Por Jaime Torres Gómez
Recientemente se desarrolló la versión 48 del Concurso de Ejecución Musical Dr. Luis Sigall, en Viña del Mar, esta vez mención Guitarra.
Huelga señalar los pergaminos del Sigall, con una historia de 50 años desde su fundación, de la que lamentablemente hubo una suspensión de dos versiones a raíz del estallido social del 2019, y luego, en 2020, debido a la pandemia, destacándose la voluntad de la Corporación Cultural de Viña en retomarlo gradualmente desde el 2021.
La presente versión, a diferencia de las dos anteriores, avanzó en la presencialidad de las últimas dos etapas, instándose la reedición completa in situ ante potenciales variabilidades de rendimientos en pausas prolongadas entre las mismas etapas.
Adicionalmente, y luego de 15 años, el Concurso retornó a su sede histórica del emblemático y patrimonial Teatro Municipal de Viña del Mar, constituyendo un significativo reencuentro tras deambular por otros espacios de la ciudad y Valparaíso.
Si bien los recursos han escaseado para normalizar la ejecución del certamen (modalidad híbrida, ausencia de una orquesta de orgánico grande y la venida de una mayor cantidad de jurados internacionales), a la luz de lo presenciado, existió buen interés de las autoridades edilicias viñamarinas en apoyar su continuidad ante la evidencia de su valor patrimonial y proyección internacional de la misma ciudad.
A buen nivel, la jornada final contó con sólidas participaciones de los finalistas de Croacia, Japón y México, multipremiados en otros concursos internacionales. A la vez, se dispuso de la Orquesta de Cámara de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), de gran recuerdo en épocas pasadas, constituyendo una buena oportunidad para apreciar su actual nivel luego de varios años sin presenciársela.
A priori, no obstante al tratarse de una orquesta de cámara (cuerdas y algunos vientos), resultó funcional para la versión guitarra, aunque inconveniente para futuras ediciones (cello, violín, piano y canto) debido a la naturaleza de los repertorios para las jornadas finales, requiriéndose de agrupaciones grandes y con músicos debidamente experimentados. Y en cuanto al desempeño mismo, se la percibió cómoda en el Concierto del Sur (Manuel Ponce) pero muy débil en el Concierto de Aranjuez (Joaquín Rodrigo), con problemas de ensamble (rítmicos y afinación) y falencias insalvables en algunos músicos extra, elemento inquietante considerando que seis días antes había tocado la misma obra junto a un integrante del jurado…
Del todo acertada la decisión del jurado en la asignación de los premios, como el premio del público. De esta forma, en el caso del mexicano José Daniel Salceda (tercer lugar), abordó con propiedad el Concierto del Sur, ofreciendo una versión resaltada en una calibrada interioridad de discurso y libre de efectismos, aunque, en momentos, algo monocorde (especialmente hacia la mitad del primer movimiento).
Seguidamente, el croata Luka Lovreković (segundo lugar), con el Concierto de Aranjuez, y luego de un primer movimiento técnicamente deslumbrante más alto vuelo expresivo (aunque de cierto efectismo), empero, tuvo que lidiar con un débil acompañamiento de la orquesta, afectándole de alguna forma su rendimiento en los dos últimos movimientos. Sin perjuicio de ello, se destaca su gran proyección de sonido y alto vuelo interpretativo, ameritando seguirle su derrotero profesional.
Y el desempeño del japonés Io Yamada, deslumbrante y en justicia merecedor tanto del primer lugar del concurso y a la vez con el premio del público. La versión firmada por Yamada del Concierto del Sur, digna de antología en precisión técnica e idiomatismo interpretativo, favoreciéndole un alado acompañamiento del maestro Álvaro Gómez (Director Artístico del Concurso) junto a los camaristas católicos porteños. Notable el manejo de los contrastes, dinámicas, matices y proyección sonora del eximio guitarrista, proyectándosele con una importante carrera.
En suma, una muy buena versión del Concurso Sigall, esta vez en su magnífica sede histórica, fortalecido con un celebrado compromiso local de sacarlo adelante, y a la vez con urgentes desafíos de mejoras para retomar los históricos estándares de un certamen internacionalmente reconocido.