Por Arturo Jaque Rojas
La adolescencia ya aconteció; y todos aquellos rostros que llegaron a instalarse al sistema, con la promesa de generar un cambio estructural se marchitaron; mostrándose en la actualidad como si fueran fisonomías de momias o de fantasmas o cadáveres en fétida descomposición.
De ellos y de ellas, nada se puede esperar: Vallejos, funcionaria dócil de un partido político con resabios de una disciplina estalinista, que lo único que parece es querer preservar el orden establecido, para poder colarse en la repartija de prebendas; Jackson, una suerte de llanero solitario, con un partido con nombre de fantasía, que usó al NAU como plataforma personal, y que le debe mucho a la nueva mayoría, ya que fue blindado en su elección; Boric, una voz que no tiene mayor impacto a parte de la grandilocuencia para llamar la atención, de cuando en cuando, con declaraciones seudo revolucionarias.
De la maldita casta inamovible- hasta ahora- se presiente que harán lo imposible por evitar a todo trance cualquier modificación al status quo, recurriendo a la fuerza si fuere necesario para aplastar al pueblo, si sus intereses fueren amenazados.
Desafío, siguiendo la tesis de Salazar, a que alguien pueda señalar un ejemplo de mutación del sistema desde sus entrañas y que haya sido victoriosa, sin costos en sangre del pueblo de este país.
De semejante cáfila, nada se puede esperar; nada en lo absoluto. Sátrapas enquistados en el senado como Moreira, Orpis, Rossi, Orpis, Zaldívar, Pizarro, Letelier, Von Baer, etc.- lo que se replica en la cámara de diputados-; jamás permitirán que el pueblo pueda tener injerencia en la gestación de una nueva carta magna, porque saben a ciencia cierta que si renuncian a la herencia del dictador, todo estará perdido para ellos y ellas, ya que la soberanía regresaría al verdadero soberano, valga la redundancia: el pueblo.
De los grupos y poderes económicos que controlan y regulan y manipulan a su amaño a las marionetas, sólo cabe pensar que es imposible tocarles si quiera el suelo donde pisan.
¿Acaso alguien puede imaginar a los dueños del país como Luksic, Angelini, Paulmann o Sahie respondiendo ante la justicia como cualquier mortal común y corriente, si ellos han puesto en sus apetecidas sillas curules a quienes presuntamente tienen que velar para que se cumpla el principio básico de la democracia que es la igualdad ante la ley?.
Quien llegue a pensar por un momento en semejante dislate, merecería una camisa de fuerza y ser internado en un manicomio, porque ello no sucederá. Es imposible encerrar en una cárcel a quienes te ha dado empleo y sostienen tu lujoso tren de vida.
¿Y qué fue de Meo, Marco Enríquez Ominami, por cuyas venas corre la sangre de uno de los mártires de la revolución universal, uno de los héroes inmortales que tuvo el valor irreductible de quedarse, y enfrentar el combate clandestino y frontal cuando fue imperativo, siendo masacrado por los sicarios y testaferros, y que jamás pensó poner pies en polvorosa para regresar después de décadas a administrar el modelo implantado a la perfección por los hijos y nietos de la dictadura pinochetista y de su eminencia gris, Jaime Guzmán?.
Con pesar y desolación, nos enteramos de que ha encontrado la fuente del financiamiento eterno en una de las empresas que fue arrebatada al Estado de Chile y regalada al ex yerno de Pinochet; a saber, Soquimich y Julio Ponce Lerú.
¿Y qué ha sucedido con los casos Penta, Soquimich, Caval, Corpesca?. Se han dilatado hasta la saciedad, pareciendo flotar en un limbo donde sólo los iluminados fiscales, los abyectos leguleyos y los defensores ganapanes tienen acceso para llevar a cabo un millón de diligencias, sin que hasta el instante haya una resultado concreto: que los peces gordos sean privados de su cargo según corresponda, de sus fortunas de acuerdo a lo fallado en derecho o izquierdo o retorcido?.
