Por Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Conferencista, escritor e investigador (PUC)
“Es necesario hacer mucho más énfasis en lo que un niño autista puede hacer, en lugar de destacar aquello que no puede hacer”. (Dra. Mary Temple Grandin, una autista conocida mundialmente, autora del libro “Pensando en imágenes”, entre otros libros).
De acuerdo con lo que señalan diversos expertos en el tema, el autismo se describe como: (a) un trastorno de tipo neurológico complejo, (b) un trastorno generalizado del desarrollo infantil, el cual, normalmente, perdura toda la vida.
El autismo constituye parte de un grupo de trastornos conocidos como “trastornos del espectro autista”. Con el fin de abreviar este concepto, se utiliza el acrónimo TEA.
Los trastornos del espectro autista (TEA) representan una serie de dificultades en el desarrollo normal de un niño(a) que son causadas por las diferencias que se generan en “la forma que tiene el cerebro de los menores afectados de TEA de decodificar y procesar la información”.
Con frecuencia, las personas con TEA presentan problemas con el proceso comunicativo y con las relaciones interpersonales a nivel social, con conductas y/o intereses que son restrictivos o repetitivos.
Los profesores que tienen a alumnos(as) con TEA en su sala de clases, lo primero que deben hacer, es plantearse algunas preguntas acerca de este niño(a), tales como ¿qué es lo que le gusta hacer? ¿Qué cosas le resultan bien? ¿Tiene algún juego favorito? Y la pregunta más importante de todas… ¿qué es lo que la define como persona?
El segundo aspecto a tomar en consideración, es la forma en cómo acercarse a un estudiante con TEA, ya que con la importante finalidad de crear un vínculo o relación de confianza con el alumno(a), el acercamiento debe hacerse a través del juego y con el debido respeto a su condición, que permita, justamente, establecer una interacción de carácter positivo.
En tercer lugar, el profesor debe definir cómo quiere comenzar a establecer esta relación con el estudiante, aspecto que implica comprobar si el alumno(a) dispone de un sistema o proceso comunicativo que le permita expresar ideas, pensamientos, opiniones, pedir o rechazar cosas, si es que está en condiciones de interactuar de buena forma con sus otros compañeros de aula.
Si no es así, el siguiente paso es llevar un registro de las conductas que son consecuencia de esta falta de comunicación e introducir un “Sistema Alternativo y Aumentativo de Comunicación” (SAAC), es decir, ciertas herramientas o instrumentos de intervención educativa o logopédica dirigidas a personas con diversas alteraciones de comunicación o del lenguaje, que le permitan al profesor(a) utilizar una determinada forma de comunicación como elemento aumentativo y alternativo, ya sea a través de gestos o signos manuales, o bien, con la ayuda de dispositivos o tableros de comunicación con símbolos. Conocer con profundidad esta estrategia comunicativa resulta ser de vital importancia para aquellos profesionales que trabajan o que prestan apoyo a personas con este tipo de dificultades.
El cuarto paso a dar se relaciona directamente con cómo ayudar de manera práctica a los estudiantes con TEA, es decir, buscando adaptar el entorno que rodea al estudiante, de manera de hacerlo más predecible y amigable, prestando mucha atención a los estímulos sensoriales que le llegan al niño(a), evitando, por ejemplo, la presencia de ruidos fuertes y estruendosos, luces muy potentes, olores que sean muy desagradables al olfato, etc. Todo lo anterior, a fin de darle al estudiante un orden y un sentido a sus rutinas diarias de forma progresiva y paso a paso. Importante al respecto de este punto, es que el profesor respete los intereses de los estudiantes con TEA y les ofrezca rutinas que tengan sentido para el niño(a) afectado por un trastorno del espectro autista.
Hoy se sabe, que cuando los padres detectan –o sospechan– de ciertas “rarezas” en sus hijos, ellos están, generalmente, en lo cierto, siendo muy importante, que de forma inmediata acudan a un especialista para efectos de definir y diagnosticar de manera correcta cuál es el problema específico que afecta a sus hijos.
Digamos, finalmente, que los principales signos que indican la presencia de autismo o TEA en los niños y niñas, están vinculados directamente con tres constelaciones principales:
1. Problemas con la comunicación (verbal y no verbal) y/o dificultades con la interacción con otras personas.
2. La presencia de conductas extrañas, rutinarias o repetitivas, llamadas también “conductas estereotipadas”.
3. Gran aversión al cambio y fuerte adhesión a las rutinas y hábitos, con un fuerte “deseo por la invarianza”, es decir, un marcado rechazo a los cambios.