LA CRISIS DE LA PRENSA ESCRITA

Publicado por Equipo GV 11 Min de lectura

Del 12 al 14 de marzo pasado se realizó en Buenos Aires un Foro Internacional por la Emancipación y la Igualdad, que reunió a personalidades prestigiosas de América Latina, de Estados Unidos y de Europa. Según señalan sus organizadores, se trataba de reflexionar sobre el momento que se está viviendo en América Latina y en algunos países de Europa, donde algunas organizaciones políticas, como Syriza en Grecia y Podemos en España, que conocen bien los avances progresistas registrados en América Latina, están tratando de cambiar el estado de cosas dominante y de aportar soluciones de inclusión social y de rechazo a las políticas de “austeridad”.

Por Nico Schvarz

Noam-ChomskyEn el marco del foro, el responsable de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet, realizó una entrevista de gran nivel a Noam Chomsky, uno de los más prestigiosos intelectuales del mundo actual, al que define como “un hombre que lleva años pensando cómo construir un mundo más justo, menos desigual y con menos violencia”. La entrevista versó sobre los temas candentes de la realidad internacional. Voy a referirme en particular a los aspectos abordados en el tramo final, que tratan sobre el destino de la prensa escrita, a lo que se agregan una serie de consideraciones sobre las revelaciones de Julián Assange y de Edward Snowden en relación con lo que denomina el “imperio de la vigilancia” por parte de Estados Unidos.

La nueva América latina

Pero antes, quiero destacar una coincidencia esencial con la valoración que se realiza en el reportaje sobre del proceso que está en curso en nuestra América Latina. Tanto la pregunta como la respuesta merecen transcribirse. En la pregunta, Ramonet comienza por señalar, con toda razón, que “en 1999 apareció Hugo Chávez en Venezuela, y una serie de países adoptaron programas anti neoliberales, varios gobiernos progresistas empezaron a aparecer en América Latina; primero en Brasil con Lula; después en Bolivia, con Evo Morales; luego en Ecuador, con Rafael Correa; luego en Argentina, con Néstor Kirchner; en Uruguay, con Tabaré Vázquez y Pepe Mujica. Esto se ha extendido en América Latina; y América Latina se le ha ido un poco de las manos a EE.UU.

¿Qué opinión tiene Vd. de estos gobiernos progresistas, en general, de América Latina? ¿Y por qué EE.UU. ha podido encontrarse en esta situación de pérdida de influencia en América Latina?”.

En su respuesta, Chomsky señala que “son acontecimientos de suma importancia en esta parte del mundo, de relevancia realmente histórica”. Traza la historia de América Latina durante 500 años, controlada por los poderes imperialistas occidentales, sobre todo por EE.UU. en el siglo XX. “Pero, a partir de 1999, empezó a cambiar esta situación. Estados Unidos es la potencia que ejerce el mayor dominio en todo el mundo, pero ya no tiene el poder abrumador de destruir gobiernos y de imponer dictaduras militares donde se le antoja”.

Recorre la historia de los últimos 15 años en América, el intento de golpe en Venezuela en 2002, con apoyo de EE.UU.; el golpe en Haití en 2004, en que Francia y EE.UU. se combinaron para el secuestro y envío de Jean-Bertrand Aristide al centro de África; luego el golpe de estado en Honduras en 2009, ya bajo el gobierno de Obama, contra el gobierno de Juan Manuel Zelaya.

Pero ahora –agrega- “América Latina ha dado un paso hacia adelante para lograr cierto grado de independencia. Es el camino correcto hacia adelante. La UNASUR, Mercosur, CELAC son grupos que representan pasos hacia la integración. La CELAC es totalmente novedosa, porque EE.UU y Canadá quedan excluidos, y esto nadie podría haberlo imaginado; era algo inconcebible años atrás.

Todo ello se ve reflejado de varios modos”. Cita entre ellos el hecho de que EE.UU. utiliza a varios países del mundo para aplicar las peores formas de tortura a sus opositores. Muchos países colaboran con estas prácticas aberrantes: son países, de Oriente Medio, África, Europa, pero ninguno de América Latina. Dice Chomsky: “Cuando América Latina estaba bajo el control de Estados Unidos, era un centro global de tortura. Ahora incluso se negaron a participar en este horrendo juego. Este es un cambio muy significativo. Ha habido casos de éxitos, parciales, en América Latina, que ha liderado la resistencia al proyecto neoliberal. También otros éxitos, aunque hay mucho camino que recorrer todavía”.

