Violencia y escuela, un problema que crece

Publicado por Equipo GV 3 Min de lectura

Por Eliseo Lara Ordenes
Director Pedagogía en Educación Media, Universidad Andrés Bello

Desde hace al menos 10 años, los índices de violencia escolar han aumentado significativamente, a excepción de los años 2020 y 2021 producto del cierre de los establecimientos escolares durante la pandemia. Las denuncias totales esos años en la Superintendencia de Educación fueron de 3.379 y 3.961 respectivamente. No obstante, en 2022 y 2023 la constante de crecimiento volvió, registrándose 16.159 y 17.526 casos en uno y otro año.

De ahí que, al revisar en específico las denuncias en el ámbito de convivencia, vemos que se registraron 12.637 casos en 2023, 585 más que en 2022. Sin embargo, llama la atención que las agresiones o maltrato entre estudiantes representan el 57,7 % del total de los casos denunciados en dicho ámbito. El Mineduc, haciéndose cargo de este escenario en conjunto con especialistas y otros actores sociales, diseñó, dentro del plan de Reactivación educativa, el programa “A Convivir Se Aprende” con la finalidad de mejorar el eje de Convivencia y Salud Mental, propuesto también desde la Mesa Social Covid 19 en 2021.

Dichos programas están mostrando un avance moderado en las comunas que están interviniendo, donde el rol activo de la comunidad educativa en su conjunto es fundamental para lograr mejores resultados. De ahí que, la demanda social que tiene la política pública en educación involucre no sólo a docentes y equipos directivos, sino también a los padres y apoderados, quienes hoy se ven algo alejados de la ecuación.

Por otra parte, también es importante avanzar hacia mejoras en las herramientas que dominan los docentes para afrontar las situaciones de violencia, ya que como muestran los estudios, la mayoría se siente poco preparado para resolverlas.

De ahí que, el problema de la violencia escolar esté siendo una constante en crecimiento, cuyos resultados se están tratando de contener, pero que requieren un mayor soporte formativo, mejorar la salud mental de los docentes y ampliar la participación a otros profesionales en los equipos multidisciplinarios de los establecimientos, ya que los desafíos que hoy enfrenta la educación son mucho más complejos que los que se tenían hace una década atrás.

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