REFLEXIONES SOBRE LA HUELGA DE LAS EX PRESAS Y PRESOS POLÍTICOS

Publicado por Equipo GV 7 Min de lectura
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Envenenadas por el olvido
muertas por la cólera
reventadas por el dolor
 
Cuando la pestilencia de la amnesia
carcome la historia
gusanos penetran páginas de ira
la comen
nada queda.
 
Del poemario “Memoria en Mí”, Valeria Varas
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Por Valeria Varas 
Antropóloga y diseñadora gráfica, chilena – costarricense. Miembra de la Asociación Costarricense de Escritoras y de la Sociedad de Escritores de Chile.  
HuelgaHoy,  las presas y presos políticos chilenos llevan 25 días de huelga de hambre en diferentes lugares de Chile y aún no se les ha dado respuesta a sus demandas, entre otras, exigir una mejor pensión por parte del Estado Chileno. La mayoría son personas mayores, con muchos daños psicológicos, físicos y con grandes problemas económicos, y a pesar de estas condiciones que fueron causadas por haber estado detenidas por los militares, hoy se levantan en huelga, sin permitir que se les mate de soledad política por falta de memoria. Gran parte de ellas y ellos perdieron la posibilidad de trabajar, de vivir en el país, de estudiar, de terminar una carrera, perdieron familia y amistades y hoy exigen que el Estado les de una compensación proporcional al daño causado. Consecuentes con sus vidas y a pesar de que han tenido que vivir arrastrando privaciones y dolores, han transformado ese doloroso caudal en fuerza movilizadora para seguir luchando.
 
Porque no es fácil haber salido del Averno de los centros de tortura, a pesar de los años es difícil convivir con las secuelas que quedan, como cuando nos olvidamos de todos los nombres, de los números, de las calles, de las casas y teléfonos y se nos cuestiona por nuestro estado mental y capacidad para trabajar; no es fácil convivir con nosotras si aullamos cuando dormimos por miedo a que nos lleven a torturar; es doloroso cuando amamos y en la privacidad de la dicha nos paralizamos y un olor a semen no nos permite ni la dicha del beso; es cansado de pronto, luego de un ruido, de ver una serie de televisión, de una palabra, nos invade el miedo y la angustia y necesitamos aislarnos para recuperar la calma y el centro de nuestra estabilidad; y lo difícil que es cuando pedimos que se penalice la tortura sexual, ahí nos ordenan callar, o nos miran con vergüenza o con incredulidad.
 
En Chile muchas personas no comprenden lo que pasamos y aún se escucha el lugar común de que “tenemos que sobreponernos, dejar el pasado y seguir adelante para construir un nuevo país” o que “tenemos que hacer borrón y cuenta nueva”. Sin excusar a quienes opinan así, puedo entender que no les importe esta huelga del hambre, ya sea porque que estuvieron a favor de la dictadura o porque esta les pasó por el costado sin inmutarse. Pero lo que es incomprensible, es que aquellas que hoy están en el gobierno y que también fueron presos y presas políticas de la dictadura, no se sensibilicen ni tengan empatía con las exigencias de sus excompañeras y excompañeros de historia.
 
¿Tanta soberbia da el poder que no levantan la vista para mirarse un segundo en esos ojos y recordar su propio pasado?, o el compromiso juvenil revolucionario, oponiéndose a la dictadura ¿les avergüenza?, ¿o sufren del síndrome de Estocolmo y se han mimetizado con sus carceleros?, ¿o será que les da una rabia terrible haber sido vejados, abusados, maltratados y el acercarse a sus excompañeros y excompañeras de sufrimientos les hacer recordar sus propias miserias y dolores?, ¿o los grandes sueldos que reciben ha hecho que pierdan la memoria?, o sus pasados solo les sirve para hacer currículum como luchadores por la democracia y dar declaraciones cuando es conveniente o escribir libros y hacer películas que los haga verse como héroes. No sé, pienso en miles de razones para que se de esto, ya que me cuesta entender que estemos en un gobierno que es democrático, conformado por una coalición de partidos integrados por personas que se opusieron al régimen militar y no tengan compasión por quienes lucharon a su lado, oponiéndose a la dictadura.
 
Pienso en Michelle Bachelet, la imagino en esos años como una joven estudiante tirada en el suelo con su madre, con vendas en sus ojos. No se si las torturaron, pero sí sé que, por lo menos debió haber escuchado los gritos dentro del recinto, los últimos suspiros de quiénes no soportaron y murieron entre aullidos de dolor. En esos momentos, creo que ella como quienes están en huelga de hambre, soñó con la justicia, vivió dolorosas solidaridades y traiciones, pero nunca dejó de pensar en la llegada de la democracia y en construir un Chile mejor.
 
Espero que en ese trabajo en el cual se encuentra hoy, no se olvide de que, un país sin memoria no puede construir un presente y futuro sano. Porque un país que olvida es también un país enfermo, que sufre de demencia como esa de seguir pagándole salarios millonarios a los torturadores, quienes ya juzgados y condenados por crímenes de lesa humanidad también gozan de una cárcel de lujo, pero se les entrega migajas a quienes fueron y son la base de la nueva democracia y que hoy se llaman expresos y expresas políticas.
[message_box title=”Órdenes presidenciales” color=”red”]
Por decreto se ordena
a toda la ciudadanía
hacerse la lobotomía.
 
Los recuerdos y las verdades históricas
incomodan la vida nacional.
 
Del poemario “Memoria en Mí”, Valeria Varas
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