Ya hemos señalado nuestra coincidencia esencial con este planteo. Lamento, no obstante, que no se haya llegado más lejos, adoptando la caracterización del presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien ha señalado que desde el comienzo del nuevo siglo y milenio América Latina está viviendo, ya no solo una época de cambios, sino un cambio de época. Todos los elementos que aportan, tanto Ramonet como Chomsky, avalan esta definición sobre el carácter de la época que vive nuestra América, y sustentan la lucha de nuestros pueblos por proseguir en el largo camino que resta recorrer, como se señala acertadamente.

La prensa escrita en el mundo de hoy

Entro ahora al gran tema de la prensa escrita en la actualidad. En su pregunta Ramonet realiza un cuadro de la actual situación, señalando “la gran preocupación que existe en el mundo del periodismo sobre la crisis de la prensa escrita”. “”Hay una enorme crisis en la prensa escrita, muchos periódicos están desapareciendo, muchos periodistas están perdiendo su empleo. ¿El periodismo de papel va a seguir existiendo? ¿Qué consecuencias puede tener la desaparición del periodismo de papel?”.

La respuesta de Chomsky a la última pregunta es: “No creo que sea inevitable”. Dice que hay excepciones interesantes, y pone el ejemplo de La Jornada de México, que pasó ser por su difusión el segundo diario en el país y que se lee muy ampliamente, “aunque a la clase de los empresarios no le gusta en absoluto, por lo cual no recibe publicidad”. Pero sí recibe publicidad del gobierno, porque la ley mexicana así lo exige. En síntesis, Chomsky afirma que “La Jornada” es un diario de buena calidad y está sobreviviendo. Creo que no es algo imposible”.

Analiza luego la Declaración de Derechos Humanos de la ONU en lo relativo a la libertad de prensa (artículo 19). Ésta consta de dos aspectos: el derecho a generar una información libre de control gubernamental, pero también el derecho a recibir información y a tener oportunidad de generar información libremente. Lo cual significa sin concentración de capitales. Dice que la prensa rica, compleja e independiente del siglo XIX y principios del XX sucumbió por la concentración de capitales que se invertían en ella y por la dependencia de la publicidad. Cuando se depende de la publicidad, son los anunciantes los que comienzan a tener impacto en el diario.

Un diario moderno actual es un negocio. ”Primero se pone la publicidad, que es lo importante, y después se rellena un poquito aquí y allá con algo de noticias”. Esto lo extiende a la televisión, y señala que tal es la estructura de los medios de comunicación comerciales. “Este tema ha sido una batalla durante siglos”.

Es precisamente a esta altura que deseo introducir mi reflexión, que sintetiza una extensa experiencia personal. Todo el análisis que antecede es impecable, Pero no tiene absolutamente nada de novedoso, y además, no proporciona ninguna salida, ninguna solución para que la prensa (escrita en este caso) pase a desempeñar realmente el papel que le corresponde en las sociedades modernas.

He mencionado muchas veces, y voy a reiterarlo, que hace más de un siglo, exactamente en 1912, el gran tribuno socialista francés Jean Jaurès (asesinado por su tenaz oposición a la primera guerra mundial) caracterizó lo que definía como “la prensa del gran capital” con esta acertada comparación: “Parecen cien campanas, pero las mueve un solo hilo”. Esto no solo sigue siendo cierto, sino que se ha acentuado considerablemente, con tendencia a adquirir rasgos monopólicos, o casi. Basta con observar la gran prensa en el mundo de hoy. Lo importante es ver cómo se lucha, desde los sectores populares y de izquierda contra ese fenómeno monopólico, contra toda la prensa flechada en la misma dirección, a favor de los intereses oligárquicos y contra los sectores populares.

¿Eso se puede hacer? ¿Existe alguna experiencia en ese sentido? Lo primero, como en geometría, es demostrar el teorema de existencia. Y la respuesta es afirmativa, puesto que han existido casos de éxito en Latinoamerica. Y se puede repetir, incluso en mayor escala, en las condiciones políticas y sociales de hoy. Esto es lo que falta, a mi juicio, en el análisis de Ramone y Chomsky. En términos médicos, hicieron un ajustado diagnóstico de la enfermedad. Lo que falta, es el tratamiento, la evolución y el pronóstico.

Complementando lo planteado por  Ramonet y Chomsky. La prensa del gran capital es lo que ya sabemos, en América y en el mundo. Lo mismo acontece, incluso en mayor escala, respecto a la TV.   Y lo que se hizo en el pasado, hoy puede hacerse a una escala mucho mayor, porque la sociedad ha evolucionado positivamente, y eso es válido para toda la América Latina de hoy.

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