Y lo más deseado por quienes tenemos un mínimo de conciencia cívica: Que vayan a la cárcel, como cualquier persona, no a sus casas, no a clínicas, no con penas que son irrisorias. Al ritmo y tranco que vamos, llegará el siglo XXII, y todavía estaremos empantanados en saber…
Mientras tanto, nos aproximamos al inicio de un nuevo proceso de eliminatorias para otro mundial de fútbol, que servirá para distraer a la “opinión pública”- a saber, gente que no lee, o peor que no entiende lo que lee- de los graves puntos neurálgicos de la contingencia y de una mirada a largo plazo; una red de telaraña de acero irrompible, una prisión inexorable e inexpugnable introyectada, en cada uno, en cada una de quienes conforman la masa amorfa y acrítica, que todos los días es conducida a la servidumbre, a la explotación del hombre por el hombre, algo que se suponía había terminado con el colapso de los socialismos reales, el derrumbe del muro de Berlín, el fin de la historia.
Necesitamos una revolución limpia y desnuda: Oponernos a rajatabla, primero que todo y antes que todo a todo aquello que violente nuestra dignidad humana, nuestra de condición de persona, nuestro estatuto ontológico. No hemos de permitir ni tolerar que seamos tratados como medios para la consecución de un fin. En definitiva, parafraseando a Ernesto Sábato, atreverse a rescatar lo que quede de humano en nosotros y entre nosotros.
El modelo que nos legó Nelson Mandela puede ser un comienzo válido. Y no me refiero a la abominación que dijo el grotesco alcalde Luis Plaza, al compararse con este ejemplo vívido e indoblegable de humanidad.
Hablo de la capacidad de ser valiente, de saber decir no, de saber decir sí, de aplicar estrategias diversas para avanzar en el trayecto hacia una transmutación; de resistir desde las más sutiles manipulaciones mediáticas hasta las brutales demostraciones del fascismo, que mutatis mutandis no ha muerto, así como tampoco murió la historia; de ceder y reconciliarse cuando sea justo, necesario y prudente; de llegar a las armas si el sistema nos acorrala y no nos deja opción o alternativa, como él mismo lo hizo en determinada coyuntura.
Lo anterior, reafirma que es preciso negarse a formar parte de la comparsa y de la charada que los dueños y amos llaman democracia, una cáscara vacía dentro de la cual nos mantienen tal como en la caverna de Platón, al punto de que el 99% de la referida masa ha llegado al convencimiento de que no hay otra realidad que la vivimos a diario, cuyas coordenadas están dadas por bancos, mall, supermercados, tiendas de retail, canales de tevé paga o tevé abierta, encuestas truchas y espurias, escapismos de toda laya, alienación, reificación y embrutecimiento..
Detrás de lo cual hay poderes fácticos que manejan mecanismos y engranajes exactos – mejor que cualquier proeza del “niño maravilla” o del “rey”- para moldear la- repito- opinión pública, un secreción de los mass media que se cuela por las rendijas de la mente hasta llegar a distorsionar tanto la conciencia que se llega al objetivo esperado: inocular el no- pensamiento; dicho de una manera paradójica, no critico, no cuestiono, no pongo en tela de juicio, no desmantelo, no rechazo la mentira disfrazada de verdad.
A contrario sensu, se tragan sin digerir, toda la monserga sobre la democracia, la estabilidad política, la delincuencia, la seguridad para combatir a ésta; la necesidad de proteger a los empresarios, de darles reglas estables; se acomodan los grilletes y las cadenas de la conciencia, la voluntad, el espíritu y el cuerpo, al extremo de que invitarles a imaginar otro mundo posible es visto como agresión, que no están prestos a soportar. Recordemos la notable novela de Saramago “Ensayo sobre la Lucidez”.
La única reacción viable de resistencia ante este sistema perverso e inhumano, es luchar, no rendirse; y trabajar para el advenimiento de una genuina revolución democrática y en libertad, pero que no tiene razón alguna a priori para renunciar a las armas.
RT @gvalpo: REVOLUCIÓN O NO REVOLUCIÓN, HE AHÍ EL DILEMA: Lea otras columnas en Granvalparaiso
Por Arturo Jaque Rojas
La a… http://t.co/V…
http://t.co/CGfja1Y9Jh Las medias tintas no sirven más a este país de esclavos