Enfermedades como Alzheimer, Parkinson o Trastorno del Estrés Post Traumático (TEPT) se verían favorecidas gracias al estudio de investigadores de la U. San Sebastián, en conjunto con el Departamento de Veteranos de Guerra de Estados Unidos.
La investigación, a cargo de la Dra. Valentina Echeverría, comenzó hace más de 10 años cuando ella trabajaba en el Departamento de Veteranos de Guerra de Estados Unidos, luego de observar que los enfermos psiquiátricos y con Trastorno del Estrés Post Traumático fuman más que la población general y que numerosa literatura mostraba que el uso del tabaco disminuía la incidencia de la enfermedad de Parkinson.
Así, la científica y sus colaboradores comenzaron sus investigaciones sobre la cotinina el principal metabolito de la nicotina, descubriendo su alta efectividad como compuesto para enfermedades neurodegenerativas y psiquiátricas. “La función principal de la cotinina en el organismo es aumentar la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad de las neuronas de comunicarse entre sí”, explica. Esto, sumado a las propiedades del krill -el cual se da en abundancia en el sur de Chile- concluyó que esta formulación ayudaría al funcionamiento del cerebro y por ende mejoraría la pérdida de memoria y control emocional inducida por el estrés y otras condiciones.
El año pasado se obtuvo la patente para su uso terapéutico en el Trastorno del Estrés Postraumático y se envió una patente internacional para la combinación con el aceite de Krill, lo que abre nuevas oportunidades de desarrollo médico y comercial para Chile y el mundo.
El Trastorno del Estrés Postraumático se manifiesta después de vivir o ver experiencias muy fuertes que son difíciles de olvidar, como: un accidente, una catástrofe natural, abuso físico, o una guerra. La persona afectada continúa sufriendo los efectos del estrés luego de pasado el peligro. Esta situación puede provocar problemas como: dificultad para dormir o pesadillas; pérdida de la memoria de trabajo, temor constante, sentimiento de soledad; explosiones de ira; preocupación, culpa o tristeza, y aplanamiento emocional los cuales afectan la vida social y laboral de la persona y la de la gente que le rodea.
¿Cómo funciona?
El compuesto podría comercializarse para uso intranasal o comprimido oral. Sin embargo, los investigadores plantean que si se administrara de forma intranasal, llegaría directamente al cerebro a través del nervio olfatorio y los mecanismos de acción podrían ser más rápidos.
Las ventajas de la entrega intranasal de la droga, administradas como gotas de nariz o aerosol nasal, según explica Echeverría son:
– La administración es fácil y no requiere el entrenamiento médico significativo
– No es invasiva
– La entrega al Sistema Nervioso Central es relativamente rápida
– Dosificaciones son repetibles
– Las drogas se pueden empaquetar en una forma portable
– No se requiere ninguna modificación del medicamento y la exposición sistémica se minimiza
– Puede utilizarse con facilidad en pacientes inmovilizados
Actualmente, no existen tratamientos disponibles efectivos para pacientes con TEPT; así el potencial clínico del método de la entrega de la droga intranasal es absolutamente significativo.
Según explica Echeverría, “acá lo interesante es que nuestra corteza frontal es capaz de controlar a la amígdala -que es una región del cerebro que controla la emocionalidad y las repuestas de miedo- entonces cuando una persona experimenta un trauma, se produce una desconexión entre la corteza frontal y la amígdala, y eso provoca que no actuemos racionalmente. Entonces la cotinina con el Krill aparentemente mejora la conectividad entre las células y regiones del cerebro, limitando las repuestas de miedo”.
Esta investigación es la primera patente internacional de la U. San Sebastián (USS) a cargo de su Oficina de Transferencia y Licenciamiento (OTLUSS) y tendrá como contraparte al Departamento de Veteranos de Guerra de Estados Unidos, los cuales cuentan con vasta trayectoria en el desarrollo de programas para el tratamiento del cáncer, lesiones cerebrales traumáticas, estrés post traumático, depresión y prevención del suicidio, entre otras patologías.
Según comenta Echeverría, el estudio se inició cuando ella y el también investigador de la U. San Sebastián, Alexandre Iarkov, se incorporaron a la institución. “Comenzamos a estudiar el uso de esta droga así como su combinación con productos de importancia comercial para Chile y ahí llegamos al aceite de Krill. Así nació la idea de estudiar las propiedades terapéuticas en modelos animales de la combinación con la cotinina. El resultado sugiere que la combinación de estos productos sería más efectiva en conjunto para combatir la depresión inducida por el estrés de inmovilización”.
Se estudia si esta droga puede además en el futuro aplicarse para el tratamiento de otras enfermedades neurogenerativas como el Alzheimer y Parkinson.Este trabajo ha sido apoyado por un proyecto Fondecyt regular de CONICYT y el concurso apoyo a la investigación de la USS.