una plantilla de empleados/diputados/senadores/asesores, todos a cargo estatal y que trabajan para ellos en el parlamento.
Pinochet está bien muerto.
Desde donde lo dejaron no es posible sacarlo, ya está muy viejo. Posiblemente habite en algún marco que descansa tembloroso en el velador de alguna antigua….. adherente