Un compromiso transformador

Publicado por Equipo GV 3 Min de lectura

Por Cristina Orozco Canelo
Académica educación diferencial, U. Central

En una sociedad donde las desigualdades persisten, la figura del docente de educación diferencial se levanta como una esperanza y cambio, especialmente en contextos vulnerables. Los y las docentes no sólo tienen la tarea de enseñar; asumen la responsabilidad de construir puentes que conecten a sus estudiantes con un futuro más prometedor. La realidad en contextos vulnerables de nuestro país, suele estar marcada por limitaciones en el acceso a recursos y oportunidades. En este escenario, los docentes de educación diferencial son un aporte significativo para identificar y atender las necesidades específicas de sus estudiantes. La formación especializada permite adaptar las metodologías de enseñanza, asegurando que cada estudiante, independientemente de su discapacidad, pueda acceder a una educación de calidad.

Más allá del ámbito académico, se convierten en agentes de cambio social. Trabajan con los estudiantes y también con sus familias y comunidades. A través de talleres, charlas y actividades, promueven la sensibilización y el respeto hacia la diversidad, desafiando estigmas y prejuicios que a menudo rodean a las personas con discapacidad. La empatía y el amor por la enseñanza son características fundamentales para enfrentar día a día desafíos que requieren no solo habilidades pedagógicas, sino también una profunda comprensión del contexto socioeconómico y emocional de sus estudiantes. La labor va más allá de las aulas; convirtiéndose en mentores, consejeros y, a veces, en figuras clave de apoyo emocional para sus estudiantes y sus familias.

Se necesitan políticas educativas que apoyen la formación continua, invirtiendo en su desarrollo profesional que no solo beneficia a las y los docentes, sino que tiene un impacto directo en la vida de los estudiantes. La labor del docente de educación diferencial en contextos vulnerables es un acto de valentía y compromiso, disminuyendo o derribando barreras, para fomentar la inclusión y dar oportunidades a quienes más lo necesitan. La dedicación y esfuerzo son la clave para construir una sociedad más justa y equitativa, donde cada persona tenga la oportunidad de brillar. Es nuestro deber apoyar y valorar esta labor, reconociendo que, a través de la educación, se pueden transformar vidas, familias y comunidades.

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