Trastorno del estado de ánimo con síntomas depresivos

Publicado por Equipo GV 6 Min de lectura

Por Dr. Franco Lotito C.www.aurigaservicios.cl
Conferencista, escritor e investigador (PUC)

“Tu depresión no es un problema técnico, es una señal a la que debes prestar mucha atención” (Johann Hari, divulgador científico acerca de problemas de adicciones y depresión).

El “Trastorno del estado de ánimo con síntomas depresivos” está caracterizado por un patrón general de conductas y funciones cognoscitivas de connotación depresiva, que, generalmente, se presentan al inicio de la edad adulta –en algunos casos puede ser antes–, en diversos contextos y situaciones, y se manifiesta a través de cuatro o más síntomas, entre los cuales se destacan los siguientes:

  1. El estado de ánimo habitual de la persona afectada está dominado por sentimientos profundos de abatimiento, falta de energía, desesperanza, tristeza, desánimo, desilusión, infelicidad, etc.
  2. La concepción o imagen que tiene de sí misma la persona se centra, principalmente, en sentimientos de impotencia, de inutilidad (con frases tales como: “No sirvo para nada”) y de baja autoestima.
  3. La persona se critica, se culpa a sí misma por todo lo que sucede, o bien, se auto descalifica o abusa del auto reproche.
  4. Elucubra, se abstrae y rumia a menudo en su interior, al mismo tiempo que muestra una cierta tendencia a preocuparse por todo.
  5. Puede aparecer ante los ojos de quienes están cerca suyo como un sujeto que está constantemente criticando, que juzga a los demás y que le lleva la contraria a quienes se encuentran en su entorno cercano.
  6. Se muestra ante los otros como una persona con una cierta inclinación a ser pesimista y a pensar que todo va a fallar y a salir mal, bajo el principio de la “profecía autocumplida”.
  7. Es un sujeto que tiende a sentirse culpable por fracasos del pasado, o bien, a sentirse arrepentido por actos o acciones que ha realizado, aun cuando estos actos carecen de gran importancia o están en el pasado.
  8. Hay presencia frecuente de pensamientos sobre la muerte, pensamientos suicidas o intentos de suicidio.

En las personas con un “Trastorno de Personalidad Depresivo” los síntomas no aparecen exclusivamente en el transcurso de episodios depresivos mayores y tampoco pueden ser explicados por la presencia de un trastorno de carácter distímico. El Trastorno Distímico, a su vez, se caracteriza por un estado de ánimo depresivo durante días y la mayor parte del día, con síntomas tales como: pérdida o aumento del apetito, insomnio o hipersomnia, dificultad para concentrarse, donde la principal diferencia entre un trastorno distímico y una depresión, es que en la distimia la sintomatología en menos grave que en la depresión, aun cuando más duradera.

Por otra parte, y de acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), para diagnosticar un “Trastorno Específico de la Personalidad” se requiere detectar un trastorno grave de la personalidad y del comportamiento de un individuo, que se acompañan de alteraciones personales y sociales considerables. En este sentido, los trastornos de personalidad representan un grupo de afecciones mentales en la cuales una persona tiene un patrón prolongado de comportamientos, emociones y pensamientos que es muy diferente a las expectativas de su cultura.

Según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) los “trastornos de la personalidad” tienden a presentarse en la infancia y adolescencia y a persistir durante la edad adulta. Para diagnosticar un Trastorno Específico de la Personalidad  se requiere la presencia de una alteración de la personalidad que no sea directamente atribuible a una lesión o enfermedad cerebral importante o a otros trastornos psiquiátricos, y que reúna las siguientes condiciones:

  1. Actitudes y comportamientos que presenta la persona que carecen de una cierta armonía y que afectan, por lo general, a varios aspectos de la personalidad del sujeto, tales como, por ejemplo: a la afectividad y emocionalidad, a la excitabilidad del sujeto, al control y manejo de los impulsos, a la manera de percibir y de pensar, así como también al estilo de relacionarse con los demás.
  2. La forma de comportamiento anormal por parte del individuo es duradera, de larga evolución y no se limita, exclusivamente, a episodios concretos de enfermedad mental.
  3. La forma de comportamiento anormal de la persona es de carácter generalizado y claramente desadaptativo para un conjunto amplio de situaciones individuales, laborales y sociales. 
  4. Las manifestaciones señaladas previamente comienzan a aparecer durante la niñez o la adolescencia y persisten en la madurez.
  5. El trastorno conlleva un considerable malestar personal para el individuo afectado, aunque éste puede también aparecer en etapas avanzadas de su evolución. 
  6. El trastorno se acompaña, por lo general –aunque no siempre– de un deterioro significativo del rendimiento profesional y social.

Destaquemos, finalmente, que el  “Trastorno de Personalidad Depresivo” se caracteriza por la presencia de pesimismo, tristeza, abatimiento, tendencia a aislarse y querer estar solo, presencia de baja autoestima, sentimientos de inadecuación personal. A estos síntomas lo acompañan, asimismo, una tendencia al perfeccionismo y a la escrupulosidad excesiva, la persona suele ser autocrítica y se devalúa a sí misma. Con frecuencia, se desarrolla posteriormente, un trastorno del estado de ánimo más severo  –Trastorno Depresivo Mayor– que parece representar la variante más extrema del “Trastorno de Personalidad Depresivo”.

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