Por Georg Unger
Psicólogo y académico UCEN
El destacado sociólogo alemán Ulrich Beck desarrolló un trabajo cercano a la Psicología Social cuando afirmó que el problema cotidiano de las personas y colectividades humanas es el de la relación entre la persona y el Estado y no el de él o ella, con la sociedad.
En el centro de su “Teoría de la Sociedad del Riesgo” coloca a la autoconciencia de las personas más allá del aquí y el ahora, articulada con una “conciencia global” por la influencia de la televisión y los medios colectivos de masas.
Por eso el individuo puede acoplarse o ser influido por la emergencia y destino de “nuevos movimientos sociales”. Estos movimientos se defienden de la incertidumbre y la necesidad, por la acción o la falta de acción de los gobiernos y la precariedad de sus Estados y del bienestar que defienden.
El malestar psíquico y social actual, se debe a esta conciencia donde las ventajas del intercambio y la comunicación global de riesgos se reparten desigualmente junto a los medios para controlarlos. El Estado Nación y la idea de protección y progreso es desmentida por la experiencia, más que antes.
Por eso la noción de glocalización que desarrolla más que otros Beck, es central para explicar la comprensión dual de la sociedad en que todos y todas sentimos como normal el riesgo en una sociedad periférica. Esta noción señala que lo global se localiza de manera distinta en cada lugar y colectividad.
La tardanza en construir una red de salud, educacional y viviendas, como se intentara desde los 50 hasta el gobierno militar, fue acumulando daños y carencias en un amplio sector de la población y hoy ello se reconoce ampliamente. Hay que informar mejor los cambios.