Andrés Fuentes, profesor del Departamento de Industrias de la Casa de Estudios y especialista en combustión, sugiere –entre otros elementos- un trabajo coordinado a nivel de prevención entre los municipios, considerando además a la academia, el gobierno y las Fuerzas Armadas en la detección y combate de estos siniestros.
En los últimos años, la Región de Valparaíso se ha visto azotada por incendios de grandes magnitudes que han afectado, principalmente, las zonas altas de las ciudades de Valparaíso y Viña del Mar. El último de ellos, ocurrido el pasado domingo 12 de marzo, dejó un saldo de ocho viviendas calcinadas, más 230 hectáreas arrasadas por las llamas, afectando directamente a los campamentos Felipe Camiroaga y La Fe, emplazados en las quebradas próximas a la ruta Las Palmas.
Ante tal escenario, Andrés Fuentes, académico del Departamento de Industrias de la Universidad Técnica Federico Santa María, especialista en combustión y actual presidente de la sección chilena del “Combustion Institute”, sugiere una serie de recomendaciones que permitirían enfrentar estos siniestros aunando capacidades tanto en la prevención, la detección del fuego y el combate de éstos.
Entre las sugerencias, el experto apunta a la implementación de una cultura preventiva, liderada por las municipalidades y las instituciones de educación de la Región de Valparaíso, que permita educar a las personas sobre cómo se generan estos siniestros y entregarles así herramientas que les permitan actuar con mayor preparación ante una situación de este tipo. “Integrar como país una cultura preventiva frente a los incendios, tal como existe en caso de terremotos y tsunamis, permitiría que las personas tengan las herramientas y el conocimiento para enfrentar de la mejor manera un tal siniestro”, indica.
Del mismo modo, el académico agrega que “lo que sucede con los incendios que se han iniciado en el bosque, es que muchas veces se propagan rápidamente hasta llegar a la interface urbana, y es allí donde nosotros desde el punto de vista ingenieril, debemos tener la capacidad para proponer soluciones que no permitan el avance de las llamas. En esto la población puede ayudar y ser un aporte, primero entendiendo cómo se genera un incendio y cómo detenerlo”.
En este marco, el académico señala que la mejor medida para frenar el fuego “es cortando uno de los tres elementos fundamentales para que no se propague. Por ejemplo, si elimina el oxígeno disponible, este se apaga. Otra manera sería bajar la temperatura de la llama mediante agua u otros elementos y así eliminar este agente. Por otro lado, sin combustible (vegetación) el problema no existiría”.
El académico explica que las llamas se inician debido a los gases combustibles generados por el mismo fuego (proceso de pirolisis), los que provienen del material vegetal o de la estructura de las casas (elementos combustibles), permitiendo la propagación mediante el aire (oxígeno) disponible, reforzado por el viento, además de la temperatura y humedad del lugar que favorecen a las condiciones de propagación.
Asimismo, señala que muy pocos incendios se producen de forma natural, insistiendo en que la combustión necesariamente se produce por la combinación adecuada de un combustible y aire (oxígeno) en estado gaseoso, situación que es muy difícil encontrar naturalmente.
Responsabilidad compartida
Uno de los principales aspectos que propone Andrés Fuentes para el efectivo combate de estos siniestros, es contar con un organismo que reúna las mejores capacidades de especialistas provenientes desde la academia, el Gobierno, las municipalidades y las Fuerzas Armadas, para trabajar coordinadamente en la prevención, detección y combate de los incendios, organizados bajo un plan estratégico.
“Las municipalidades de la Región de Valparaíso debiesen diseñar un plan maestro estratégico de prevención, que coordine a Viña del Mar, Valparaíso y también Concón, en un trabajo conjunto utilizando todos los recursos disponibles desde el Gobierno, la academia y las FF.AA. En Chile, hay muchas capacidades que pueden trabajar en ello, contamos con cerca de diez expertos a nivel país, que están fuertemente especializadas en incendios forestales”, puntualiza.
Para Fuentes, la creación de este plan maestro debe contemplar desde la prevención hasta el combate del fuego, entendido primero cómo se previene, detecta y combate un incendio. En este punto, el especialista afirma que existen agencias internacionales que han logrado crear una organización efectiva para enfrentar y detener el avance del fuego a las zonas urbanizadas.
“Hay medidas que son fundamentales como el despeje de la vegetación y la recolección de la basura. Pero hay otras medidas que se pueden tomar. Por ejemplo, en EE. UU, cuando ocurre un incendio, hay mucha gente preparada combatiéndolo, pero también hay personal que se dedica a cortar la vegetación y medir “in situ” el frente de llama para desplegar correctamente las fuerzas de combate. Son maneras más estratégicas y tácticas que acá también se pueden replicar”.
En esta línea, Fuentes comenta que en países desarrollados, se mide el largo del frente activo de la llama, lo que permite analizar los metros lineales de frente, obteniendo un promedio que determina cuántos camiones y cuántas personas deben estar combatiendo el fuego.
Además, agrega que “hoy en día hay instrumentos de ingeniería que permiten predecir qué dirección tomará un incendio. Lo interesante es que en la academia existen recursos técnicos que permiten, con precisión y tiempos razonables, determinar hacia dónde se propagará el incendio o, también, corregir predicciones anteriores recalculándolas. Con esto se puede adelantar cuáles serán afectadas y las zonas de combate de un incendio”.
Otra medida que postula el especialista es analizar la vegetación mediante un satélite o vehículos adecuados (dron, por ejemplo), que permita verificar la carga y tipo combustible del sector, determinando por un lado el nivel de riesgo existente, así como la cantidad de bosque (árboles) que debería suprimir para evitar la propagación del fuego. Con estos datos, se podría descongestionar los bosques que presenten casas en sus cercanías, ordenándolos estratégicamente para prevenir el avance del fuego.
Recomendaciones para la ciudadanía
El académico insiste en que la mejor manera de prevenir y enfrentar un incendio, es educando a la ciudadanía e instalando una cultura preventiva en la sociedad. Además, aconseja a la población conocer los emplazamientos cercanos a sus hogares, y en conjunto con los vecinos, organizar el despeje de la vegetación y eliminar la basura que podría provocar una eventual combustión.
Por otro lado, sugiere que la construcción de los hogares se realice con materiales que no sean inflamables, además de preparar los terrenos de una manera adecuada, creando cortafuegos y disponiendo la construcción de las casas de una manera inteligente, basada en distancias establecidas a priori con un modelo pertinente, entre una y otra.
“Es importante que la gente conozca los terrenos donde construye sus casas. Es claro que, si existe mucha vegetación en el lugar, y no se cuenta con las condiciones básicas como el agua, es muy posible que ese lugar sea arrasado por las llamas en un eventual incendio. También es importante que se construyan los hogares con distancias estratégicas para frenar la propagación del fuego, ya que, si están suficientemente alejadas, se puede detener o bajar la potencia del incendio y evitar la posibilidad de re-encender un nuevo foco”,